Huerta Hayuelos: un proyecto comunitario que promueve nuevas alternativas para jóvenes consumidores

Viernes, 09 Octubre 2020 22:18
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Este emprendimiento nació en medio de la pandemia como una excusa para salir del encierro. Después de cuatro meses de su inauguración, ha logrado que jóvenes consumidores tengan otra visión de su entorno, fomentando las actividades agrícolas y artísticas.

Los jóvenes han tomado la iniciativa de ayudar y ser parte de este proyecto.|La comunidad se reúne para participar en distintas actividades recreativas.|Los sábados por las noches los jóvenes realizan presentaciones artísticas|Los jóvenes decidieron pintar los murales que rodean la huerta||| Los jóvenes han tomado la iniciativa de ayudar y ser parte de este proyecto.|La comunidad se reúne para participar en distintas actividades recreativas.|Los sábados por las noches los jóvenes realizan presentaciones artísticas|Los jóvenes decidieron pintar los murales que rodean la huerta||| @HuertaHayuelos|@HuertaHayuelos|@HuertaHayuelos|@HuertaHayuelos|||
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La Huerta Popular y comunitaria Hayuelos es un proyecto que se inició en junio de este año, en la localidad de Fontibón. La Huerta está en uno de los parques ubicado entre el canal San Francisco y el Humedal Capellanía. En este momento cuenta con una variedad de cultivos sembrados por los miembros de la comunidad, especialmente por varios de los jóvenes que antes se reunían en el lugar para el consumo de sustancias psicoactivas. Al estar situada en un parque permite el desarrollo de actividades recreativas que antes no eran posibles.

Según Nancy Tovar, una de las fundadoras de este proyecto, la huerta surgió como un mecanismo de seguridad para el sector, antes considerado peligroso al ser un lugar solitario, transitado especialmente por jóvenes consumidores. “Antes las personas no iban hasta el fondo del parque, les daba miedo porque era peligroso, ahora vamos con mucha más tranquilidad y hay más gente, eso volvió el lugar más seguro”, afirmó.

Hasta el día de hoy los miembros de este grupo han venido trabajando en la transformación de este lugar en un aula ambiental para reuniones sociales, en donde los jóvenes tengan la oportunidad de ver el sector como un espacio de recreación y participen de actividades artísticas.

Los fines de semana las personas se reúnen para presentar distintos espectáculos a la comunidad como el canto, el malabarismo y los payasos para entretener a los niños. Mientras que entre semana dedican las mañanas a practicar yoga y en la tarde, junto con otros grupos generacionales, se reúnen para abonar la tierra y regar las plantas. En la noche son los jóvenes quienes se quedan a compartir tertulias alrededor de una fogata. Estas actividades dieron origen a cuatro grupos participativos.

“Contamos con un grupo de artistas que se reúnen los miércoles y los sábados a cantar, hacer malabares y yoga, algunos de los que están en este grupo son muchos de los que antes veíamos por ahí consumiendo. El otro grupo que surgió fue el de la parte académica, quienes son los encargados de las capacitaciones y ese tipo de cosas, y hay otro solo de mujeres que se reúnen para hablar de los derechos de la mujer y el otro es de adultos mayores, a ellos les gusta trabajar pico y pala”, afirmó Nancy.

A este proyecto se unieron niños, jóvenes, adultos y ancianos, para invitar a otras personas y explicarles en que consiste el proyecto, llevar residuos orgánicos, realizar talleres para niños, e incitar a que lo jóvenes aprendan cosas distintas y estudien todo lo relacionado con el cultivo.

Según Nancy, la huerta abrió sus puertas para unir a los vecinos, quienes permitieron que esto fuera posible gracias a las distintas donaciones que han brindado, y ayudando a sembrar papa, lechuga, tomate y hortalizas.  Así mismo, los jóvenes decidieron pintar los murales que rodean la huerta y que antes habían sido rayados por ellos mismos, evidenciando, según Nancy, un cambio de actitud y forma de hacer las cosas.

Este proyecto, que al principio no tenía tantas expectativas, fomentó el autocontrol de los jóvenes, dándoles perspectivas diferentes. “Estos procesos sociales han contribuido a mejorar las relaciones, los vínculos entre los habitantes de la comunidad, es decir, se ha logrado un cambio social. Se ha pasado de la desintegración, a la creatividad, a la reciprocidad y al compromiso”, explicó la trabajadora social Adela Bustos.

Debido al crecimiento de este trabajo comunitario y a las estrategias implementadas, la Huerta Hayuelos ganó el premio a los cinco mejores emprendimientos comunitarios, convocatoria organizada por la Universidad Uniminuto. Igualmente, han contado con el apoyo de distintas instituciones como el Jardín Botánico y la Alcandía de Fontibón, apoyo que ha favorecido a que más personas, de todas las edades, se vinculen.

Ante esto, Adela asegura que estos espacios generan un mayor sentido de pertenencia por toda la comunidad y también por los jóvenes, lo cual indirectamente influye para que disminuya el consumo.

Así mismo, Nancy reitera que es importante no dejar solos a los jóvenes, ya que, si ellos ven el apoyo de los vecinos, pues ellos también se van a ir vinculado y se van a ir quedando. De la misma manera manifiesta la esperanza de que a futuro este emprendimiento permita que, cuando haya cosecha, se le facilite el alimento a cualquier persona que lo necesite.

Hasta el día de hoy, este proyecto ha logrado que los jóvenes eviten el consumo de sustancias psicoactivas delante de las personas que se reúnen en este espacio, y decidieron cambiar su actitud para fomentar las actividades para niños, jóvenes y ancianos, que no cuentan con espacios suficientes de recreación en el barrio.