Cada otoño, millones de mariposas monarca emprenden un viaje de hasta 4.800 km desde Canadá y el norte de los Estados Unidos hacia los bosques de Oyamel en el centro de México. Estos insectos cuentan con dos generaciones: las nacidas en primavera y las llamadas “Matusalén”, que emergen a finales del año. Las condiciones en las que crecen determinan su destino y su capacidad para emprender la travesía.
De manera similar, los jóvenes que hacen parte de la iniciativa Renew, de la Fundación Líderes Monarca, viven su propia metamorfosis tras enfrentar procesos de responsabilidad penal. Así, nace la revista SOMOS, publicada por la editorial de la fundación y escrita por jóvenes que encuentran en el arte una forma de renacer en medio de un sistema punitivo.
“Nemo el viajero oculto”, uno de los escritores, reflexiona en su texto Jóvenes privados de la libertad sobre cómo las condiciones sociales influyen en los caminos que conducen al delito. Para Jenny Linares, directora de la fundación, “la escritura funciona como un proceso de catarsis”.
Revista SOMOS en la FilBo. Tomado de Instagram: @fundaciónlíderesmonarca
Contadores de historias
Me caí tantas veces,
Como hojas al suelo,
Pero en cada caída,
Reencontré mi vuelo
- NikoGod
Jenny Linares recuerda sus comienzos mientras sostiene entre sus manos el primer libro que escribió: El viaje de la mariposa monarca. Su mirada se pierde por un instante, como si repitiera ese vuelo interior que transformó su vida. Dejó atrás su carrera como contadora pública para convertirse, como ella misma dice, en contadora de historias: “En este texto encontré no solamente mi propósito, sino un sueño en mi corazón, que es el que nos tiene en Fundación Líderes Monarca tejiendo esta realidad”.
Ya pasó el mediodía. En el primer piso del pabellón seis de Corferias, el movimiento es constante. La editorial Monarca está presente en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, como parte de un camino que comenzó mucho antes y que hoy encuentra nuevos escenarios para crecer. No es la primera vez que comparten sus publicaciones, pero cada oportunidad para contar su historia representa un paso más en la transformación que impulsan.
Entre libros y visitantes, Adriana Cruz, una escritora vallecaucana, se acerca al stand. Al ver a Jenny Linares, la abraza con familiaridad. Ambas han recorrido rutas distintas, pero comparten algo profundo: en algún momento, la vida las empujó a cambiar de rumbo. Ese encuentro en la FILBo es solo una pausa en una historia más grande: la de una editorial con sentido social que apuesta por sanar, transformar y narrar desde lo profundo.
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Adriana es ingeniera industrial y durante años trabajó en estrategias de mercadeo para grandes empresas. Nunca se sintió cercana a la escritura: “cualquier persona puede escribir. Yo viví la transformación de una mariposa porque no tenía idea de que iba a terminar en esto”, dice, mientras acomoda su cabello y muestra el tatuaje de una mariposa azul en su muñeca.
Ambas mujeres coinciden en que las historias tienen el poder de transformar. Jenny lo vive desde su fundación y su editorial; Adriana, desde su proceso personal. Las une la convicción de que la literatura y el trabajo social pueden cambiar destinos: “Todos venimos de diferentes disciplinas, todos queremos ayudar a transformar vidas, a transformar historias. Entonces, llegar aquí fue algo encantador, una serendipia”, termina Cruz.
El otro lado de la historia
“Yo ya había pasado un proceso de transformación cuando Líderes Monarca llegó al Redentor”, dice Ángel Mila, quien fue recluido a los catorce años. Su infancia, marcada por la violencia doméstica, lo llevó a vivir en las calles junto con su hermano, consumir drogas y vincularse con redes criminales: “Me dijeron que podía hacer lo que fuera para lograr lo que quería”.
Aunque ya había enfrentado situaciones límite, fue una experiencia cercana a la muerte la que lo hizo buscar otro rumbo. Pidió ayuda a Dios y, poco después, su ingreso al Redentor marcó el inicio de un cambio. Su conversión al cristianismo le dio una nueva perspectiva: “Pensé que Dios tenía cosas más grandes para mí”, dice con una sonrisa. Ángel comenzó a escribir como forma de introspección, tratando de reconstruir los fragmentos de su historia. Hoy, la escritura lo acompaña como una herramienta para proyectar su presente y construir su futuro.
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En 2022, al igual que Ángel, había 3.341 jóvenes privados de la libertad en Colombia y al menos uno de cada cinco reincidía en la comisión de delitos. “Uno se deja influenciar”, comenta David Niño, su compañero de celda, quien también se vio envuelto en la criminalidad desde muy joven. Aunque no le faltaba nada en casa, se dejó atraer por el dinero fácil y la figura de su hermano mayor. A los 14 años mató a un prestamista y fue capturado por un video de seguridad.
Panel sobre justicia restaurativa. Tomado de Instagram: @fundaciónlíderesmonarca
Su tiempo en el centro de reclusión estuvo marcado por la violencia, los motines y las drogas. Pero, como Ángel, David encontró en la fe y la música un camino para restaurarse. Escribió una canción para su madre y participó en espacios de justicia restaurativa: “Escribir esa canción motivó mi proceso de cambio”.
Los frutos de la metamorfosis
Hoy, estos jóvenes caminan con una mirada distinta. Ya no actúan desde la rabia o el juicio, sino desde la reflexión, el liderazgo y el deseo de reparar. David quiere organizar su vida y culminar sus estudios como auxiliar veterinario. Ángel se prepara para predicar y estudiar derecho, convencido de que puede ayudar a quienes pasaron por lo mismo que él.
Lo que antes fueron expedientes de un sistema punitivo, hoy son testimonios vivos de transformación. La editorial Monarca ha publicado obras como Historias para sanar el alma, la revista SOMOS y el pódcast Voces Restaurativas, donde estas voces encuentran eco y sentido.
La libertad no se agota en una firma judicial. Comienza, más bien, con la oportunidad de reconstruirse. En ese vuelo, como el de las mariposas monarca, estos jóvenes han encontrado su propio camino de regreso. “Queremos que estos jóvenes tengan su voz, que puedan restaurar de alguna u otra manera con sus relatos y que también muestren que sí se puede cambiar”, concluye Linares.
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