“Algunas veces lloraba porque sentía que ya no le importaba a mi familia”: la realidad de un adulto mayor a la espera de la vacuna

Viernes, 12 Marzo 2021 08:25
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El riesgo de contagio por Covid-19 no es lo único que han tenido que soportar los adultos mayores este último año. Las afectaciones emocionales, que derivan en mentales y en físicas, un problema entre la población más adulta y  vulnerable al virus. Contamos la historia de Rita Julia Riaño, de 78 años, quien confiesa sus pensamientos y sus sentimientos vividos en primera persona durante los confinamientos desde el inicio de la pandemia y con ella, las prolongadas restricciones a la movilidad.  

Rita Julia Riaño dedicó sus días de soledad a escuchar música de sus artistas favoritos en su tocadiscos||| Rita Julia Riaño dedicó sus días de soledad a escuchar música de sus artistas favoritos en su tocadiscos||| Alejandra Jiménez|||
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  • Coautor 1: María Alejandra Jiménez Bustos
  • Coautor 2: María Valentina Matiz Bernal

Rita Julia Riaño, de 78 años, comenzó a sentirse abandonada por su familia durante los primeros cuatro meses de la pandemia. El incremento en la carga académica y laboral que hubo con la virtualización de la educación, junto con las cuarentenas obligatorias, hizo que para su familia fuera más difícil visitarla. Rita esperaba sola en aquella casa de tres pisos donde vive ubicada en el barrio La Cabaña, en la localidad de Fontibón. Cuenta con nostalgia lo triste que fue despertar cada día sola, sin poder salir a hacer sus caminatas en el parque, con miedo de ir a comprar lo del mercado y terminar contagiada. Un miedo que crece a medida que recuerda que hace parte de la población más vulnerable y que además sufre de diabetes. Recuerda que esos primeros meses “fueron muy duros, algunas veces lloraba porque sentía que ya no le importaba a mi familia, me entristecía no escuchar el ruido de los aviones que durante años escuchaba y veía a través de la ventana”.

Para la psicóloga Juliana Uribe, el encierro es una situación que genera grandes cambios a nivel emocional. “El no poder desarrollar las mismas actividades que antes y el estar solos nos lleva a presentar, en algunos casos, episodios de depresión o ansiedad” por lo que es importante hacer otro tipo de actividades para que estén más activos y permitan que el encierro sea más llevadero para los adultos mayores. Según la psicóloga, la compañía es un factor fundamental que disminuye el impacto, a nivel psicológico y emocional, de los ancianos frente al encierro. “El simple hecho de ver más personas, así no hablen con ellos, hace que no se sientan solos”. Lo importante es que no se pierda la comunicación, que los adultos mayores vean el apoyo de sus familias, si no pueden ir a visitarlos por miedo a algún contagio, les lleven comida, para que no sientan que han sido abandonados. Explica que la sensación de abandono genera cambios de conducta en varios de los adultos mayores que hoy deben permanecer solos en casa.

“Por ejemplo, muchos pueden optar por dejar de comer, como un mecanismo de defensa para decir por qué me está pasando esto a mí, u otros entran en pánico cuando ven tantas noticias de muertes por el coronavirus, que incluso le da miedo salir de la habitación por temor a que se contagien”, asegura la psicóloga. Las noticias negativas no colmaron de impaciencia a Rita, pero el no saber de su familia la volvía ansiosa: “es una sensación entre rabia y tristeza”. Rita no está muy relacionada con la tecnología, por lo cual, muchas veces le resulta difícil contestar las llamadas que recibe desde su teléfono móvil. “A mí por más que me expliquen no voy a entender cómo usar ese aparato”, confiesa con severidad. Esto hizo que por semanas no hablara con nadie, sus familiares la llamaban, pero nunca obtenían respuesta.

Esta situación iba en contra de su estilo de vida puesto que tiene alma de narradora, ama contarle sus anécdotas a cualquier persona que le haga la conversación. Se aburría en casa estando sola, sin poder narrarle a nadie su vida. Con lágrimas cuenta que para pasar el rato hacía un aseo exhaustivo todos los días en la casa. “Terminaba muy cansada, con dolor de espalda y las manos ampolladas, pero pues era lo único tenía por hacer, me daba miedo salir”. Sin embargo, en los últimos dos meses, los adultos mayores, que como Rita están agobiados por la situación, han puesto sus esperanzas en la vacunación. Según el epidemiólogo Juan Manuel Cordovez es importante empezar la vacunación por la población más vulnerable y susceptible a síntomas graves. Al igual que como se está haciendo en otros países, en Colombia se está siguiendo la sugerencia que hizo la OMS de cortar el contagio y disminuir drásticamente la mortalidad, priorizando a los adultos mayores.

“La reactivación económica, aunque un poco lenta en nuestro país, solo es posible si se reduce el número de contagios, además debemos brindar por la salud de nuestros viejitos”, sostiene. Tanto Cordovez como la población de adultos mayores que están a favor de la vacuna, son conscientes de que el contagio va a continuar. “Esta etapa hace que se sientan más seguros, más libre y tranquilos”, asegura el epidemiólogo.

