Como era de esperar las redes sociales estallaron en contra de todo lo que estuviera relacionado con la “Tricolor” y en general había un sentimiento colectivo de indignación que era palpable en el ambiente. Todo era crispación por esa seguidilla de partidos, la gente no daba crédito a que la selección fuese goleada de esa forma.
A veces da la sensación que para el futbol y el bochinche es para lo único que nos unimos en Colombia, me pregunto cómo sería todo en este país si usáramos toda esa cólera, indignación y unidad para protestar en contra de casos como las 74 masacres obradas en lo que va del 2020 por grupos al margen de la ley, el asesinato en serie y sin tregua a líderes sociales, la corrupción en las altas esferas gubernamentales, el agravado abandono estatal en lugares como el sur del país, La Guajira, El Chocó y ahora que salieron a la palestra por situaciones tan tristes como lo fue el huracán, lugares como las islas de San Andrés y de Providencia.
Lo cierto es que mientras que el martes muchos estaban pendientes de cómo la selección ecuatoriana le daba un baile futbolístico a la selección nacional, otros, una muy pequeña cantidad de individuos residentes del archipiélago de San Andrés y de Providencia estaban en medio de los escombros y miseria dejados al paso del huracán Iota. En la repercusión mediática y da la sensación de que en las prioridades nacionales post-derrota pasó a ser lo más relevante el futuro de Queiroz y la situación anímica de James y compañía.
No digo que ver a la selección tenga que ver con el dantesco huracán, ni que ver futbol esté mal, ni que la gente tenga que andar por la vida en procesión por las desgracias que ocurren en el país. Yo me considero un enfermo por el deporte rey y muchas alegrías y penas en la vida, las he pasado por cuenta de éste, por mucho que me tachen de “mamerto” o “fastidioso” por escribir esto. Honestamente, pienso que es incomprensible y absurdo ver cómo la ira se apodera de la gente en lugares como Twitter o Facebook por 90 minutos de fútbol y no dicen nada de la mierda por la que estamos pasando desde ya hace muchos años en la nación.
Desde luego, no hablo de los energúmenos de las redes que pasan su valiosísimo tiempo tirando improperios a diestra y siniestra e incluso llegando a los extremos de amenazar y desear la muerte a gente que no conocen de nada solo por el hecho de pensar de manera distinta a ellos. De gente así no se puede esperar mucho en materia de sensatez.
Hablo de la gente del común, gente que quizá por desinformación, desinterés o temor a ser señalado prefiere dejarse llevar por el curso desalentador curso que lleva el país. Esa gente es la que debería hacer valer sus convicciones e ideas por algo que vaya más allá de un partido de fútbol. Las prioridades como concepto no pueden ser en un país digno un cúmulo de cosas sin trascendencia real si al final los verdaderos problemas y acontecimientos, la selección tendrá altos y bajos, algún día golearemos y otro, nos volverán a golear pero el día a día del país y nuestra gente es infinitamente más importante si queremos algún día progresar como país.
Algo está fallando en la conciencia colectiva colombiana...
Viernes, 20 Noviembre 2020 16:44
Escrito por Diego Alejandro Maldonado Mendez
Las prioridades de la conciencia colectiva colombiana en las actuales circunstancias muestran un preocupante caso de indolencia e ignorancia. En la reciente fecha de clasificación al mundial de Qatar la selección Colombia ha decepcionado de sobremanera a la afición al recibir dos contundentes palizas en tan solo 5 días, a manos de Uruguay en Barraquilla por el marcador de 0-3 y de Ecuador en Quito con un humillante 6-1.