¿Por qué decidió ser sacerdote, a qué edad y su familia qué opinó de esto?
Decidí ser sacerdote desde muy joven, yo cursaba el 5to año de primaria y colaboraba en la iglesia de mi localidad en Bucaramanga. Pero al ir creciendo se fue borrando ese deseo. Tuve mis novias y luego volvió la inquietud cuando terminé mis estudios de secundaria y me encontraba estudiando en el SENA una carrera tecnológica (Máquinas Herramientas). Me encontraba trabajando sobre mi reciente formación en los talleres de una empresa llamada “Ladrillera Bucaramanga” y fue allí cuando tomé la decisión de irme a Bogotá y seguir el proceso de formación con esta comunidad llamada los padres Eudistas o Congregación de Jesús María, más conocidos en Colombia como los padres del Minuto de Dios.
Siempre he pensado que entregar mi vida en el servicio sacerdotal ha sido la forma de un agradecimiento gigante a Dios por todo lo que él ha sido en mi vida y en la de mi familia. Por eso decidí ser sacerdote. Y lo hice con esta Congregación Eudistas porque fueron los sacerdotes que conocí cuando iban a mi parroquia o iglesia a hacer la promoción vocacional para ingresar al seminario.
Yo le mantuve en secreto a mi familia la inquietud vocacional y todos los diálogos y encuentros de discernimiento los hice sin que ellos se dieran cuenta. Cuando ya llegó el momento de irme al seminario Valmaría en Usaquén (Bogotá) fue que les dije a mis familiares. Mi familia ha estado conformada por cuatro hermanos, una hermana, y mis padres que vivían separados. De momento les fue difícil asumirlo. La única que estaba de acuerdo era mi mamá, mi hermana y mi hermano mayor. Mis otros dos hermanos (que vivían fuera de casa materna, uno de ellos ya casado y con hogar) aunque no estaban de acuerdo asumieron que mi camino era por aquí, aunque me aconsejaban que tan pronto desistiera de esa locura del sacerdocio, si no me recibían en casa materna, me fuera donde ellos. Mi papá que no vivía con nosotros al saberlo no me puso oposición. Me dijo que si eso era lo que quería que siguiera con toda la verraquera de la vida. Cuando ingresé al seminario yo tenía 21 años.
¿Qué ha estudiado? ¿Por qué estudió eso?
Estudié licenciatura en Filosofía (5 años) y una carrera de Teología (4 años). Estudié esto porque son los estudios que se requieren para ser sacerdote de la Congregación de Jesús y María.
¿A qué se dedica?
Soy sacerdote, formador de otros sacerdotes y de cristianos de la Iglesia católica.
¿Dónde está ubicado en este momento?
Me encuentro en el país de República Dominicana.
¿Por qué se encuentra en ese país?
Porque aquí se encuentra mi misión. Por lo general los sacerdotes de la iglesia católica llamados “diocesanos” se encuentran en su país de origen y sirven en una región cercana a su tierra natal. En cambio nosotros, los sacerdotes de la Iglesia católica que no somos “diocesanos” sino que pertenecemos a una Congregación religiosa como los “jesuitas”, “franciscanos”, “vicentinos”, “eudistas” y otras más, somos designados a trabajar en los diversos países donde se extiende la Congregación o el Instituto religioso.
Mi Congregación de Jesús y María, o también llamados padres Eudistas porque nuestro fundador se llama san Juan Eudes, tenemos misiones en todo el mundo. Y somos asignados a los diferentes lugares donde está el servicio evangelizador. He estado sirviendo ya como sacerdote en Ecuador (en dos temporadas diferentes), en Honduras, en Colombia y ahora en República Dominicana. La misión de nosotros los sacerdotes Eudistas es formar a otros sacerdotes y acompañar a los laicos en las parroquias o iglesias a donde somos asignados.
¿De qué forma ha cambiado su vida (personal y/o académicamente) estar fuera de Colombia?
Bastante. Mi vida ha tenido un giro bastante grande al estar fuera de mi bello y querido país. Me ha tocado adaptarme a la forma cultural de las personas, a sus comidas, a sus ritmos, a la manera de ver la vida en cada lugar, aunque somos latinos y tenemos algo que nos caracteriza como latinos, la verdad es que hay una gran riqueza de formas culturales en cada país y de cada persona (que son las que conforman el país). En cada país he aprendido algo.
Por ejemplo en Ecuador aprendí a amar las raíces de lo cultural, son personas supremamente pegados a su territorio, aman lo suyo y saben defenderlo, aman lo ancestral, los antepasados y existe un alto valor a los pueblos indígenas. En Honduras aprendí el valor de la libertad en las relaciones humanas, son personas muy golpeadas por la pobreza y la violencia social pero aun así tienen en alta estima la solidaridad y tienen un alto valor por el encuentro con el otro. En República Dominicana son personas que lo hacen sentir a uno su propia familia, aquí la gente fácilmente lo integra en sus fiestas, lo hace parte de la familia y lo hacen sentir a uno como en su propia casa.
Aunque si vamos a hablar a nivel laboral las cosas son difícil en cuanto a procesos migratorios en algunos países cuesta más que en otros. En todos los países sacar la residencia lleva unos procesos largos y fastidiosos, y más si eres colombiano y te asocian a procesos de narcotráfico o cosas parecidas. Pero una vez obtenida la documentación cuenta uno con el respaldo para trabajar en estos respectivos países. Aquí por ejemplo me ha sido fácil adaptarme para trabajar no solo como sacerdote sino como docente y formador, profesor de filosofía y teología.
¿Cree que se está acabando el sacerdocio?
