Con la expansión paramilitar, este fenómeno tuvo su punto álgido en el 2002, llegando a contabilizar 6556 casos en territorio colombiano en tan solo ese año. Con la complicidad de agentes del estado, los paramilitares buscaban no incrementar las cifras de masacres y asesinatos en el país. Además de eliminar objetivos políticos y ocultar cualquier prueba sobre lo ocurrido y la autoría del crimen. Veinte años después, las familias continúan exigiendo la verdad que les fue arrebatada.
Paula Johanna Muñoz · Desaparición Forzada, tras una violencia silenciosa