¡No más mujeres a la cocina!

Martes, 02 Octubre 2018 18:20
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En la sociedad las mujeres son discriminadas constantemente. El periodismo no es la excepción.

Crédito foto: Sergio Daza||| Crédito foto: Sergio Daza||| |||
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El papel del género femenino en el periodismo es el fiel reflejo de lo que es la sociedad en la que vivimos; se normaliza la exclusión y se categoriza a la mujer como un ser inferior. Colombia, un país folclórico, diverso y pluralista, aún no acepta el significado de la equidad y que no entiende el concepto de igualdad. “Mejor váyase a lavar los platos” o “vaya para la cocina” son frases que, aunque denigrantes, han empoderado no solo a los hombres que quieren erradicar la participación femenina en los debates, sino también han llevado a que muchos nos pongamos la 10 y luchemos por hacer valer la voz de la mujer.

En el periodismo deportivo hay un fenómeno constante: la participación de las mujeres es muy escasa, debido a que las oportunidades laborales son muy reducidas para ellas, gracias el machismo reinante en medios de comunicación. En la gran mayoría de empresas informativas se usa a la mujer no como un elemento de talento humano que ayude a enriquecer el debate, sino como una herramienta de atractivo físico para llamar la atención de los espectadores, hablando específicamente de los programas de televisión.

Victoria Scarione, en su texto “Periodismo de taquito. La mujer en el periodismo deportivo”, dice que el hombre es el profesional de la información que prevalece en todos los roles y que la diferencia con las mujeres no solo se justifica en la práctica del periodismo deportivo, sino también se reafirma en todas las esferas de la sociedad. Casos como la radio a menudo restringen la participación de las mujeres a simplemente brindar información sobre lo que sucede en las redes sociales, impidiéndoles dar su punto de vista sobre temas coyunturales. Cuando les es permitido opinar, no pueden equivocarse, porque si eres periodista y ‘metes la pata’, te critican y te condenan, pero si eres mujer, no solo te critican, también te insultan y te mandan a la cocina porque es “el lugar al que perteneces”.

Desafortunadamente, no solo existe discriminación contra las periodistas que dan su punto de vista, también hay diferentes tipos de violencia a la hora de hacer periodismo y suele ser muy común que algunas mujeres callen por miedo ante este tipo de hechos que afectan su integridad. “No era una opción guardar silencio”, dijo Jineth Bedoya Lima, subeditora de El Tiempo, hace unos años al diario El País de España el día que decidió contar su historia sobre la tortura y el abuso sexual que sufrió cuando buscaba entrevistar a un exparamilitar en prisión. Agresiones como las que sufrió Jineth y otro tipo de intimidaciones abundan por todas partes, porque las mujeres no son capaces de hablar por miedo a ser discriminadas, entre otras razones personales. Tras de que ya son violentadas también existe la gallardía, por parte de algunas personas, de atacarlas por denunciar hechos de los que fueron víctimas.

El periodismo como profesión bien hecha es una labor bastante ardua para quien la ejerce, que además cuenta con un público que exige información veraz y precisa sobre los hechos que son de su interés. Desafortunadamente, en algunas ocasiones se olvida por completo que son seres humanos quienes tienen la responsabilidad de llevar a cabo esta labor titánica de mantener informados a todos, por eso es normal que en algunas ocasiones el periodista se equivoque cuando brinda alguna información. Es nuestra responsabilidad, como generadores de opinión, hacer prevalecer los derechos de todos, incentivar la participación activa de las mujeres en el periodismo deportivo y en todos los campos de la sociedad, pero, sobre todo, salvaguardar la vida de todos los que arriesgamos nuestra integridad por enseñar la noticia, especialmente por aquellas que quieren que su voz no continúe siendo silenciada. No queremos más mujeres a la cocina.