En los primeros seis meses de este año, al menos 147 niños y niñas en Colombia han quedado sin madre tras el feminicidio, según el Observatorio Colombiano de Feminicidios. Cada uno de ellos, una vida rota por la violencia que arrasa con el país. Colombia enfrenta una crisis devastadora de violencia de género: entre enero y junio, se registraron 417 feminicidios y 336 intentos. Antioquia, Valle del Cauca y Atlántico son las regiones más golpeadas, y todo apunta a que este año podría superar el triste récord de 666 feminicidios alcanzado en 2018.
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Pero detrás de cada número hay una realidad aún más oscura y olvidada: la orfandad de los hijos de las víctimas, niños que, de un día para otro, pierden a su madre de forma cruel y quedan expuestos a vulnerabilidades. A pesar de lo alarmante de la situación, no existe un registro oficial que contabilice cuántos menores quedan huérfanos por feminicidio. Las entidades, como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y las Comisarías de Familia, no cuentan con protocolos específicos para atender a estos niños, quienes no solo enfrentan el dolor de la pérdida, sino que también ven sus vidas trastocadas por completo: mudanzas, nuevos cuidadores, carencias económicas.