Estas madres provienen principalmente de países de América Latina, se aventuran por el Tapón del Darién con la esperanza de alcanzar Estados Unidos u otros destinos que les ofrezcan seguridad y oportunidades. En su viaje, enfrentan no solo la dureza del terreno y las inclemencias del clima, sino también el riesgo de explotación y violencia por parte de grupos criminales.
Además, organizaciones humanitarias y defensores de derechos humanos han alzado la voz, pidiendo mayor apoyo y protección para estas madres migrantes. Señalan la necesidad urgente de corredores humanitarios y políticas migratorias más justas que aborden las causas fundamentales de la migración, incluyendo la salud mental en migrantes. Sin embargo, la situación en el Darién sigue siendo extremadamente peligrosa.