Los viejos vestidos que recorrían el altar en las iglesias han cambiado. Un grupo de jóvenes idearon un nuevo vestido de novios que se iluminará al desfilar en las notarías, las capillas y en la fiesta posterior.
Los inventores trabajaron bajo el concepto de melancolía del pasado y la innovación del futuro. Por eso, utilizaron el encaje como principal material buscando resaltar lo clásico del vestido de novia, agregándole bordados con pedrería los cuales tienen incrustado un circuito de LED. Este va conectado a interruptores textiles, incluidos en la plantilla de los zapatos, los cuales se activan con cada paso de la novia.
En traje solo tiene una manga para representar la feminidad de la mujer. Esa parte tiene un acelerómetro, que es un sensor de movimiento que responde a unos estímulos enviados por Bluetooth (una tecnología que posibilita la transmisión de voz y datos entre diferentes dispositivos) a una consola de sonido. Es decir, mediante los movimientos del brazo de la persona que está vestida, la manga modula el volumen de la música del lugar.
Diferente al velo convencional, el de este vestido está incluido directamente al traje e impide que se pueda ver el rostro de la persona que lo lleva puesto. “Al cubrir la cara de la persona, quisimos poner un velo que es tradicional en un vestido de novia y lo moderno para darle un sentido de incógnita a la mujer que lleva al traje”, señala Laura Manrique, una de las creadoras del traje. Con esto también se quiere manejar el concepto de que en el futuro los rostros de las personas no van a tener mayor importancia, ya que “probablemente no va a haber un modo de interacción tan directa entre ellas”, agrega.
La idea del vestido surgió pensando en un escenario de una pareja en el 2050. “Generamos un escenario prospectivo de cómo podrían llegar a ser un matrimonio en 37 años. Así, llegamos al caso del matrimonio y empezamos a desarrollar todas las configuraciones estéticas de cómo sería el vestido, incluyendo la parte de alta tecnología y el contraste claro con la parte clásica y romántica”, señala Manrique.
El objetivo del traje es que la mujer que lo lleve puesto el día de su boda pueda emitir luces cuando se dirija hacia el altar. Además, que a la hora de la fiesta pueda tener pleno control de esta, mediante la modulación de sonidos.
“Este proyecto se venía generando desde el año pasado, después de crear unos trajes robóticos para la semana de la moda”, señala Andrés García, director de Plataforma Bogotá. Sin embargo, “este se pudo llevar a cabo gracias a la dirección y participación de Amor Muñoz, artista conocida internacionalmente por la creación de bordados por los que circulan energía eléctrica”, añade.
Por ahora, al traje se le continúan haciendo arreglos en materia electrónica para exponerlo temporalmente el 9 de abril en Plataforma Bogotá. Allí también se mostrará un traje “fantasmal” que produce luminiscencia que se puede ver por medio de la cámara del celular, uno que se alumbra con el canto de ópera y otro de transmisión -FM, de corta señal, que transmite paisajes sonoros y mezclas de sonidos, usando partes del traje como antena.