Erick está próximo a cumplir 17 años y cursa décimo grado en un colegio público de Bogotá, ve clases sincrónicas de 9:00 de la mañana a 12:30 del medio día. De lunes a viernes y tiene algunos espacios asincrónicos. Desde mayo del 2020, cuando descargó TikTok, ha incorporado en su rutina de la mañana ver, antes de salir de su habitación, videos de esta aplicación que salen en la opción “para ti” y las publicaciones nuevas en su feed de Instagram. Desde la primera vez que abre estas apps en el día solo tienen que pasar 20 o 30 minutos para que las revise de nuevo.
Aunque Erick usa Instagram desde hace tres años, reconoce que ha aumentado el consumo de esta aplicación durante la pandemia. “Más o menos gasto unas diez horas al día en estas dos aplicaciones: mientras estoy en clases, cuando como, mientras hago tareas, antes de dormir. Cuando paso mucho tiempo sin verlas siento estrés y no puedo contenerme”, comenta, incluso, su mamá ha optado por desconectar el Wi-Fi o bajar los tacos de la luz algunos días entre semana para que su hijo pueda concentrarse al hacer tareas. A pesar de esto, el joven no reacciona de forma violenta. Más bien, reconoce que pasa mucho tiempo conectado a estas aplicaciones.
¿Cuándo hay un problema?
Durante las cuarentenas se presentó un aumento en el uso de redes sociales en adolescentes de aproximadamente tres horas diarias según Dylan Collins, director de SuperAwesome, una empresa en pro de mantener la seguridad para niños y jóvenes en internet. Es decir, actualmente los jóvenes pasan entre seis y ocho horas diarias en estas aplicaciones, lo que representa un considerable aumento si se compara con las cifras arrojadas por el estudio realizado en 2018 por Tigo y la Universidad Eafit que reveló que los niños y jóvenes colombianos gastaban entre 3 a 5 horas usando redes sociales.
La psicóloga clínica Paola Lora Reyes explica que empieza a generarse ansiedad cuando la persona pierde control sobre el uso de estas aplicaciones. “Aunque algunas veces no se presentan síntomas físicos, hay síntomas emocionales. Por ejemplo, experimentar tristeza, enojo o estrés desmesurado cuando un tercero les restringe el uso de redes sociales”. Otros indicadores de adicción son el descuido de las actividades personales y académicas, de los momentos en la familia, así como el sedentarismo. Frente a esta situación, David González, psicólogo estudiantil, afirma que hay un gran impacto en la socialización cuando se usan redes sociales. “Ya no estas adentrándote en un escenario social para hacer cosas en conjunto, las interacciones son asincrónicas: es la ilusión de la coincidencia”. Se generará una dificultad para integrarse a un grupo o compartir con otros en vivo y en directo, se vuelven susceptibles a desarrollar una baja autoestima porque están buscando que los valoren constantemente, ya que esto es lo que encuentran en redes.
Signos de alerta
Isabella tiene 13 años, le gusta el patinaje y el baile, así que suele ver este tipo de contenido en internet, sobre todo en TikTok. Mientras tiende la cama pone videos de fondo y, por las noches, se queda dormida conectada a esta red social. Uno de los signos de alerta que explica la psicóloga clínica Paola Lora Reyes es permanecer conectado hasta altas horas de la noche a redes sociales, alterando el ciclo del sueño y afectando el rendimiento físico y mental de la persona. Además, al estar expuesto al celular y a estímulos de las redes momentos antes de dormir puede generar insomnio.
Otro indicador de alerta es la pérdida de la noción del tiempo en estas redes sociales. “Es muy normal escuchar que dicen: cinco minutos más, pero esos cinco minutos se convierten en una cantidad de tiempo indefinida. También cuando las personas no pueden estar sin revisar las notificaciones. Es decir, no permitirme tener notificaciones pendientes o estar revisando si comentaron o le dieron ‘me gusta’ a lo que publique”, afirma Lora Reyes.
Este es el de Sofía, una joven de 16 años que vive cerca a Bogotá. Suele ver historias de sus amigos en Instagram y recetas y comedia en TikTok. Lo primero que hace cuando se despierta es ver estas aplicaciones, aunque a veces siente que entre video y video de 15 segundos pierde la noción del tiempo y se queda allí mucho más de lo que tenía previsto. “Uno pierde todo el tiempo que quiera en TikTok e Instagram. Además, las dos redes se vinculan entonces estoy en Tiktok y aparece algo interesante para mirar el perfil en Instagram, salto a esa otra red y después me quedo ahí”.
¿Qué se puede hacer?
Para finales de marzo del 2020, la ONU registró que más 156 millones de estudiantes habían dejado de asistir a sus colegios en América Latina, lo que generó que las redes sociales fueran un mecanismo de los jóvenes para seguir en contacto con sus compañeros. “En momentos de aislamiento, las redes sociales son necesarias e importantes, el problema es el uso excesivo. De todas maneras, en ningún caso recomiendo que menores de 15 años tengan redes sociales pues esto afecta su desarrollo social”, explica Lora Reyes.
Esta fue la decisión de Patricia Ortiz, quien le dio a su hijo celular cuando cumplió 14 años, siguiendo las recomendaciones de un médico psiquiatra. “Aunque a Sebastián sí le gusta ver muchos videos, sabe que a las 7:00 de la noche ya tiene que dejar de ver el computador y el celular. Empieza clases temprano entonces todo el día ahí metido no me parece”. Para Sebastián no es difícil dejar de usar estos dispositivos, aunque no haya terminado de ver un video o de jugar. Por su parte, Isabella afirma que desde que inició las clases este año se ha propuesto no mirar estas redes mientras está en clase, así que deja el celular lejos de su alcance o donde no lo pueda ver. Además, en horas de la tarde, su mamá le pide que deje el celular y que hablen sobre lo que ocurrió en el día.
En el caso de Sofía ocurre algo similar, desde que empezó a usar el celular mientras comía, su mamá le restringió su uso en esos momentos y se involucró en el tipo de contenido que su hija consumía en TikTok, volviendo este espacio uno de compartir en familia. Además, la joven es consciente de que estas redes son un distractor mientras está en clase por lo que decide quitar el Wi-Fi del celular para evitar la tentación.
Algunas alternativas
Si los adolescentes tienen redes desde temprana edad, la psicóloga Lora Reyes recomienda que se establezca un horario para el aprovechamiento del tiempo en el que se propongan diferentes actividades como la lectura, el ejercicio, responsabilidades académicas y del hogar. Considera que entre semana es necesario dejar solo una hora de uso de redes al día. Compartir con la familia y el ejemplo de los padres influye en el manejo del tiempo que los hijos ocupan en redes. Es recomendable acudir a terapia con psicología clínica si se generan reacciones violentas por parte de los hijos cuando los padres ponen normas en el tiempo de uso de redes sociales. Tenga en cuenta que esta situación no solo afecta a menores, así que revise si podría estar cayendo en comportamientos de adicción y póngase límites usted mismo.