Bogotá vs el cambio climático: una carrera contra el reloj

Jueves, 23 Mayo 2019 11:50
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Seguridad alimentaria, acceso al agua y aumento en las temperaturas son los mayores problemas que enfrentaría la ciudad frente al cambio climático.

Centro de Bogotá||| Centro de Bogotá||| @Raúl Cuellar en Pixabay|||
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La capital de la República es la ciudad con más riesgo de sufrir los efectos del cambio climático. Esa es la conclusión del informe del “Análisis de Vulnerabilidad y Riesgo” realizado por el Ideam (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales) en 2017.  

Dicho análisis, realizado a escala departamental, municipal y con un pronóstico para los próximos 70 años, muestra que la seguridad alimentaria es el mayor reto de la ciudad, pues hay un 30,9% de riesgo, considerado un riesgo muy alto, de sufrir afectaciones al suministro de alimentos. De igual, forma los recursos hídricos se ven ampliamente amenazados con un 3,9% de riesgo. A pesar de parecer poco, para el Ideam la amenaza también se considera muy alta, ya que podría afectar la vegetación de los páramos, las quebradas o los ríos y por ende la capacidad que tienen estos lugares de absorber agua y conservarla.  

Los desafíos con el suministro de agua ya se pueden ver de cerca en los barrios. Cuenta Pablo Valbuena, guía turístico de 30 años, que hace muchos años la quebrada Las Delicias, al oriente de la ciudad, era una especie de acueducto comunitario para los barrios Bosque Calderón Tejada, Olivos y la Universidad Politécnico Grancolombiano, pues los abastecía de agua. Sin embargo, cree que ahora es muy difícil que llegue a abastecer a tan siquiera uno de esos barrios. Las crecientes en la quebraba, que antes podían durar 12 días, ahora es común que no pasen de dos. 

Pablo ha vivido toda su vida en las cercanías de la quebrada y es especialista en observación de aves. Para él, los efectos del cambio climático ya se están sintiendo en el sector aledaño a Las Delicias. El motivo es la acumulación de gases en la atmósfera, que generó una disminución de las precipitaciones en las zonas de páramos y de alta montaña. “Llueve mucho en la ciudad, pero en los cerros y páramos no llueve”, asegura. 

Bogotá tiene cinco páramos en sus cercanías y son fundamentales para garantizar el abastecimiento de agua. Solamente el páramo de Chingaza aporta alrededor del 75% del agua de la ciudad, con una pureza del 95%. Según Felipe Triviño, hidrólogo y profesor de Ingeniería Ambiental en la Universidad Manuela Beltrán, hay un riesgo importante de desabastecimiento de agua en la ciudad para el mediano-largo plazo. “Sí, en algún momento, vamos a tener desabastecimiento de agua. Esto de continuar con la tendencia de calentamiento. El cambio climático no lo podemos controlar, entonces, hay que tomar acciones y a nivel distrital se está planificando optimizar los sistemas que se tienen y el aumento de la cantidad de agua que fluye por los ríos”, asegura. Plaza Capital solicitó información a la Secretaría Distrital de Ambiente sobre las acciones que está tomando la administración local, pero no obtuvo respuesta.

 

Infografía por Daniel Ayazo. Hecho con Canva en base a información de WWF y Fundación Humedales Bogotá. 

 

Por su parte, Valbuena expresa preocupación por la falta de voluntad política y sobre todo ciudadana para hacer un buen uso de los recursos, después de todo la quebrada que ha visto por 30 años se está viendo seriamente afectada por la disminución del volumen de agua.  

No solo las acciones locales afectan a la quebrada. El panorama internacional del calentamiento global también la está dañando. De acuerdo con una publicación del año 2018 hecha por la Organización de Naciones Unidas, ONU, las consecuencias del aumento en la temperatura global serán la pérdida de ecosistemas y desastres naturales como inundaciones o deslizamientos. Por esa razón resulta de vital importancia mantener el calentamiento global en el límite de 1.5 grados Celsius entre ahora y 2150, dice la ONU. 

Las recomendaciones y el análisis que hace la ONU se complementan con otro estudio realizado por el Ideam en 2012. Allí, se indica que Bogotá podría presentar una reducción de las precipitaciones del 18,4% en promedio y el panorama parece alarmante, pues para el año 2071 las precipitaciones en la ciudad podrían llegar a disminuir hasta un 46,9%. Es decir, la cantidad de agua que cae se reduciría casi en la mitad para ese año. 

Otra amenaza para el acceso al agua que enfrentarían los ciudadanos sería el aumento en la temperatura, ya que el estudio pronostica un aumento de 2,7 grados Celsius. Este valor está muy por encima del límite establecido en los Acuerdos de París para el cambio climático, en los que 195 países, entre ellos Colombia, se comprometen a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, el metano, el óxido de nitroso, entre otros. De esta manera se busca detener el calentamiento global. 

Para Silvia Gómez, directora de la ONG Greenpeace, es importante tener en cuenta la importancia de los páramos, porque a medida que no se den lluvias suficientes y la temperatura suba, va a haber una escasez de agua. “Los bogotanos nos vamos a dar cuenta de lo valiosa que era nuestra agua y lo increíble que era abrir la llave y no darse cuenta de la importancia de un ecosistema que la provee, la almacena, la limpia, la cuida y no la bota hacia abajo”, afirma.

