XIII Estación: Los hijos del pueblo son entregados

Martes, 18 Mayo 2021 20:20
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“María ve morir a su Hijo, Hijo de Dios y también suyo. Sabe que es inocente, y que ha cargado con el peso de nuestras miserias. La Madre ofrece al Hijo, el Hijo ofrece a la Madre.”

Durante el paro, muchas familias se han quedado sin hijos, esposos, hermanos, primos, tíos, padres y amigos. Personas que, como en otros casos, se van convirtiendo en un número más para el Estado, pero que ahora el pueblo le pone rostro, edad y fecha para recordar la lucha que está marcando la historia del país.

Muestra artística||| Muestra artística||| Karen Rojas @kyroja.photos|||
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Después de 21 días de paro nacional van más de 50 víctimas mortales a manos de la fuerza pública en tan solo dos semanas que lleva el paro. Para dimensionar la gravedad de la situación, pensemos en las protestas de los chalecos amarillos en Francia donde hubo 11 muertos en dos años y no todos a manos de la policía; retomemos las protestas de Hong Kong, con dos muertos y ninguno a manos de la Fuerza pública o podemos mencionar que durante todo el 2020, en Estados Unidos, los policías americanos asesinaron 55 civiles.

Al parecer, la frase que se replica en los muros de las calles de Bogotá “Se ve que matar no es pecado cuando el asesino es el Estado” muestra la realidad de lo que está pasando en el país. En donde el #NosEstanMatando llena las redes sociales acompañado de videos y fotografías que dejan ver la brutalidad y exceso de violencia que la policía y el Esmad ejerce en contra del pueblo bajo órdenes de superiores que están lejos de mancharse las manos con sangre. Ahora, en el país se sienten los gritos desgarradores de una madre, luego de perder a su hijo o hija, los llamados de auxilio de las jóvenes que han sido violentadas sexualmente por integrantes del Esmad, el llanto de quienes han sido atacados en sus propios hogares; se siente la impotencia de un Estado indolente que busca sus intereses y hace oídos sordos a un pueblo que clama justicia y equidad sin más muertos, ni mártires, ni héroes que caen en las garras de gobernantes y son entregados al pueblo luego de arrebatarles la vida. 

Con esta serie de hechos desastrosos, nos queda la ilusión y esperanza de ver día tras día a quienes siguen resistiendo con la bandera de Colombia acuestas, el deseo de querer un país mejor a pesar del gran riesgo en el que se convirtió el hecho de salir a las calles. Nos queda seguir en pie de lucha, educándonos, haciendo pedagogía, cuestionando a nuestros líderes, ideologías y conociendo nuestra historia para no estar condenados a volver a repetirla.