Plaza Capital entrevistó a Antanas Mockus, uno de los políticos más reconocidos en el país y que encabeza la lista al Senado por Alianza Verde para las elecciones legislativas que se realizarán el próximo domingo 11 de marzo. En esta charla el excandidato presidencial habló sobre sus propuestas para combatir con la corrupción, apostarle al emprendimiento, apoyar los acuerdos de paz con la guerrilla de las Farc y mejorar la educación.
Inclusive habló de las razones que lo llevaron a regresar a la escena política, su estado de salud y si está en capacidades para asumir un cargo político, ya que desde hace ocho años Mockus padece Parkinson. La postulación al Congreso del otrora alcalde de Bogotá fue una novedad, puesto que vuelve a ser candidato para un puesto político después de casi 7 años de estar distante de la política.
¿Por qué decidió lanzarse al Senado?
Claramente hay una huella que se nota cuando viajo por Colombia. La gente me reconoce y me expresa mucho cariño, no todo el mundo, pero digamos una fracción importante de la gente sí. Entonces eso es algo muy rico, la popularidad es algo a lo que uno se aficiona. Pero también aparece el sentido del deber, de que con esa confianza hay que hacer algo.
En un documental que se llama La Vida es Sagrada, a mi madre le hacen la pregunta “¿Y qué ha hecho su hijo?”, entonces mi madre dice “Nada”, entonces todo el público se sorprende en ese momento y ella misma aclara “Si le decimos que ha hecho algo, dejará de hacerlo”. Y es un poco del saber de esa idea de aprovechar lo que significo yo para la sociedad colombiana y hacerlo de la manera que sea viable para Colombia.
Además quiero tener la investidura de senador porque esto me permite interlocución con distintas instancias del Gobierno e interlocución con la sociedad a través de los medios.
Usted propone el respeto a la vida, pero lo llama la ‘vida sagrada’. ¿En qué consiste?
El artículo 11 de la Constitución es muy bello, dice: “El derecho a la vida es inviolable. No habrá pena de muerte”. Entonces siento un enorme orgullo por pertenecer a una sociedad que pone el derecho a la vida por encima de todo.
Colombia ha tenido niveles de homicidio altos, hoy en día estamos como en un tercio de lo que estábamos en los años 70’s y 80’s0. El homicidio se combate con la justicia, con la Policía, con la Fiscalía, pero también se combate en el púlpito, en la casa, el barrio, la comunidad y en una gran cantidad de contextos en los cuales es clave que la gente sacralice la vida.
Cuando uno dice la vida es sagrada expresa un ideal de sociedad donde nadie pierda la vida por iniciativa de otro ser humano. También está el suicidio, pero en Colombia la tasa de suicidios es menos de la mitad de la mundial, mientras que la de homicidios que ha bajado a un tercio sigue siendo tres veces mayor que la mundial.
Una de sus propuestas dice que es necesario apoyar y proteger el acuerdo de paz con las Farc
Hay un principio en derecho que dice las cosas se deshacen como se hacen. La democracia implica defraudación probable e indeseable de quien gobierna. Cuando la estructura de un gobierno es democrático, cabe la posibilidad de que un gobierno, digamos jurídicamente, se considere no obligado por los acuerdos de La Habana, entonces estos tendrían unos costos de legitimidad muy grandes.
En un estudio sobre estilos de negociación que hacen una comparación internacional describen que los colombianos solemos despertarnos, esto sobre el acuerdo, arrepentidos porque todavía no hemos logrado lo que queremos, y eso a los negociadores internacionales les parece algo completamente inaceptable y nos piden más.
Por ende, necesitamos aprender a negociar de una manera que nos sirva para relaciones internacionales, para comercio exterior. Para eso tenemos que empezar a negociar cumpliendo, entonces algo tan importante como los acuerdos de La Habana no se pueden planear incumplirlos, hay que dedicarnos a máxima voluntad a cumplirlos.
Por eso hay que hacer el legítimo esfuerzo por cumplirlos, no porque le gusten a uno, sino porque simplemente eso fue lo que se puso en la mesa para obtener la dejación de armas y entonces eso fue exitoso. Además, que Colombia tiene una larga tradición en el terreno internacional que se resume en la frase Pacta sunt servanda, que significa los pactos deben ser cumplidos.
¿Eso es latín?
Sí, es latín. Los pactos se cumplen. O sea, los acuerdos de paz tienen una división jurídica, y ahí se puede discutir si puede haber clausulas en la Constitución y cuál es el estatuto de los acuerdos de paz.
