Hace 3 semanas Fernando Cárdenas regresó a Colombia luego de nueve años en el exterior. Terminó su doctorado en biocovalencia química aplicada en la Universidad de Oulu en Finlandia hace 6 años y era profesor e investigador de esta universidad. Una tarde de febrero de agosto de 2013 su único amigo colombiano, Fabián, lo recibió en la universidad con gratas noticias.

“¿Viste que nos van a pagar seis millones de pesos mensuales si regresamos a Colombia?”, le dijo su amigo Fabian sosteniendo una tablet  en la que aparecía el logo de Colciencias y el primer boletín de la convocatoria.

“Recuerdo que al principio fui muy escéptico con el programa, nunca creí que una propuesta así fuera a llegar desde Colombia. Yo solo conocía a Fabian y él a mí y como en Finlandia no hay consulado colombiano ni embajada, solo me quedó llamar a  Colombia y pedirle a mi mamá  que fuera a Colciencias  averiguar si era verdad”.

Fernando tiene 34 años y nació en Rionegro, Antioquia. El acento paisa ha de ser algo muy difícil de quitar porque luego de nueve años de sortear los fonemas del finlandés, hoy cuando lo entrevisto aún se le siente el cantado característico del acento. Dice que hasta ahora tras tres semanas de vuelta, su experiencia ha sido maravillosa. Se vinculó al centro de investigaciones e innovación de Corpoica y es profesor  e investigador de una universidad de Bogotá.

La convocatoria sorprendió incluso aquí en Colombia: a los repatriados se les recibiría con beneficios como tarjetas de crédito y débito preactivadas, tasas de interés preferenciales para créditos de vivienda y vehículo, afiliación a caja de compensación familiar, sostenimiento de seis millones de pesos mensuales a parte del salario que reciba en el centro de investigación al que se vincule, incluso hasta boletas para el Festival Iberoamericano de Teatro.

“No lo dudé, era una propuesta muy tentadora. Vivía muy bien  en Finlandia, tengo muchos amigos allá y trabajaba en lo que me gustaba. Sin embargo,  siempre tuve nostalgia de volver aquí a Colombia, de ver a mi mamáy de comerme unos buenos frijoles.”

El conjunto de empresas privadas que pertenecen al programa generaban la oferta de cupos que podían aceptar y los aplicantes proponían el perfil de sus investigaciones, así, al cruzar el sistema, las empresas y un comité evaluador seleccionó los 200 científicos calificados para ser beneficiados por el programa. A Fernando lo llamaron directamente a su casa en Oulu un lunes de mayo del 2013 por la noche al regresar de la universidad. “Me dijeron Aló y como era en español yo supe que era eso. Fue breve, me dijeron que había quedado aceptado y desde ese momento comencé a ponerme nervioso. Volver  a Colombia después de tantos años. “

Se graduó como el mejor de su promoción en ingeniería química de la Universidad Nacional de Antioquia, en 2002 hizo su maestría en Sao Pablo, Brasil y desde allí saltó directo al doctorado en Finlandia gracias a un programa de la universidad. “ Lo que más me costó fue el idioma, pero en Finlandia logre hacer lo que realmente quería. Cuando me fui de aquí de Colombia las oportunidades para quienes queríamos investigar eran casi nulas, más para un joven recién graduado del pregrado como yo. Y en un tema tan poco conocido como la covalencia química aplicada”

Por ser beneficiado, el programa financiarátoda la labor investigativa de la instancia post doctoral que Fernando está haciendo en Corpoica. A través del programa, tiene un presupuesto de 150 millones de pesos para sus primeros dos años de investigación y la idea es que la cosa no quede ahí porque como dice Alexandre Gómez, vicerrector de Investigaciones de la Universidad Nacional. “Investigar es algo a largo plazo y en dos años no se hace mucho pero es un buen comienzo.”

Fernando pertenece al primer grupo de personas con estudios de alto nivel que han vuelto al país gracias este programa pionero. Colciencias ha destinado para este programa más de 17.600 millones de pesos y hasta ahora solo ha culminado su primera etapa. Como Fernando muchos doctores han vuelto al país en las últimas semanas y los cerebros fugados hace tanto tiempo están regresando a nutrir la producción de nuestras universidades y centros de investigación para generar las oportunidades de desarrollo económico y social que permite aprovechar el talento y el potencial de nuestra gente.