Durante años, la doctora Angélica Barrera estuvo sumida en una relación plagada de persecuciones, desconfianza y acoso. La persona a la que amaba resultó no ser quien creía.
Esta es la historia de una mujer que, como muchas otras colombianas, fue víctima de violencia psicológica, y además uno de los rostros del 36,5% de los casos en los que el victimario es la pareja, según el Instituto Nacional de Salud.
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Todo se remonta al 2008. Ese año, en un curso de teniente en la reserva del Ejército, el camino de Angie, como la conocen sus allegados, se cruzó con el de Fabio López, quien era el coronel director. La química entre ellos fue innegable y no esperaron mucho para dar inicio a un romance que parecía de película.
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La doctora Barrera empezó una relación con aquel hombre gigante, de casi 2 metros de altura y espalda ancha, buenos modales y bien vestido. Sus halagos, atenciones y buen humor rápidamente enamoraron a esa mujer seria y disciplinada. No se necesitaron sino unos pocos meses maravillosos para que Fabio se colara en los fines de semana que Angie antes dedicaba única y exclusivamente a sus hijas, quienes a pesar de tener dudas al inicio, pronto se dejaron cautivar por aquel hombre aparentemente afable.