Fernando Escobar: el hombre que denunció los falsos positivos

Jueves, 14 Octubre 2010 15:42
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Hace dos años, el 19 de septiembre, Luz Edilia Palacios se acercó a la Personería de Soacha con la denuncia de que su hijo Jader Andrés Palacios Bustamante, de 22 años, había sido presentado como baja del Ejército Nacional en el municipio de Ocaña. Luz Edilia se resistía a creer que su hijo era guerrillero, pues había salido de Soacha el 23 de agosto y dos días después se había producido su muerte en Norte de Santander. Esta era la denuncia que Luis Fernando Escobar Franco, el personero del municipio cundinamarqués, había estado esperando desde que inició sus investigaciones.

Fernando Escobar renunció sorpresivamente a la Personería de Soacha el pasado 13 de octubre. Alegó motivos personales.||| Fernando Escobar renunció sorpresivamente a la Personería de Soacha el pasado 13 de octubre. Alegó motivos personales.||| Foto: Camila Gómez/Plaza Capital|||
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Fernando Escobar llegó al cargo el 1 de marzo del 2008. Desde ese primer día, se puso a la tarea de averiguar las denuncias de reclutamiento forzado que había venido escuchando a lo largo de los 16 años de trabajo que acumula en Soacha, municipio al que llegó cuando empezó a hacer su judicatura en 1994. Cuando se posesionó como Personero, se dio cuenta de que las autoridades locales y departamentales pretendían desvirtuar estas denuncias. "¿Dónde están las pruebas? ¿Dónde están los casos concretos?", le respondían cuando les tocaba este tema.

Los estaban atacando institucionalmente por denunciar sin tener pruebas y sabía que sin ellas iban a aparecer problemas legales. Los acusaban de mentir y de tratar de "generar pánico o terrorismo". Y fue así cuando el 19 de septiembre llegó Luz Edilia Palacios con la denuncia de que su hijo Jader Andrés había sido asesinado por el Ejército. "No pedimos que llegara, pero sabíamos que si esa persona no llegaba iba a ser un problema", recuerda Fernando. La madre venía de Medicinal Legal en donde reconoció el cuerpo de su hijo, insistía que no era guerrillero, que nunca había salido de Soacha y que había muerto dos días después de que desapareciera.

Una muestra del sincronismo del científico Karl Jung. Ese que plantea las conexiones que existen entre dos hechos relacionados causalmente y que se dan sucesivamente. La simultaneidad de dos hechos. O al menos eso cree Fernando, quien vio en esta denuncia la prueba del reclutamiento forzado que había empezado a investigar desde que llegó al cargo. Cuando Luz Edilia dio la declaración ante la Personería mencionó que existía otro caso de un muchacho que había viajado con él. "Tengo dos pruebas", se dijo Fernando. Diego Alberto Tamayo Garcerá, de 26 años, había muerto en las mismas circunstancias que Jader Andrés.

En el momento en el que fueron a hablar con la familia de Diego Alberto, les mencionaron que estos hechos no eran nuevos y que ya se habían presentado siete casos más. Así fue que Fernando Escobar le dio sustento a sus denuncias iniciales sobre reclutamiento forzado. Ni la malicia, ni su formación le dieron para pensar que se trataban de "falsos positivos". Nunca fue militante de organizaciones que defendieran los derechos humanos y no pensó que estuviera al frente de uno de los mayores escándalos del gobierno pasado. Había que tener prudencia.

Los amigos de Fernando lo consideran una persona analítica, que piensa muy bien antes de tomar las decisiones. Alejandro López, con quien se conoció cuando empezó a trabajar en Soacha, dice que pueden pasar muchas cosas al tiempo, pero que él se toma sus momentos para analizarlas cada una con detenimiento. "Cada día trae su afán", dice Alejandro que es una de las frases más utilizadas por el Personero.

Antes de emitir algún juicio había que tener calma. Fernando estaba detrás de evidencias que corroboraran sus denuncias de reclutamiento, pero cuando se dio cuenta de la magnitud de las denuncias, por medio de un protocolo, acudió al Ministerio del Interior, a la Policía, a la Procuraduría y a la Defensoría del Pueblo. Fue esta última la que activó una alerta, pues encontró un patrón de conducta que hizo pensar que los militares estaban actuando de manera indebida.

Alejandro dice que Fernando ha demostrado algo que ningún personero había destacado antes: hay que denunciar. Así sean los casos de los "falsos positivos" o el semáforo que está al frente de Unisur, que no dura más de 20 segundos y que representa un riesgo para los peatones que transitan por el lugar. "Desde las cosas más sutiles que a la gente le parecen obvias pero que rayan en los derechos de la comunidad", recalca. El Personero, dice su amigo, no ha tenido miedo para denunciar pero ha sido prudente porque es consciente que significa un riesgo personal para él y su familia.

