'Corramos la tierra', la fundación que promueve ayuda desde Bogotá a La Guajira

Martes, 17 Noviembre 2020 09:35
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'Corramos la Tierra' es una fundación sin ánimo de lucro que viaja en bicicleta desde Bogotá hasta La Guajira con el fin de llevar ayudas, juguetes, útiles escolares, entre otros, a las personas de este departamento. 'Corramos la Tierra' surge tras un viaje de turismo a La Guajira que realizó Ernesto Bernal. En este viaje, él pudo ver de cerca las dificultades, como lo es la pobreza y la falta de acceso a servicios básicos, que viven las personas de este departamento.

Un juguete, un granito de felicidad|Tierra a la vista.||| Un juguete, un granito de felicidad|Tierra a la vista.||| Fundación 'Corramos La tierra'|Fundación 'Corramos La tierra'|||
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Según el informe de pobreza económica del DANE de 2018, La Guajira está en 52.5 por ciento y el 7,4 por ciento de su población está en pobreza extrema. Además, en Riohacha las tasas de desempleo están entre el 29 por ciento y el 31 por ciento, lo que ubica a este departamento en el primer puesto en el ranking de mayor tasa de desempleo en la región del Caribe. El informe revela que el 46 por ciento de su población es indígena, el 55 por ciento de las personas viven en zonas urbanas y el 45 por ciento en zonas rurales. El 50 por ciento de su población es menor a 25 años y tiene una de las tasas de natalidad más altas si se compara con el promedio del país.

Por otro lado, la falta de acceso a los servicios básicos y las altas cifras de desnutrición ponen en evidencia los diversos problemas que tiene este departamento. El 45 por ciento de su población no tiene acceso a la electricidad, alcantarillado, agua potable. Mientras que la educación escolar y el servicio de la salud son precarios. Además, el 70 por ciento de la población de La Guajira está compuesta por comunidades indígenas y afrodescendientes como lo son los Wayúu, Kingui, Ika o Arhuacos, Kogui y Wiwa o Malayos, las cuales son poblaciones vulnerables.

Este es uno de los departamentos más afectados por la pobreza y en el que se puede observar un abandono por parte del Estado. Todo lo anterior sumado a la crisis migratoria, los grupos al margen de la ley, el contrabando y la falta de oportunidades vuelven a La Guajira un escenario que necesita toda la ayuda posible. 

La historia de Ernesto Bernal

Ernesto Bernal comenta que en el viaje que realizó con sus amigos a La Guajira, los niños hacían una especie de peaje con cuerdas para que los carros que pasaran les dieran dinero o comida y que esta es una práctica recurrente. Durante su estadía en el Cabo de la Vela (La Guajira), Ernesto le pidió a un pequeño que trajera un balón para que todos jugaran futbol, pero fue imposible, el niño no encontró ningún balón.  Esto lo sorprendió demasiado y le evidenció las grandes diferencias que existen entre Bogotá y este departamento: “Allá no ves a los niños jugando, los ves buscando la manera de conseguir dinero, comida o algo de tomar. Es impresionante lo difícil que es la niñez en La Guajira”.

“Ver las dificultades que pasan los niños en La Guajira me hizo pensar y proponerme que la próxima vez que yo fuera a esta ciudad iba a llevarle juguetes a los niños”, asegura este ingeniero de sistemas de 43 años. Así empezó esta idea. Ernesto quería ir a ayudar a personas y niños, pero en cicla. Un amigo, que hace parte de una comunidad indígena, le dijo que eso que el planeaba hacer se llama “Correr la Tierra”. Una tradición muisca que consiste en hacer un sacrificio y una ofrenda. El sacrificio es durar 16 días en una bicicleta para llegar a La Guajira y la ofrenda son las ayudas que tenía planeado llevar.

“En un principio, mi idea era llevar 10 o 15 juguetes, pero contactamos con una persona de Fonseca y ella nos ayudó ubicando a un grupo de 500 niños en un resguardo indígena Wayúu. Yo no lo podía creer, no sabía qué hacer para llevar tantos juguetes porque para 2018 solo era una idea mía y de mi hermano Mauricio. No éramos un fundación todavía, solo dos locos que querían ir en cicla a llevar regalos”, comenta. Con la ayuda de compañeros de trabajo, familiares y amigos, lograron llevar 500 juguetes, kits escolares y dejar una dotación deportiva en un colegio del municipio de Fonseca.

Un trayecto de 16 días

El primer diciembre en hacer esta travesía se les presentaron varios imprevistos. Primero, ninguna de las personas que fueron estaban acostumbradas a ejercitarse de esa manera y el trayecto de ida tiene una duración de 16 días. “Calculamos mal el tiempo, se nos olvidaron cosas básicas como llevar agua para hidratarnos, no éramos conscientes de que íbamos a compartir la carretera con vehículos de carga pesada”.

Segundo, “un policía, que era la persona encargada de llevar todas las ayudas a Fonseca, no nos cumplió. Se supone que debíamos dejar todo en el aeropuerto y él no las hacía llegar. Nunca nos respondió el celular y cuando ya íbamos por Valledupar nos tocó contratar un camión que recogiera todo y lo llevar a Fonseca”, menciona Ernesto. Para octubre de 2019 ya estaban constituidos como una fundación lo cual facilitó todo el proceso. Esto sumado a la experiencia del primer viaje realizado en el 2018, hizo que su segundo viaje en diciembre fuera aún mejor. Para el año 2020 tenían planeado hacer su habitual viaje en diciembre a La Guajira y tenían la esperanza de que la pandemia cesara o fuese más seguro viajar y estar en grupos grandes de personas. Pero las cifras de Covid-19 los últimos meses aumentaron.

Un proyecto que se ha visto afectado por la pandemia en el año 2020

Por esto, 'Corramos la Tierra' decidió, por seguridad de los miembros de la fundación y de las personas que serían ayudadas en La Guajira, no llevar a cabo su visita anual este diciembre. Sin embargo, seguirán haciendo actividades, como la realizada en Mochuelo en octubre de 2020, en la que ayudaron a instalar y organizar un espacio adecuado para que más de 80 niños de escasos recursos puedan hacer uso de computadores para sus clases virtuales.

Así como actividades en Bogotá con barrios y poblaciones vulnerables. Por el momento estos son los planes que tiene esta fundación hasta que sea seguro viajar y estar en medio de una aglomeración de personas. Mientras tanto, es posible apoyarlos en su labor social y contactarse con ellos por medio de sus redes sociales @corramoslatierra. Sin duda alguna, los miembros de esta fundación esperan ansiosos el momento de volver a montarse en sus bicicletas para llevar un poco de alegría a los niños de La Guajira, aprender de las diferencias culturales y admirar la belleza de este departamento.