María Juliana Valenzuela, Ana María Severiche y José González 12/09/2014. 11:27 -5GMT
Los comerciantes informales de esmeraldas en Bogotá, manifiestan su preocupación porque el mercado de estas piedras preciosas, emblemáticas del país, podría desaparecer debido a la privatización de las minas nacionales.
Uno de estos comerciantes es Alexander Peña, más conocido entre los esmeralderos como ‘Piquiña’. Él lleva 25 años trabajando en la comercialización de gemas, y actualmente trabaja en la Plazoleta del Rosario, donde se dan cita decenas de vendedores quienes, al igual que él, venden sus piedras de manera informal.
“Este negocio en un año y medio va a desaparecer”, declaró Alexander, pues según él, la privatización de las minas por parte de empresas extranjeras implicaría una regulación de precios en minerales y la inestabilidad del mercado no asegura un ingreso fijo para los comerciantes.
En contraste y a pocas cuadras de donde ‘Piquiña’ intenta vender sus piedras, está María Eugenia Rojas, propietaria de uno de los locales del Emerald Trade Center (ETC), un centro de negocios y comercialización dedicado a la venta de piedras preciosas de manera formal. Ella asegura que el negocio es incierto debido a que la oferta y la demanda varían, aunque concluye que la presencia de multinacionales en las minas no es un factor de riesgo para su negocio.
Durante los últimos años, las exportaciones de esmeraldas colombianas han descendido un 33%, por esta razón, la Asociación Colombiana de Exportadores de Esmeraldas (ACODES) tiene como objetivo reinsertar al país en el liderazgo del mercado mundial. La preocupación ha crecido debido a que hace cinco años, Zambia remplazó a Colombia en la producción mundial de esmeraldas.
La Federación Nacional de Esmeraldas de Colombia hizo un llamado a los empresarios de la explotación minera para que se legalicen con el objetivo de formalizar la actividad, y así garantizar el ascenso del país en el mercado internacional.
Sin embargo, esa legalización y algunas políticas gubernamentales que favorecen la inversión de multinacionales en el mercado minero nacional, ponen en una situación difícil a los comerciantes informales de esmeraldas que ven cómo su tradicional negocio entra en crisis.