Pues yo creo que no. Pienso sí que el sacerdocio no debería estar obligatoriamente ligado al celibato (no estar casado o no compartir lecho nupcial con otra persona), que debería ser como en la iglesia católica ortodoxa o de habla griega o los llamados católicos orientales donde el celibato no es obligatorio sino opcional. Esto ayudaría a que muchos que quieren ser sacerdotes pero no pueden asumir el celibato puedan ejercerlo teniendo sus hogares y siendo un ejemplo familiar.
Pero eso, creo que no lo veré en mi corta vida. Pienso que el sacerdocio irá cambiando con el tiempo y asumiendo algunas reformas dentro de la misma Iglesia católica, pero de acabarse no creo. Aún hay muchas vocaciones al sacerdocio incluso asumiendo el modo de vida del celibato. Lo digo porque he sido formador de seminaristas que se preparan al sacerdocio en Pasto (Colombia), en Cuenca (Ecuador), y en Tegucigalpa (Honduras).
¿La religión podría dejar de existir?
La religión es parte de la realidad cultural de nuestros pueblos. Y las diversas religiones alimentan una dimensión necesaria de la dimensión espiritual del ser humano. Así que lo que pertenece al ser humano no debe dejar de existir. Lo que sí debe dejar de existir es una religión “alienada”, que no esté al servicio de los necesitados, autorreferencial, de obispos y curas que se ven a sí mismos como príncipes, burocráticos pegados a los horarios y las rigurosidades documentales. Lo que no debería existir es el fanatismo religioso que tanto daño hace haciéndonos ver a unos buenos y a los otros como malos, equivocados y en pecado.
Las palabras del Papa Francisco nos han ayudado a pensar en una iglesia que establezca una religión al servicio de los más necesitados haciendo aparecer en el centro al pobre, al migrante, al golpeado por la sociedad, al marginado y señalado socialmente porque en el rostro de ese ser humano está el rostro de Cristo. Por eso, si se trata de una religión bien orientada y en servicio al pobre como lo pide el evangelio pienso que no debe dejar de existir una buena acción que se realiza por las personas en la sociedad.
¿Qué piensas acerca de la libertad religiosa?
Pienso que es muy importante que se dé la libertad religiosa. En una sociedad donde se prohíba lo religioso puede aparecer la persecución y violación a un derecho que tenemos las personas que es la libertad de expresión, ya que la religión es la expresión de una vida creyente, de una forma de vivir según Cristo (para los que somos seguidores del Evangelio), o según Mahoma (para los que son seguidores del Islam) o según Krishna (si se trata de algún movimiento religioso procedente del politeísmo de la India). La Iglesia católica tiene algo llamado “ecumenismo” para dialogar con los creyentes en Cristo que se han organizado como iglesias diferentes a los católicos y tiene el “diálogo interreligioso” para entrar en comunión y diálogo con los que no creen en Cristo sino que asumen otra divinidad como los judíos, los islámicos o los hindúes.
Yo sé que hay personas que no gustan de lo religioso y que no quieren ver socialmente cruces o señales de otras religiones en su mundo social pero es un atropello a la libre expresión que tenemos las personas de nuestra fe y nuestra religión.
¿Cree que la tecnología ha influenciado en la religión?
Muchísimo. La tecnología es un universo increíble, es un mundo aún por descubrir. La tecnología es un nuevo lenguaje que tiene el ser humano en el mundo, que le facilita la vida si le sabe dar un correcto uso. La tecnología nos permite sentirnos a todos en una misma isla aunque estemos a miles de kilómetros de distancia. La tecnología es una nueva forma de presencia humana que hay que aprender a relacionar. La religión se enriquece con la tecnología cuando hace un uso apropiado de ella para la formación y la evangelización de las personas. Es una gran oportunidad.
¿Qué piensa la Iglesia acerca de las personas religiosas que obran mal?
Pues lo primero es que la Iglesia católica enseña que cada cristiano debe tener una especial relación con la Palabra de Jesús (llamado el Evangelio) y quien sigue el camino religioso debe evaluarse bajo la indicación de la palabra del Maestro de Galilea. Así que si una persona obra mal, está invitada a evaluar su comportamiento, a arrepentirse, a pedir perdón y a continuar el proceso con una madurez por el aprendizaje que ha descubierto de su debilidad superada.
Ahora bien, cuando se trata de un escándalo terrible, la Iglesia invita a esa persona a volver sobre la palabra de Jesús a un proceso de conversión y liberación de toda culpabilidad, pero si la persona ha realizado un daño irreparable en la comunidad humana debe ser juzgada por el sistema jurídico existente en la sociedad e incluso pagar condena si ello lo pide la justicia existente.
¿Cuál es la diferencia entre religión y creencia?
Pues fíjate, que una creencia es adherirse a algo (una idea o un valor) pero sin adherirse a una institucionalidad. En cambio, en la religión tú te adhieres no solo a unas ideas o valores sino que te unes a una institución donde vives la experiencia religiosa, te vuelves comunidad o iglesia. La diferencia entre una creencia es que no creas un lazo de compromisos con esa comunidad humana sino que solo te adhieres a unos pensamientos o sentimientos del fundador o de la divinidad.
Muchos en la Iglesia católica están como si estuvieran en una creencia, creen en Dios, pero no van a misa, no se comprometen con una comunidad humana, ni a un servicio dentro de la iglesia, ni mucho menos a un seguimiento formativo, llamado catequético. En cambio otros están dentro de la iglesia católica como una religión, es decir, participan de los servicios espirituales, de las celebraciones de misa, pero además de ello prestan algún servicio, pertenecen a alguna pastoral a enfermos o jóvenes u otra cualquiera, siguen un camino formativo y tienen una especial adhesión a esta comunidad humana.