La Sevillana tiene el aire más contaminado de Bogotá  

Martes, 21 Noviembre 2017 16:56
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Industrias, vehículos de carga y transporte público, vías destapadas, quemas ilegales, hacen que esta zona supere la media nacional permitida en niveles de contaminación.

 

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Angie Moya, vendedora ambulante, y Otilia Buitrago, habitante del sector de La Sevillana, coinciden en que basta con caminar unos minutos por el cruce de la autopista Sur con avenida Boyacá, en el suroccidente de Bogotá, para sentir dificultad al respirar, percibir que la visibilidad se reduce y fastidiarse por lo fuerte de los olores en el ambiente.

Según estudios del IDEAM, esta zona tiene el aire más contaminado de la ciudad. El sector cuenta con gran cantidad de industrias (detergentes, zapatos, cervezas y gaseosas, concentrado de animales, aceites, entre otras), además de los vehículos de carga pesada que transitan durante las 24 horas del día. El humo que sueltan los exhostos crea una capa gris de olor penetrante. También están las vías destapadas que desprenden polvo y las quemas ilegales de madera y cauchos.

Seis de las 18 empresas sancionadas por la actual administración de la ciudad, por excederse en emisiones contaminantes, están localizadas en La Sevillana, como informó a Plaza Capital la Secretaría Distrital de Ambiente. La zona se llama así debido a una fábrica de aceites homónima allí ubicada. Esta todavía funciona en el mismo lugar, pero ya no mantiene el nombre. Sin embargo, el sector adoptó y se denominó La Sevillana, cubriendo unas 10 cuadras a los alrededores de la fábrica.

Una vendedora de dulces del sector, quien se ubica siempre entre dos industrias, afirma que  padece sinusitis crónica. El interior de su nariz se inflama y le impide respirar, causando dolor y rasquiña. “Cuando las fábricas empiezan a soltar humo, siento un ardor terrible, me duele toda la nariz, a veces hasta la frente y el mentón; me ha hecho llorar esa sensación”, cuenta. La mujer de unos 27 años, quien prefirió no dar su nombre, dice que a pesar de que toma medicinas, no usa elementos como el tapabocas porque “se ahoga más”. Según ella, su médico le dijo que la enfermedad se volvió crónica por las condiciones en que trabaja.

A casi dos cuadras de la vendedora, está ubicada una bomba de gasolina en la que trabaja Benjamín Sánchez. “Cuando me tocan turnos en la noche, trabajamos con los buses del SITP; esos vehículos no se apagan mientras los tanquean y uno termina inhalando todo ese humo. Cuando llego a mi casa, me duele la cabeza terrible”, afirma. Decidió empezar a usar tapabocas que compra él mismo, porque, a pesar de haberlos solicitado varias veces a la empresa, no se los han dado.

El impacto de la contaminación

La Subred Integrada de Salud de Suroccidente, que incluye a todos los centros de salud de esta zona de la ciudad, señala, a través de su boletín mensual, que la inhalación de partículas contaminantes tiene serios efectos a la salud. En las personas sanas puede generar síntomas respiratorios como irritación nasal, tos y dolor de cabeza. La situación es más grave para  los Grupos Sensibles (niños menores de 5 años, adultos mayores de 60 y personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares), para quienes el efecto es la aparición de las enfermedades o la complicación de las mismas.

Entonces, el primer impacto por la contaminación del aire va directo a la salud de la población. Así lo explica Óscar Guerrero, encargado de estudios ambientales del IDEAM, quien afirma que, incluso, a largo plazo puede haber accidentes cerebrovasculares, es decir, se llega a afectar el sistema nervioso.

Guerrero menciona que el nivel de contaminación también afecta la calidad de vida: “primero, la visibilidad del exterior, uno ve menos cuando está más contaminado. Además, hay gente que sale a hacer ejercicio y en ese sector particularmente es más riesgoso, porque respiran con más frecuencia e ingresa más aire a su organismo”. Dicha situación es recurrente en la zona, porque existe una zona residencial contigua a las industrias, y tiene parques con juegos para niños y elementos para ejercitarse.

Están, también, quienes no se ejercitan por gusto, sino porque es la naturaleza de su trabajo.  John y José, por ejemplo, son bicitaxistas en La Sevillana. Durante jornadas de unas 12 horas diarias, llevan trabajadores a las fábricas más lejanas a la autopista. Por eso, están mucho más expuestos a inhalar los contaminantes en el ambiente. Como cuenta uno de ellos: “uno empieza la jornada con todas las ganas muy temprano, pero tipo 11 de la mañana se comienza a sentir el aire, el ambiente pesado y toca bajarle al ritmo, porque uno se cansa mucho más”.

La zona constantemente supera el límite máximo permitido de contaminantes y su calidad del aire oscila entre “Moderada” y “Dañina para la salud para Grupos Sensibles”, según el Informe de Calidad del Aire de 2011 a 2015 del IDEAM, en el que se evidencia la crítica situación de La Sevillana. Como dice Óscar Guerrero, “si esta es la zona más contaminada, es un llamado de atención al gobierno local a que haga más control, porque el tema es delicado para la población”.

Sin embargo, actualmente el Distrito no está llevando a cabo un programa específico en pro de mejorar la situación de La Sevillana. El único antecedente es el Plan Decenal de Descontaminación del Aire, que va a nivel distrital y se empezó a implementar en 2010. Óscar Ducuara, subdirector de Calidad del Aire, Auditiva y Visual de la Secretaría Distrital de Ambiente dice que la nueva administración de la ciudad encontró un plan “muy amplio y ambicioso”, por lo que por ahora sólo trabajan en adaptarlo a las necesidades reales de Bogotá.

¿Cómo debería trabajar el Distrito?

El subdirector de Calidad del Aire de la Secretaría de Ambiente afirma que el Distrito, para regular los niveles de contaminación del aire, debe realizar controles tanto a fuentes móviles (los vehículos) como inmóviles (las industrias).

Los controles a los vehículos de carga pesada y de transporte público se realizan en los patios y paraderos para no entorpecer el tráfico de la ciudad. Si el vehículo sobrepasa el nivel permitido, se inmoviliza y es llevado a patios.

Para las industrias, cuando se detecta en flagrancia el exceso de emisiones, la Secretaría Distrital debe sellar la empresa, obligándola a parar sus actividades. El siguiente paso es realizar un proceso para legalizar esta restricción. Se puede sancionar a la industria con multas de hasta 5.000 salarios mínimos y no se le permite reanudar sus actividades hasta que demuestre, con estudios ambientales, que ya no se excede en contaminantes. 

Lo que puede hacer la ciudadanía

Ducuara también indica que los ciudadanos son actores importantes para cambiar las condiciones del aire del sector, con acciones como, por ejemplo, la denuncia de industrias y vehículos.

También, prácticas como el uso de la bicicleta y transporte no motorizado, caminar y compartir el carro construyen una “movilidad amigable”, beneficiosa para el ambiente. Además, las entidades distritales insisten en adquirir buenos hábitos de conducción. Por ejemplo, el acelerar fortuitamente y frenar a continuación genera desgaste de llantas, gasta gasolina y se emite humo, partículas que son contaminantes.

En La Sevillana, la situación ha sido crítica durante mucho tiempo. Por eso, afirma el subdirector de Calidad del Aire de la Secretaría de Ambiente: “no es caprichoso nuestro restrictivo seguimiento a la zona suroccidente de Bogotá, ahora todos nuestros esfuerzos están puestos allá”. Mientras los ciudadanos, como Angie Moya, afirman que “aquí nunca se ha hecho nada, y habrá que ver cuánto tiempo más seguirá así”.