En algún momento las Farc asumieron en que las 310 páginas del acuerdo se volverían parte de la Constitución, pero solo sugiere que eso no es posible, entonces se previó el desarrollo con reformas constitucionales y legales en donde el gobierno presentaría proyectos de ley para ir desarrollando los acuerdos.
Eso lo ha hecho en parte el Congreso, pero también se ha resistido en el conjunto. Entonces el incumplimiento incubaría una situación con efectos impredecibles, una desmoralización de los intentos de reformar la sociedad de manera pacífica.
¿Para usted cómo serían las estrategias principales para combatir la corrupción y redistribuir los recursos públicos que se pierden en distintos casos de corrupción?
Hay un consenso muy grande en el país en torno a lo nefasta que es la corrupción, no es claro si se acompaña de una voluntad suficiente. El referéndum anticorrupción puede que nos libere, pero como ha pasado con otras consultas, como por meter demasiadas cosas, como en el referéndum que impulsó el presidente (Álvaro) Uribe, no resultó. Entonces, la paradoja es que llevamos un referéndum y un plebiscito que han sido derrotados en franca ley, pero el impulsado por nosotros es más seguro que pase.
¿Por qué razones es más seguro que pase?
Porque la gente está cansada. Pero bueno, en este momento me queda difícil contestar con precisión al tema del referéndum, hay una especie de disciplina en el partido que exigiría que primero yo ventile mis diferencias en el interior de la organización. Porque para que se apruebe el referéndum se necesita un consenso grande en el Congreso.
¿Cuál es su propuesta principal para brindar recursos a la educación superior y a los jóvenes egresados?
Creo que hay que luchar por la pertinencia. Hay que lograr que el respeto que la sociedad le siente a los maestros se traduzca en una actitud de familias, estudiantes y padres. Una actitud de alianza, de tarea conjunta, me explico, con solo cambiar la familia no basta, solo cambiar las clases no basta, solo cambiar lo que se enseña introduciendo con más fuerza el inglés, ciencias, matemáticas.
Se necesita que la gente entienda que cada niño colombiano que se este educando hace parte de un proyecto nacional de consolidación de la soberanía de consolidación de una Colombia menos dependiente y más autónoma. El país debe escoger con qué países compite, si seguimos compitiendo en petróleo, níquel, carbón nos vamos a seguir condenando a un destino trágico, difícil, pues nos sobreaguamos, pero no hemos construido la base sostenible de nuestra economía.
Si uno se acostumbra a gastar sin preocuparse cuáles eran sus fuentes de ingresos futuros puede terminar quebrado o mal acostumbrado, como del famoso ‘Dios proveerá’. Entonces no podemos depender del Dios proveerá, la construcción de capacidad productiva es una tarea objetiva.
Por eso estamos promoviendo el “tictac” el tema del tiempo, de que se nos acaba el tiempo. “Tictac” también es una invitación a que la educación debe sincronizarse más con los retos de convivencia y los retos de productividad, y si hacemos esas dos cosas con suficiente escala y calidad el futuro pinta despejado. Si no logramos que Colombia sobresalga por la calidad de la educación nos veremos en aprietos.
Las cifras dicen que Colombia es uno de los países con mayor desigualdad socioeconómica en el mundo, entonces ¿qué se debe hacer para combatir esta otra problemática del país?
El mundo tiende a ser más desigual en este momento. Pero eso no es un argumento automático para decir “no hagamos nada con la desigualdad”, simplemente significa que es difícil colocar la agenda pública de acción de gobierno en el superamiento de las desigualdades.
Es decir ¿usted cómo le explica a un niño o niña que su padre o su madre ganan 40 veces menos que los padres o madres del compañero de curso? La desigualdad es de lo más difícil de justificar. En manera de verlo, es un poco provocador decir que no me duele tanto que los ricos ganen mucho, lo que deben es por la calidad y cantidad de su trabajo merecerse lo que ganan, pues hay ricos vagos y ricos pilos.
Creo que es clave estimular a los ricos hacia el emprendimiento. Se puede hacer evolucionar vía tributaria, promocionar una igualación progresiva en materia de patrimonio y en producto de materia de ingreso. Unos estudios muestran que Colombia necesita inversión pública y si se hace bien hecha se potencian los factores de productividad nos hace más competitivos.
Una pregunta fuera de tema, ¿usted cómo se encuentra de salud actualmente?
Pues bien, tengo que tomar pastillas, como pudo ver usted, cada tres horas. También tengo una suerte enorme de que la enfermedad camina muy despacio, cuando inició el pronóstico de ocho años yo fui un poco injusto con el equipo médico. Pero realmente siento que puedo aportar y la gente que está a mi alrededor siente lo mismo.
¿Y usted se siente en condiciones para volver a asumir un cargo político?
Pues sí, la respuesta corta es sí.