Militante del Partido Liberal, vicepresidente, ministro, registrador y recientemente jefe del equipo negociador del Gobierno en el proceso de paz con las Farc, son tan solo algunos de los puestos que ha ocupado Humberto de La Calle Lombana en su trayectoria política. Por esto ha decidido empezar la carrera a la Presidencia con un discurso sin odios y que apela a la unión de todos los colombianos, o como dice su eslogan: ‘Un país donde quepamos todos’.
Nos adentraremos en las preocupaciones, pensamientos, propuestas y anhelos de Humberto de La Calle que lo motivan a llegar a la Casa de Nariño en las elecciones presidenciales del próximo año.
¿Qué tiene Humberto de La Calle para aportarle a la construcción de un nuevo país?
Lo primero que quiero resaltar es experiencia en grandes problemas de talla nacional. En 1991 se abrió una asamblea constituyente, yo fui el vocero único del Gobierno, donde hubo momentos en que la gente decía: “el país se lo llevó el diablo, está en el abismo” cuando realmente el resultado final fue una nueva Constitución progresista, respetuosa de las libertades, orientada hacia el Estado Social de Derecho y eso realmente me parece que fue un verdadero éxito. Ahora en La Habana (Cuba), a pesar de que hay críticas y dificultades, logramos poner fin a un conflicto donde desde hace más de dos años, como lo dijo el general (Alberto José) Mejía comandante del Ejército: "No hay un solo muerto en la confrontación con las Farc, quienes han dejado las armas y han ingresado a la política". Creo que mi mayor aporte es experiencia, en oír y utilizar el diálogo, no clientelismo, además de años y años trabajando con una política más limpia, más alejada de la corrupción.
¿Cuál es su principal objetivo al llegar a la Presidencia?
El punto de partida es consolidar el fin del conflicto con las Farc y ampliar el tema a escenarios de no violencia, porque el problema no se limita solo a la violencia de grupos rebeldes, el desafío de las bandas criminales hay que enfrentarlo. Asimismo, tenemos que obrar frente al narcotráfico con una respuesta legítima, democrática, pero dura. Ese es un tema que tenemos que extirpar del país. De igual manera, la no violencia va mucho más allá, en el seno de la familia; violencia intrafamiliar, el tema del feminicidio, hay una primera ruta crítica para Colombia hacia la no violencia.
Segundo, haber terminado el conflicto con las Farc, permite un esfuerzo en el que los colombianos dejemos de estar contando más muertos y empecemos a contar menos pobres. La oportunidad que brinda no estar dándonos bala, abre un camino para discutir las situaciones críticas que vive el colombiano de hoy relacionadas con el acceso a la educación, el sistema de salud y todo este mar de corrupción que destruye las instituciones, que incluso, se acentuó en la propia Corte Suprema de Justicia. Esto implica que en el liderazgo desde la Presidencia, se tenga la capacidad de romper ese mal de la corrupción que empieza con las relaciones perversas entre el Ejecutivo y el Congreso, a base de presiones y favores. Yo me siento capaz de afrontar esa tarea.
De acuerdo a lo que usted acaba de mencionar, ¿cuál cree qué es el mayor problema que tiene el país?
Yo creo que es la inequidad. Esta es una sociedad absolutamente inequitativa, de ahí se desprenden muchos otros problemas, incluso el enriquecimiento rápido, la herencia nefasta que ha dejado el narcotráfico en ese sentido de la pérdida de valores, todo eso finalmente se desenvuelve en una sociedad que cuando ha tenido algunos éxitos en la lucha contra la pobreza, siempre ha sido muy desigual. Los niños en Colombia no arrancan de la misma línea, hay unos que arrancan de más atrás que otros y eso no les permite desarrollar su plan de vida, sus proyectos, sus sueños. Los que nacen en las costas, los que pertenecen a las etnias, los que no han tenido acceso a la educación, no por falta de capacidad o disciplina, sino por condiciones estructurales de la sociedad colombiana. También existe un manto de discriminación sobre la mujer donde, por ejemplo, les pagan menos por el mismo oficio que hacen los hombres. En fin, es un marco de inequidad que tenemos que atacar.
Usted menciono las etnias, ¿cuál es su mensaje para las minorías, grupos indígenas, LGTBI, afrodescendientes?
