"El cuerpo de la mujer es de la mujer", Carolina Alfonso sobre la despenalización del aborto

Viernes, 13 Marzo 2020 15:34
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La experta en estudios de género considera que la decisión de la Corte Constitucional de mantener la reglamentación del aborto en el país violenta los derechos reproductivos de la mujer.

Manifestación del 8M||| Manifestación del 8M||| María José Muñoz Reyes|||
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El pasado 8 de marzo marzo se conmemoró mundialmente el Día de los Derechos de la Mujer. La despenalización del aborto es una de las consignas por la que las mujeres colombianas -y del mundo- alzaron su voz y se manifiestan en las calles, en vista que en el país solo se permite la interrupción voluntaria del embarazo por tres causales específicas.

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María Carolina Alfonso, licenciada en Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica con una maestría en investigación social, conoce bien los estudios de género y se considera una activista por los derechos de las mujeres. La experta habló con Plaza Capital sobre la necesidad de que el aborto sea legal y posible para cualquier mujer que decida interrumpir su embarazo.

¿Qué implicaciones tiene a nivel social que no se despenalizara el aborto en Colombia?

Primero, quisiera mencionar que en Colombia, afortunadamente, existe la sentencia C-355 del 2006 que permite el aborto bajo las tres causales específicas. Sin embargo, este año se puso nuevamente en el escenario de la opinión pública el derecho al aborto, pero como la libre opción de la maternidad para las mujeres. Para todo el movimiento feminista, las mujeres activistas y para muchas otras la despenalización era un paso esperado, pues los cambios en una sociedad no se dan inmediatamente, sino que necesitan de un proceso. Nosotros ya teníamos un proceso con estos tres casos y esperábamos que la Corte ampliara en los tres primeros meses de gestación el libre derecho a la maternidad, como lo fue el caso de Uruguay.

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Por un lado, la negativa de la Corte implica un estancamiento, pues las mujeres seguirán abortando con o sin ley. Por lo que, implica también un problema para la salud pública, porque estas mujeres que abortan en lugares clandestinos, como las mujeres de bajos recursos, implica la muerte, infecciones, infertilidad e incluso ir a la cárcel; teniendo en cuenta que estas por estas intervenciones clandestinas deben ir a un centro médico, donde los médicos lo reportan a las autoridades y terminan pagando entre uno y tres años de cárcel. También hay una diferencia de clases, pues unas mujeres tienen los recursos para realizarlo en una clínica segura, mientras que hay mujeres que no tienen recursos para hacerlo clandestinamente. Según un estudio, en el mundo se realizan entre 300.00 y 400.000 abortos clandestinos anualmente, así que esto se va a mantener.

¿Prohibir el aborto atenta contra los derechos reproductivos de las mujeres?

Desde mi posición, el cuerpo de la mujer no es una extensión de lo social, el cuerpo de la mujer es de la mujer. Es decir, la consigna de decidir sobre el propio cuerpo hace parte de los derechos fundamentales de las mujeres. Y precisamente que no se le haya permitido esa opción la sigue manteniendo en una condición de subordinación en el marco legal que no le permite decidir sobre sí misma. Sin embargo, que la mujer tenga la opción de decidir no significa obligarla a hacerlo, que es lo que la gente dice. Pues que sea libre significa que las mujeres podamos tener la opción y no nos veamos afectadas por ello, como limitar nuestros proyectos de vida o perjudicar nuestra salud física y mental porque nos veamos obligadas a tener hijos.

¿Cómo se afrontó esta problemática en otros países?

Yo tengo conocimiento sobre en caso uruguayo. En Uruguay también se reportaban muchos abortos clandestinos, luego aparece la ley y los mismos médicos reconocieron que las mujeres tienen una relación distinta con su salud sexual y reproductiva. Porque la legalización trae consigo toda una política institucional en la que se empieza a hablar más sobre los temas de la concepción, de los métodos anticonceptivos, sobre el tema de la salud sexual y reproductiva. Entonces es una política que articula educación, un correcto procedimiento médico e incluso que estas mismas mujeres puedan decidir si quieren tener un hijo en un futuro.  Miles de mujeres morían por abortar en Uruguay, pero hoy en día ya no sucede, pues hay todo un acompañamiento médico que les permite hacerlo tomándose unas pastillas en su casa. Entonces que se legalice algo genera toda una política y un sistema de inversión que se ve directamente reflejado en la salud pública.

 ¿Son necesarias las vías de hecho tomadas por el movimiento feminista para reclamar por sus derechos reproductivos?

Claro, porque el primero que utiliza las vías de hecho es el mismo Estado y el mismo sistema, cuando se practica el aborto fuera de las tres causales que establece la ley la mujer es la mujer es enviada a la cárcel por una acción de hecho que. Además, que culturalmente eres estigmatizada, tu familia, tus amigos te van a hacer a un lado y te acusan de ser una asesina; la sociedad es muy cruel, pero lo hace de manera particular. En cambio, si las mujeres se movilizan debemos hacerlo de manera colectiva, porque esa es la forma de poder hacer visible lo que sucede. Porque esa violencia que es ejercida contra la mujer cuando decide practicarse un aborte se realiza desde el ámbito de lo “privado” y deben vivir las afectaciones solas.

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De manera que las manifestaciones hacen un llamado de conciencia a la sociedad de eso que se sabe pero no se dice: “las cosas de la casa” que no se deben hablar afuera. Y lo que nos dice el feminismo es que “las cosas de la casa” también son públicas porque son una construcción social. Como la violencia contra la mujer que está normalizada cuando afirmamos que una violación se debe por un desadaptado en específico, cuando en realidad ese hombre es una construcción de la misma sociedad. De modo que, las mujeres deben salir manifestarse para materializar esta política pública, como lo hizo Uruguay en su momento.