En pleno Siglo XXI, en la era de la tecnología donde un click puede sumergirnos en un universo de posibilidades a escoger, es impensado imaginar un cinema porno en el centro de la capital. En pleno ajetreo del día a día, donde el afán de los transeúntes se confunde con la indescifrable timidez de los asistentes al 'Esmeralda Pusycat', uno de los dos cines porno que sobrevive en Bogotá, luego de aquel boom desde su apertura en la segunda mitad de los años ochenta.
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Si bien 'Esmeralda Pusycat' sigue vigente pese a la internet y a la comercialización ilegal de películas XXX, ha tenido algunas transformaciones para no desaparecer. Por ejemplo, cambió el proyector de 35 milímetros por un video beam y así bajar costos en la factura de la energía.
Y es que entrando los años noventa, la asistencia a ese cine porno, ubicado en la Carrera Séptima con calle 23, era de aproximadamente 2000 personas por día, con la entrada del nuevo milenio esa cifra cayó a 200 personas en promedio para el final de la década y hoy en día, con suerte, se pueden vender entre 50 y 60 entradas.
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Pese a todo eso, el Esmeralda se niega a cerrar sus puertas. Aunque la asistencia sea escasa, mantiene sus clientes fijos que no tienen reparos en pagar 10.000 pesos así sea un día por semana para satisfacer sus fetiches y fantasías sexuales. La mayoría de ellos entre los 40 y 60 años de edad, algunos con bastón y otros con el rostro gruñón.
El cinema XXX está abierto de lunes a sábado desde las 11:00 de la mañana hasta las 7:45 p.m., y los domingos y festivos de 11:00 a.m. a 6:4 de la tarde.
¿Quiere saber cómo se vive un día dentro del cinema XXX?