Ha sido precavido, tanto así que 20 días antes de que le llegara la primera amenaza de muerte cambió de apartamento. Cuando sucedió, tres días después ya tenía un esquema de seguridad que todavía lo acompaña, pues hasta hoy contabiliza 13 amenazas en su contra. Juan Carlos Sánchez, secretario general del Concejo municipal de Soacha y amigo personal de él, considera que Fernando ha tenido mucho valor. "No solamente está lo que yo quiera como persona, sino están los que me rodean", dice Juan Carlos para acotar que a raíz de denuncias como estas "la vida cambia".

Más allá de las ocupaciones que traen su cargo, una de las consecuencias de las amenazas es que ya no puede compartir como antes con sus amigos. No puede andar libremente por todas partes y tiene que tomar medidas si quiere salir a lugares públicos. Alejandro dice que Fernando es una persona que le gusta la rumba, no tanto por salir a tomar sino por compartir un espacio con sus amigos en donde le gusta hacer gala de su buen humor ya que se le facilita imitar a personajes.

Una vez se encontró con Carlos Moreno de Caro saliendo de la Registraduría de Soacha, mientras estaba repartiendo billetes falsos de 50 mil pesos diciendo que con estos iba a "comprar los votos". Fernando, indignado con la actitud de Moreno de Caro, lo abordó y se puso a imitarlo. Con el tono particular del ex Senador, le preguntó: "¿Usted qué hace aquí? Sinvergüenza, rata". El Personero recuerda que le "pegó una vaciada" con la que notó que Moreno de Caro se asustó.

También las imitaciones de los expresidentes Ernesto Samper, César Gaviria o Álvaro Uribe las sabe hacer. Se le facilita tanto que con Alejandro pensaron en una época en realizar un programa similar al "Quac" de Jaime Garzón, a quien considera un colombiano ejemplar. Cuando puede, Fernando también disfruta con sus amigos de la música, especialmente, del rock en español. La música de su generación. Le gusta que las canciones tengan letras dicientes, que lleven un mensaje, como "Escudo y Espada" de Kraken: "No es un capricho, es realidad / si algo quieres tendrás que luchar / si algo eres podrás demostrar / toma tu espada y ven sin dudar".

No obstante, son cosas que ya no realiza a menudo debido a sus ocupaciones y a sus problemas de seguridad. "Algunos amigos del Facebook hasta me sacaron cuando hice las primeras denuncias, porque seguramente habrán pensando que yo era un guerrillero… claro, no muy buenos amigos", recuerda Fernando. Hasta algunos de sus conocidos lo saludaban "de lejitos".

El Personero procura que las amenazas no alteren su forma de vida aunque es difícil cuando sale de su casa y se encuentra con sus escoltas. La organización Víctimas Visibles les hizo una invitación a él y a las familias de los jóvenes asesinados para analizar el estrés postraumático que la situación les pudo generar. La encuesta que diligenció Fernando reveló que tenía manifestaciones de estrés y, pese a que no cree en la utilidad de la sicología conductual, sí considera importante tener esta referencia. Piensa que lo puede manejar desde la medicina bioenergética y de manera autónoma.

En la oficina, dice Aura Lizeth Melo, personera auxiliar y una de las personas a las que el Personero le tiene más confianza en su trabajo, el ambiente a veces se ha tornado tenso debido a la seguridad que los acompaña. El miedo y la preocupación existen. No obstante, manifiesta que han aprendido a vivir con eso y a seguir trabajando, aunque ha habido momentos en los que se le ha notado al Personero el cansancio y el agotamiento. Este año, hubo una amenaza de bomba en la Personería, sin embargo, siguieron trabajando con los perros antiexplosivos y con el vehículo sospechoso al lado. Ni Fernando, ni su grupo de trabajo se movieron del lugar y continuaron atendiendo a la gente con normalidad.

Desde su juventud, a Fernando Escobar le ha gustado el trabajo con la comunidad. Ha participado en movimientos como el de la Séptima Papeleta, formó parte de la Pre-Constituyente, estuvo en la Marcha del Silencio tras el magnicidio de Luis Carlos Galán y se vinculó a la Sociedad Económica de Amigos del País. En la Universidad Libre, donde estudió Derecho, con Rafael Guarín –hoy viceministro de Defensa- formaron el Centro Juvenil de Estudios Liberales (Cejel). En el año de 1996 y 1997, creó un grupo denominado Líderes Buscando Renovación (LIBRE) con jóvenes en estado de vulnerabilidad. "Me volví viejo trabajando con jóvenes", dice.