Rita Julia se muestra emocionada ante la idea de vacunarse, sueña con poder volver a su “vida normal”. Pese a que con el pasar de los días decidió no estancarse en ese dolor y empezó a realizar otro tipo de actividades que solía hacer en su juventud, manifiesta que este ha sido un año tedioso. Retomó su labor de costurera, decidió remodelar ella misma su casa y creó una huerta en el patio. Actividades que permitieron que el tiempo pasara un poco más rápido y que el encierro fuera más llevadero. “Con el tiempo mis dos hijos y mi nieta volvieron a visitarme, pero no es lo mismo. A nosotros nos gusta mucho viajar e ir de paseo los fines de semana, y ya no podemos. También me ha hecho mucha falta ir a misa y hablar con mis amigas, son muchas cosas que extraño, pero con el tiempo uno se termina acostumbrando”.

 

¿Qué significa ser vacunado?

“Quién sabe hasta cuando llegue la vacuna. Dios quiera que sea pronto”, afirma con resignación Lucia Rincón de 75 años. Su respuesta a la vacunación es un sí rotundo, pues cree que eso le permitiría calmar a su familia y asegurarle que al menos, aunque salga con tapabocas podrá comenzar a ir por las papas, los lulos y a cortarse el pelo con más tranquilidad, actividades que se vio obligada a detener por el miedo de su familia de un posible contagio. Con desesperanza, tomándose el tinto de la tarde, cree que la vacuna va a tardar más de lo esperado pues ella ni siquiera entra en la primera fase del plan nacio0nal de vacunación y esto lo sabe muy bien ya que, “se la pasa viendo noticias” como graciosamente lo explica entre risas. Pero, aunque sus deseos de volver a la vida sin tapabocas y sin alcohol antiséptico por todas partes son enormes. Aún expresa sentirse nerviosa por contraer el virus y afectar a los integrantes de su familia.

Según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) ocho de cada diez muertes por Covid-19 corresponden a personas de 65 años o más, siendo está la población más vulnerable frente a este virus.  Ante esto, la etapa de vacunación en adultos mayores, la cual representa el 13% de toda la población colombiana, (es decir cerca de 6’700.000 habitantes) significa un respiro, una voz de aliento y de tranquilidad para estos abuelos. El pasado nueve de marzo la ciudad capitalina habilitó 400 nuevos puntos para iniciar la vacunación en mayores de 80 años. Para la psicóloga Juliana Uribe esta etapa de vacunación ciertamente trae cambios en las dinámicas sociales de esta población. “Digamos que para aquellos abuelos que están en los ancianatos esto resulta muy motivante, porque hay muchos de estos lugares que entraron en aislamiento desde marzo del año pasado, lugares en donde nadie entra ni sale, sino para lo estrictamente necesario y esto significa que estos ancianos ya pueden volver a salir con sus familias y estar tranquilos, claro está que esto debe hacerse una vez sean vacunados”.

 

¿Cómo va la vacunación en Latinoamérica?

Después de casi un año de decretarse cuarentena estricta en marzo de 2020 viene lo que parece ser un desenlace. En varios países de Latinoamérica como Chile, Argentina, Brasil, México, Panamá, Bolivia y Colombia ya se inició la primera etapa de vacunación. Sin embargo, los efectos de la vacuna contra el Covid-19 siguen dejando interrogantes en la población más vulnerable. ¿Qué tan efectivo resulta el plan de vacunación en la población mayor? ¿Qué tan riesgoso puede ser aplicarse la vacuna siendo alérgico a algunos medicamentos? Estas son algunas de las preguntas que se hacen a diario adultos mayores que esperan ser vacunados en la primera fase.

Para Francy Elena de Lozano, una mujer de 87 años que pertenece a la pequeña población de adultos mayores que no se ha visto mayormente afectada por la pandemia. A pesar de su enfermedad base, asma crónica, manifiesta no tenerle miedo al COVID. No ha salido de su casa durante toda la pandemia, pero ha logrado distraerse con sus nietos viendo novelas y tejiendo. Sentada en la sala de su casa, se muestra emocionada ante la posibilidad de vacunarse, le parece “una muy buena idea”, pero al mismo tiempo le preocupa las consecuencias que puede traerle la vacuna, debido a que es alérgica a varios medicamentos y se desconoce el procedimiento que las instituciones de salud deberían seguir en estos casos. En Colombia no se ha hablado mucho del tema. No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no recomienda la aplicación de la vacuna Pfizer en personas que hayan reaccionado con alergias al polietilenglicol y al polisorbato.

Pese a estas dificultades que puedan existir con la vacunación, Julia, Francy y Lucia no pierden la esperanza. Hace dos meses, después de nueve meses de encierro, Rita decidió irse de paseo con su familia, lo cual la llenó de mucha alegría y motivación. “No pudimos disfrutar por completo del viaje porque muchos lugares estaban cerrados y debíamos respetar todos los protocolos de bioseguridad y como que también estaba un poco ese miedo de contagiarnos, pero fue algo que me emocionó mucho”. Hoy, al igual que para gran parte de los adultos mayores, la llegada de las vacunas al país es un motivo de esperanza para retomar con tranquilidad ciertas actividades que tuvieron que ser suspendidas por la pandemia. A Rita Julia Riaño esta noticia la llena de mucha esperanza, una vez vacunada planea irse de viaje con su familia. “Obviamente debemos seguir cumpliendo con lo del tapabocas y el gel, pero después de tantos meses de encierro (...) estoy muy emocionada por eso”, comenta eufórica.