Frente a ello, el hidrólogo Triviño añade que no existe un riesgo alto para el páramo de Chingaza en el corto plazo, pero que en el largo plazo sí podría llegar a verse afectado. Por otra parte, el aumento en las temperaturas haría que las personas gastarán más agua y, al mismo tiempo, disminuirían las precipitaciones en zonas cercanas a los páramos. O sea, se consumiría más agua y llovería menos.  

 

Infografía por Daniel Ayazo. Hecho con Canva en base a datos del Observatorio Ambiental de Bogotá. 

 

Suministro de alimentos en riesgo 

El cambio climático no solo afectaría a las fuentes de agua, sino que también tendría efectos negativos en la disponibilidad de alimentos y el acceso a ellos. Así lo indica el “Análisis de Vulnerabilidad y Riesgo” del Ideam que ubica a Bogotá con un riesgo del 30,9% en abastecimiento de productos agrícolas.  

Según Alejandro Arias, experto en seguridad alimentaria y profesor de ciencias biológicas y ambientales, las plantas se verán afectadas por el aumento en las temperaturas y eso podría ocasionar un cambio en los tipos de cultivos. “La temperatura acelera o retrasa lo procesos de las plantas y los afecta, en ese sentido, las adaptaciones de los cultivos en el tiempo no son tan rápidas y podemos estar perdiendo productividad en muchas regiones. También, pueden llegar a cambiarse los tipos de cultivos que se están sembrando”, asegura. 

En la Plaza 12 de Octubre, Engativá, la comerciante Yolanda Peña, de 40 años, ya ve sus ventas afectadas después de casi una década de trabajo. Ella vende frutas y verduras en un pequeño puesto comercial elaborado con las canastas de plástico y los costales de los alimentos. Mientras pica una zanahoria sobre una tabla vieja de madera, Peña narra cómo está siendo afectada a causa de la escasez de algunos productos que suben de precio, ya sea por sequías, paros o largos inviernos. “La gente se vuelve reacia a comprar los productos que están caros y si a nosotros los distribuidores nos los venden caros, pues nosotros los vendemos a un alto precio. Por ejemplo, ahorita la arroba de yuca está a $100.000 pesos, o sea, ha subido $20.000 pesos por el derrumbe de la vía al Llano”, indica. 

Los precios en los alimentos serían uno de los riesgos para la seguridad alimentaria, pero para la Alcaldía de Bogotá la cuestión fundamental es, de nuevo, el agua. El Plan Distrital de Gestión de y Cambio Climático, 2015-2050" indica que la disponibilidad hídrica en los terrenos de producción agrícola de Cundinamarca puede llegar a disminuir desde un 20% hasta un 60% para el año 2050. Esto teniendo en cuenta que casi la mitad de los alimentos frescos que ingresan a la capital provienen de este departamento.  

Manuel Montaña, quien vende carne desde hace 17 años en la Plaza 12 de Octubre, muestra su preocupación por las pérdidas económicas y el exceso de lluvias que se presentarían en el futuro, ya que los pastos se dañarían y por ende las vacas no tendrían mucho para comer. “Nosotros no sufrimos tanto por el calor porque podemos bajar a la profundidad, ahí siempre hay agua. Pero cuando llueve demasiado no hay nada que hacer y toca ir sacando lo que mejor es para el consumo”, segura.  

Montaña se refiere al exceso de las precipitaciones en algunos sectores, pues el cambio climático puede ocasionar sequías o lluvias constantes. Según explica Alejandro Arias, “se pueden presentar aumentos en las precipitaciones en zonas alejadas de los Cerros Orientales, mientras que en estos las lluvias disminuyen”. 

Volviendo a la plaza de mercado, Montaña asegura que está perdiendo entre 500 y 800 pesos por libra de carne y que a él le ha tocado asumir esa pérdida. Los clientes conocen cuáles son los precios y no están dispuesto a pagar más. Además, el comerciante convive con una incertidumbre: no sabe si con el cambio del clima pueda llegar a perder aún más que ahora.  

 

Infografía por Daniel Ayazo. Hecho con Canva en base a datos de la Secretaría Distrital de Ambiente. 

 

El panorama, sin embargo, tiene solución. Arias afirma que la producción de alimentos tiene que adaptarse al cambio climático por medio de tecnologías que permitan hacerlo como los invernaderos. “Nos vamos a ir a adaptando a cultivos en diferentes condiciones, incluso utilizando la agricultura protegida, es decir, el manejo de invernaderos en donde uno puede ir controlando las temperaturas y las condiciones climáticas”, sugiere. 

Sin embargo, para Silvia Gómez, no se posible conformarse con la adaptación. La carrera es contra el reloj y sobran unos pocos años para intentar frenar el calentamiento o por lo menos tratar de que la temperatura no suba más de 1.5 grados Celsius. “Considero, junto a otros científicos, que el cambio climático y la contaminación por plástico son los problemas más graves de nuestra generación. Somos la última generación que tiene la capacidad de hacer algo y no podemos pasar de largo”, afirma.  

Según expertos y activistas, los efectos del cambio climático van a afectar a Colombia y a Bogotá de manera importante. Los más perjudicados van a ser los ciudadanos y comerciantes como Pablo, Yolanda y Manuel, las vidas que se esconden detrás de los números divulgados. Es difícil pronosticar cuál será el futuro de la quebrada Las Delicias o cómo le irá en los próximos años a los comerciantes en la plaza 12 de Octubre. Lo cierto es que son urgentes las acciones para intentar mitigar los efectos del cambio climático a los más de 9 millones de habitantes del área metropolitana de Bogotá.