Pocos conocen más de esfuerzo y compromiso que un deportista. Miércoles diez de la mañana y bajo el sol apabullante, Laura Alejandra, una joven menudita y de rasgos finos, lo deja todo en la cancha. El cansancio se apodera de su ser, el aire escasea y su frente se encuentra perlada por el sudor. Alejandra, como prefiere la llamen, no se detiene. Una de las grandes figuras del tenis colombiano y la numero uno en su categoría, sabe que el éxito parte de la voluntad y el brío.
Desde los ocho años practica con ímpetu y la rutina no la cansa: “Yo salía del colegio, comía cualquier cosa y me iba a entrenar”, comenta mientras se limpia el sudor de la frente y bebe de su botella de agua. Flexiona sus piernas, las lleva con ayuda de sus manos hasta su pecho y retorna a su posición inicial. Todos los días a las 9:30 a.m. tres series, de 30 repeticiones cada una, de ejercicios lumbares son realizadas sin falta en la pista.
Los músculos del abdomen se contraen, los brazos son víctimas de espasmos y un jadeo es expulsado. Laura es consiente que ese coctel hormonal de adrenalina, dopamina y endorfinas, que desencadena en su interior emociones inimaginables, no se lo otorga nada más que la raqueta y la cancha.
Su amor al deporte le ha cumplido sueños y materializado metas. A finales de año, Alejandra dejara el país, becada por su excelente desempeño, se ira a estudiar a Pensilvania (EE. UU) donde tiene la oportunidad de desarrollarse como profesional y continuar practicando lo que tanto le llena.
Las becas por deporte en las universidades nacionales son pocas o inexistentes. Muchas se otorgan de manera parcial y solo si se estudia una ciencia relacionada al deporte o a la actividad física. Los patrocinios o subsidios por parte del gobierno son escasos y aunque existen leyes como la 181 de 1995 que configura el sistema nacional del deporte, sigue siendo un interés relegado para el gobierno del país.
Son las 2 de la tarde y Alejandra se adueña de la cancha. Practica con un compañero, con el ceño fruncido y los labios apretados es la viva imagen de la concentración. Las horas pasan entre ejercicios de espalda, flexiones y lecciones de técnica y táctica.
Pronto llega la tarde y culmina la jornada. Sin el respaldo estatal necesario y dando un salto de fe, Alejandra, una de las grandes deportistas del país, abandonara su hogar y tomara un avión rumbo a lo desconocido. A un lugar que le regalo lo que desde siempre anhelo y aquí fue incapaz de hallar.