El primer centro comercial de Bogotá fue construido en 1893 por Luis G, Rivas. Lo llamó Pasaje Rivas y lo instaló en el centro de localidad de Los Mártires, en el centro de Bogotá . Tras su construcción, los vendedores de muebles, colchones y artesanías empezaron comprar locales y ubicarse en este lugar. Por llevar 127 años edificado patrimonio cultural, en 1995 es declarado monumento Nacional por la ley de cultura 397 de 1997. La llegada de la pandemia representó una prueba de fuego para los comerciantes que de la noche a la mañana tuvieron que cerrar sus puertas. Muchos se vieron en una situación que jamás se les pasó para la cabeza, otros reaccionaron a tiempo y tomaron medidas para no cerrar sus locales. Ante esto, Fernando Gutiérrez le contó a Plaza Capital cómo superó este desafío.
Este hombre de 40 años, es un vendedor del Pasaje Rivas y comunicador social apasionado por la imagen, el color, la pintura. Su gusto por el arte comenzó desde muy pequeño, por ello su familia le compraba cuadros y pinturas para que empezara a crear. Cuando su padre se iba a vender muebles en el Pasaje se lo llevaba y desde ahí fue que Gutiérrez empezó a entender cómo se manejaba el negocio. Desde hace 14 años trabaja con dedicación en este local, pues sus horarios son muy largos. Labora de lunes a sábado de 9:00am a 6:00pm y los domingos de 10:00 am a 3:00 pm.
Su padre fue quien empezó con el local. Vendía muebles, colchones, camas y catres. Estos productos eran requeridos por los vendedores de los pueblos, pues debían surtirse de mercancía económica y de buena calidad. Por esta razón fue que el Pasaje Rivas y sus productos se dieron a conocer en todas las clases. Al morir su padre, Fernando tomó las riendas del negocio y de la administración del lugar, aprovechando que era surtidor de mercancía en Bogotá, Cundinamarca y Boyacá.
Su local se llama Arho Hogar. Desde su vitrina principal que da vista al pasaje, irradia variedad de color, estilo, belleza y un ambiente acogedor. La mayoría de los cuadros que vende son hechos por él y su esposa. Fernando recalca que el sitio donde trabaja es importante porque es patrimonio cultural de Bogotá, ya que está al servicio del público desde hace 128 años, ofreciendo artesanías y artículos de cultura popular; es el mayor centro artesanal del país y un bien de conservación arquitectónica.
Todo venía funcionando bien, pero con la llegada de la pandemia la situación se les complicó a todos los comerciantes del Pasaje. Los trabajadores que tenían dinero guardado pudieron aguantar la crisis sin endeudarse, pero los que no, les tocó pedir préstamos. A Gutiérrez lo ayudaron sus ahorros y familiares que tenían capacidad económica.
Ante la situación el Gobierno les dijo que los iba a apoyar con dinero, pero “las ayudas nunca llegaron”. El comerciante se acercó a bancos para recibir la supuesta ayuda, y las repuestas fueron que él no aplicaba, pero que si quería le hacían un préstamo por cuenta de ellos.
En septiembre del 2020 la alcaldesa de Bogotá, Claudia López decidió dar luz verde para la reactivación del comercio. Fernando cuenta que desde esa apertura los turistas volvieron a llegar y que ahora los residentes de la capital querían decorar con cosas nacionales y que representaran su cultura. Sin embargo, como todos los ciudadanos están pasando por la misma escases de dinero se le han tenido que bajar a los precios.
A pesar de la falta de colaboración económica del Estado con los comerciantes del Pasaje Rivas, estos pudieron superar los obstáculos que se les presentaron durante la pandemia, y ahora con la reciente apertura de sus locales podrán recuperarse monetariamente.