Ese es un tema crítico, porque lo que yo estoy viendo es que está renaciendo un cierto fanatismo y eso es lo que no queremos. Precisamente cuando hice mención de la Constitución del 91 y de mi papel allí, lo que entiendo es que hay una filosofía profunda de no discriminación, ese es un elemento central en la sociedad colombiana y la no discriminación cubre todos esos temas y escenarios que tú has mencionado. Me parece que hay que resistir hacia una especie de deriva que estoy viendo hacia el autoritarismo, centralismo, fanatismo y caudillismo. Yo creo que hay que defender la sociedad abierta, pluralista, respetuosa que valora el diálogo y que no quiere imponer por la fuerza las soluciones que conciernen a todos.
Por otro lado, ¿por qué cree que los precandidatos a la Presidencia se están lanzando por firmas? ¿Desconfianza en sus partidos o convicción en sus ideas?
Se ha degradado mucho el tema de las firmas, me parece que lo que está ocurriendo es que la crisis de los partidos ahora aflora de una manera más contundente. Las firmas originalmente tenían un cierto sentido democrático, pero se han ido degradando y yo sí creo que también es el momento de hacer un llamado para renovar los partidos, pues son objeto de desprecio y desconfianza, pero tenemos que ser capaces de recuperarlos a base de una política más limpia.
En las anteriores campañas el discurso de los candidatos se basó en combatir la violencia, el narcoterrorismo, en llevar a cabo la finalización del conflicto con las Farc. Ahora que estamos en una etapa en la que se habla de postconflicto y anticorrupción, ¿cuál cree que será el tema de debate en las próximas elecciones?
Evidentemente el tema de la corrupción afecta la estructura de la sociedad colombiana y de su confianza, y eso hay que afrontarlo. Me parece también que las posibilidades que brinda haber terminado el conflicto, como ya lo dije, sobre todo si nos enderezamos hacia una gran alianza progresista que solidifique una paz con contenido de política social, me parece que es un tema que tampoco se puede descartar.
¿Qué piensa de la campaña ‘Bravucones inconsistentes, los callaremos en las urnas’ de la representante a la Cámara, Margarita Restrepo, donde aparecen algunos precandidatos, entre esos usted, con la boca tapada como si fuera una mordaza?
Es un barbarismo, es realmente la apelación al fanatismo, eso es lo que tenemos que impedir en una sociedad que tiene que ser abierta y respetuosa. Yo realmente entiendo que esa es una acción que evoca las peores épocas del pasado y creo que los colombianos debemos reaccionar contra eso.
Por último, ¿qué opina de los personajes que atacan el acuerdo con las Farc como herramienta de popularidad, incluso demostrando su ignorancia respecto a los acuerdos, como por ejemplo, la entrevista de hace unas semanas a Germán Vargas Lleras en Noticias Caracol?
Sí, es un poco preocupante. Yo entiendo que hay muchos colombianos que tienen objeciones, dudas, que también sienten indignación frente a las Farc, eso me parece absolutamente explicable porque lo que ha pasado en Colombia es realmente un holocausto, pero esto hay que asumirlo de manera positiva, con reflexión no con mentiras. Francamente respeto más al ciudadano común y corriente, al ciudadano de a pie que tiene dudas, a aquellos que vienen utilizando la mentira para destruir lo que ya hemos logrado cuando me parece que el llamado al pasado, a la venganza y al odio, es el peor camino que puede recorrer Colombia.
Muchos dicen que usted es el candidato de las Farc, de Santos, de los acuerdos de paz, ¿Humberto de La Calle es el candidato de quién?
No, eso que se ha dicho es pura paja, esos son instrumentos de campaña. Yo soy el candidato en primer lugar de quienes creemos en la vía de la solidificación de una paz que apenas comienza, quienes creemos que no hay que dar marcha atrás ni volver trizas lo que ya hemos logrado, quienes creemos que la oportunidad que brinda el conflicto es contar menos pobres en vez de estar contando más muertos y la posibilidad de una política progresista, social, respetuosa, no discriminatoria. Me siento en particular muy ligado a la juventud, cada que salgo noto una gran mística con grupos y grupos de jóvenes. Creo que ese es el mensaje central que yo quiero transmitir, pero esas otras hipótesis las descarto de manera tajante.