Los anuncios de “Se enseñan clases de baile” atraen a personas nerviosas

Martes, 26 Mayo 2015 13:13
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¿Qué hay detrás de los anuncios que se ven por las calles de Bogotá de "Se enseñan clases de baile"?

Plaza Capital siguió el rastro de uno de estos letreros y encontró la historia de Abanico Rítmico.

||| ||| Foto: Ana María Severiche/ Plaza Capital|||
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La información del letrero azul con letras blancas no funciona con volantes, pero sí con la improvisada publicidad de la pintura que está en las paredes, puentes y postes de las avenidas más importantes de Bogotá. El anuncio solo tiene el número, sencillo, estratégico y repetitivo en cada esquina de la Av. Cali así, el que pase rápido en cualquier medio de transporte se puede memorizar el número de “Se enseñan clases de baile”

Desde la Av. Cali con calle 26 hacia el norte, el colectivo negro, en plena hora pico, completamente lleno y con personas colgadas en la puerta, se acerca a la Calle 80. Desde ese momento, hasta Suba, el número de las academias de baile ocupa cada poste y pared igual que el anuncio de “Ciclomotores”. La tipografía era la misma que el de baile, adicionalmente siempre están al lado o paralelamente cerca.

El número de la Av. Cali está fuera de servicio. Sin embargo, por la Av. Suba y Calle 80, hay un número parecido con el mismo anuncio de enseñanza. Este a diferencia del primero sí está habilitado.

Rosalba Casallas respondió al segundo intento de llamada, afirmando que es la actual propietaria y fundadora de la academia Abanico Rítmico, según ella, es una institución de baile que se fundó hace 25 años y hoy continúa su enseñanza en baile para principiantes. Aunque dice ser la propietaria, en el momento de la llamada no sabía la dirección exacta de la academia. Sin embargo, destacó que al día siguiente, en otra llamada podría estar respondiendo inquietudes sobre los cursos y dar la dirección precisa del lugar.

La única sede de esta escuela de baile está en el barrio Bonanza. Son cuatro profesores, de los cuales todos son familia, incluyendo a Rosalba. De la asistencia de 15 alumnos promedio sacan la nómina para estos cuatro trabajadores, adicionalmente pagan los contenidos publicitarios de la calle, los servicios públicos y el mantenimiento del lugar.

El miércoles en la noche, a las 6:30 de la tarde, Rosalba programó una cita para ver una demostración de las clases personalizadas. Había tres estudiantes: dos de ellos con trajes formales y uno de traje casual. Aunque la dueña no estaba, Francy Díaz, su sobrina, estaba cubriendo la clase de salsa que estaba a cargo de otra profesora que no asistió ese día.

La práctica ya lleva una hora, los tres hombres solo miraba sus propios reflejos en el espejo, mientras Francy estaba justo debajo del mismo letrero en cuanto a tamaño y tipografía que está en las calles bogotanas. Hasta las nueve y media cerraron el lugar.

Después de varios intentos de llamada en esa misma semana para contactar a Rosalba, el viernes respondió algunas preguntas informativas sobre los requisitos para entrar a esa escuela y solo mencionó que no se permiten acompañantes.

Aunque están registrados legalmente ante la cámara de comercio y tienen  RUT Sara Díaz la hermana de Francy de 15 años que trabaja esporádicamente como profesora en la academia, según ella: “desde el inicio y hasta el momento han manejado un promedio bajo de matriculados”

Los anuncios azules con letras blancas tienen su propósito. Según Rosalba “Es una publicidad que nos ayuda, es la mejor forma de conseguir el cliente, uno tiene que buscar la forma para el rebusque, además generamos empleo a la gente que hacen los anuncios y la gente se interesa por el lugar”. Según la página Web de Abanico Rítmico “hemos logrado sacar a más de 2.000 alumnos preparados en los ritmos de rumba como salsa, merengue, tropicales, vallenato, tecno reggaetón, vals entre otros, con muy buena autoestima y seguros de sí mismos para relacionarse en sociedad.”.

En las tarjetas de presentación del negocio y en su página web el lema es trabajar con el lema Somos especializados en trabajar con personas nerviosas, ahorrando costos con los letreros por toda la capital y enseñando a principiantes por 150.000 pesos al mes.

La Secretaría Distrital de Ambiente (SDA) afirmó que entre enero y julio de este año desmontó 6.693 pasacalles, pancartas y pendones puestos en puntos prohibidos. Abanico Rítmico meja su publicidad con pintura en espacios públicos, éste a su vez es publicidad ilegal. Aunque Rosalba Casallas no sea la que hace directamente el anunció, reveló que paga por los servicios de anuncios. Sin embargo, reservó el dato de los grupos que lo hacen, pues no solo trabajan con clases de baile, sino con ciclomotores, carpintería, entre otras.

@anaseveric