Las abejas son una de las especies más importantes en el ciclo de vida humano, debido a que son las encargadas de polinizar la flora, que constituye el alimento de múltiples especies. De esta forma, su desaparición generaría graves daños a actividades destinadas a la alimentación humana, tales como la ganadería y agricultura. Sin embargo, el uso de pesticidas está acabando con las colmenas de las zonas rurales del país. Según informó el Colectivo Abejas Vivas a EL Espectador, cerca de 15.677 colmenas fueron envenenadas por herbicidas de las 46.186 reportadas en Colombia.
El constante uso de agrotóxicos ha obligado a las abejas a desplazarse del campo a la ciudad, donde se alojan en los postes de luz, tejas de viviendas y parques. Este hecho ha llamado la atención de algunos estudiosos del tema, entre ellos, Gino Cala, ingeniero de alimentos, quien observó el aumento de abejas en la capital.
Por lo tanto, cuando la curiosidad llevó a interrogarle sobre cómo había dado con el tema de las abejas, recuerda que todo inicio por casualidad. Desde que vio un documental en Discovery Science sobre las abejas y desde ahí quedó “enganchado”. Según cuenta, durante su formación como ingeniero de alimentos un tema que siempre estuvo presente fue el incentivo de crear empresa. Así, en el 2017 se presentó y clasificó como uno de los ganadores de la convocatoria organizada por la Universidad EAN, para la investigación y desarrollo de proyectos autosostenibles. En este sentido, “la idea era darles una mejor calidad de vida- a las abejas- en un espacio urbano al instalar apiarios en la ciudad”, asegura el experto.
Sobre los apiarios
El proyecto tuvo en cuenta factores como la mansedumbre. Por este motivo trabaja con abejas africanizadas la especie Apis mellífera (conocida como abeja del aguijón o de la miel) para facilitar su manipulación, estudio y adaptación a las ciudades.
Además, el proyecto busca incentivar la preservación de las abejas a través de la apicultura urbana, que en otras ciudades como París está obteniendo resultados positivos en la producción de miel para el consumo humano. También, entre la labor de las abejas está, la polinización que resulta ser más beneficiosos para los humanos, puesto que permite aumentar la producción y calidad de frutos como la fresa, mora y uchuva.
Sin embargo, tal como lo plantea el ingeniero, se trata de no competir con la apicultura tradicional a partir de una producción responsable. El proyecto busca generar un vínculo con las universidades para que las investigaciones científicas puedan dar luz sobre industria nacional. Por este motivo, la Universidad Jorge Tadeo Lozano ha abierto sus puertas a Cala y a su equipo para la instalación de un apiario que consta de cuatro metros de alto por siete metros de ancho.
El apiario en la Universidad Jorge Tadeo Lozano
La terraza del Edificio Administrativo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano fue el escenario escogido gracias al atractivo que representa para estos insectos su cubierta gris, su cercanía con los cerros orientales y el acceso a fuentes hídricas. Aunque el concepto del apiario en esta sede es meramente urbano, las abejas pueden abastecerse de alimento para mantener la colmena. Al tratarse de una cubierta gris fue necesaria la elaboración de una estructura para salvaguardar a las abejas de las condiciones climáticas de la zona.
El profesor y físico, Germán Benavides, fue el encargado de elaborar la estructura en la que se desarrollarán investigaciones relacionadas con la elaboración y procesamiento de productos apícolas. Según comenta, se espera que la investigación permita elaborar y procesar productos apícolas aptos para consumo humano en los laboratorios de la universidad Jorge Tadeo Lozano. A su vez, la estructura aplica lo que Cala denominó como “economía circular” pues la estructura busca que todos lo usado retorne a la tierra. En este sentido, en la construcción del apiario se optó por usar la guadua, un pasto que alcanza una longitud de 25 metros y cuya tala no produce mayor impacto ambiental.
Sin embargo, la construcción de la estructura no fue nada fácil, puesto que su propósito es resguardar a las abejas de los fuertes vientos, lluvias y radiación solar. A eso se suma que el edificio administrativo de la universidad fue declarado patrimonio arquitectónico. Era necesario crear un diseño llamativo capaz de soportar las condiciones climáticas que no modificara la arquitectura.
El experto señaló que “Se elaboraron cinco maquetas, nos exigieron un diseño especial para el proyecto que no contrastara mucho con el edificio”. De esta forma, por medio de un ensamblaje hecho con envases de gaseosa, se creó un domo amigable con el ambiente y separado de la infraestructura para preservar el edificio.
El resultado final fue una estructura simula un árbol con un “nido” en su parte superior, que espera albergar inicialmente cinco colmenas separadas por una distancia de dos metros entre sí. El funcionamiento del apiario estará acompañado por una de las propuestas de TadeoLab que busca monitorear en tiempo real el comportamiento de las abejas desde cualquier dispositivo móvil. De esta forma, los usuarios podrán tener acceso a lo que sucede al interior y exterior de las colmenas por medio de un sistema de sensores y cámaras.
Finalmente, la iniciativa, tiene un enfoque socio- ambiental, que busca intervenir otras cinco localidades de la ciudad, incluidas Usme, Santa Fe, Chapinero, Sumapaz y Ciudad Bolívar. Por medio de la instalación de colmenas para actividades apícolas, el proyecto se propone contribuir a la comunidad para que los usuarios puedan obtener un beneficio económico y ecológico a través del cuidado de estos insectos