En todas estas organizaciones sociales a las que hizo parte, Alejandro recuerda que "no solamente exigía resultados, sino también calidad". Trabajar con Fernando era extenuante, porque era una persona que no dormía y que, según su amigo, trabajaba hasta las 3 de la mañana y ya se estaba levantado a las 4 o 5 de la mañana para continuar con sus labores. El cansancio y el estrés podían aparecer y algunas personas decidían abandonar la propuesta, aunque Alejandro dice que a medida que ha pasado el tiempo Fernando ha adquirido otro comportamiento en el que deja que las personas trabajen a su propio ritmo.

Juan Carlos también recuerda que Fernando fue jefe de él cuando fue secretario de Desarrollo Social de Soacha, en 1997. "Qué verraco para trabajar. Yo creo que no dormía. Si dormía tres horas era mucho", manifiesta cuando dice que en esa época no le quedaba tiempo sino para laborar. Juan Carlos dice que hoy Fernando se le acerca y le menciona que ahora entiende cuando la gente necesita tiempo para, por ejemplo, tener un espacio con su familia. La experiencia le ha permitido aplicar su frase de que "cada día trae su afán".

El trabajo de la Personería ha continuado con el acompañamiento con las familias que denunciaron la muerte de los catorce jóvenes de Soacha de los que se tiene registro. Desde su cargo, Fernando empezó a liderar un acompañamiento a las víctimas. Inicialmente, para que la problemática se pudiera visibilizar pues las madres veían que era una especie de mancha deshonrosa que sus hijos hubieran sido vinculados como guerrilleros. Luego vinieron las declaraciones del fiscal de entonces Mario Iguarán y del expresidente Álvaro Uribe cuando señalaron que estos "jóvenes no fueron a coger café", insinuando que no habían ido a hacer algo lícito.

Las familias se indignaron mucho y se replegaron, pero la Personería continuó con su acompañamiento haciéndoles ver la necesidad de que defendieran sus derechos. Y Fernando de ahí no ha pasado, porque considera que el puesto que ocupa no debe hacerlo. "Nos hemos mantenido firmes en la convicción de que lo que se necesita en Colombia es que cada quien cumpla su función desde el marco que le corresponde", explica. "No soy un tribuna de acusaciones".

Recuerda que muchas veces algunos periodistas le han preguntado si Uribe o el presidente Juan Manuel Santos están vinculados, pero él les asegura que solamente cumple con su función de denunciar los hechos que se presentaron. "No somos agitadores de derechos humanos. Hemos tenido diferencias con algunos sectores institucionales o algunas organizaciones, porque esperan que pasemos de la denuncia a otras cosas".

Juan Carlos dice que su amigo es un institucionalista que respeta al Estado social de derecho, del cual piensa que no se puede hablar como un enemigo, sino que se debe hacer como si fuera un aliado. Las garantías han existido y se demuestra con el hecho de que tres días después de las amenazas se le asignó un esquema de seguridad. "La izquierda ha sido ridículamente torpe para defender los derechos humanos, ha permitido que parezcan un discurso contra-institucional de este país", manifiesta Fernando a quien lo han sacado de reuniones de organizaciones defensoras de derechos humanos por ser del "Estado y pago del gobierno". "¿Qué sentido tiene cuando un defensor de derechos humanos le niega a otra persona un espacio de discusión? ¿Qué sentido tiene hablarle a esa pared?".

En las amenazas que ha recibido lo han tildado de guerrillero, pero Juan Carlos dice que Fernando "cree en la estructura del Estado y por eso estudió Derecho". Cree en que exista un binomio entre la sociedad civil y el Estado. Así sucedan casos como los vencimientos de términos que han dejado en libertad a algunos de los presuntos militares vinculados con los "falsos positivos".

"La ley dice que la libertad se da de manera provisional, cuando hay un tiempo en el que la persona no ha sido procesada", explica Fernando. Como Personero, advirtió la posibilidad de que se vencieran los términos –tal como terminó sucediendo- pero recalca que "la libertad es un derecho" y que es ahora entre la Fiscalía y los jueces los que deben determinar a quién corresponde la responsabilidad de que hayan salido en libertad.

Luis Fernando Escobar Franco nació en Bogotá el 27 de julio de 1971. Le gusta el arte, la fotografía y el cine, pero es apasionado del derecho y de la filosofía. En una conversación puede llegar a citar a Kant, a Hobbes, a Hegel y a John Rawls. Hincha santafereño, pero no fanático del fútbol. No había sido defensor de los derechos humanos, pero de ahora en adelante nunca dejará de serlo.