Los días domingo, martes y jueves un grupo de recicladores pasa por los barrios de Britalia Norte y San Cipriano para recolectar el material reciclado de las canecas de la basura. Sin embargo, a su paso dejan una gran cantidad de desechos que posteriormente caerá en las alcantarillas, entrará a los conjuntos residenciales o será consumida por los perros
La noche anterior al paso del camión de la basura, un grupo de recicladores llega a las zonas residenciales aledañas al Club del Carmel, sobre la Autopista Norte, de Bogotá. Allí empiezan a buscar dentro de las canecas materiales que cumplan con las condiciones para ser reciclados. En el proceso se enfrentan a la gran cantidad de basura mal separada y revuelta.María Eudora García, recicladora de la zona, le dijo a Plaza Capital que inicia su recorrido en Britalia a la una de la tarde, y a pesar de que solo recorre dos sectores termina a las dos de la mañana de sacar todo el material. En adición, se enfrenta a la dura labor de seleccionar el poco material que encuentra en condiciones óptimas para el reciclaje.
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“Nos toca meter las manos a la basura y rebuscar entre todo por los pocos materiales que estén en buen estado” declaró García. En ese proceso muchos de los desperdicios caen al suelo y pese a que intentan recogerlos todos es imposible y muchos quedan a la deriva. Steven Neira, guardia de seguridad del conjunto Los Elíseos, aseguró que “a veces dejan basura que termina por ensuciar y contaminar el barrio”. Además, muchas mascotas terminan por ingerir los huesos y sobras vomitándolos en las aceras posteriormente.
A raíz de esto, García mencionó que por la falta de dotación adecuada para tratar con basuras se abstienen de tocar muchas cosas y por eso las dejan caer al suelo. “Digámoslo como es, aquí uno toca de todo, y a la gente se le olvida que uno también es humano y bota todo sin consideración. Además, a nosotros no nos dan guantes ni un equipo para que podamos hacer nuestro trabajo sin riesgos”.
A esta mujer de 62 años la situación de la pandemia la preocupa bastante, pues se expone a tocar cosas que pueden estar contaminadas. “La gente ni siquiera se toma la molestia de desechar los tapabocas apropiadamente”. Entonces muchas de las sobras, desechos pequeños o materiales que puedan estar contaminados de coronavirus quedan sin recoger. No obstante, aseguró que ellos hacen lo posible por limpiar todo así se demoren más.
Maltrato por parte de la administración
“La administradora de aquí me dijo: el todero no tiene por qué venir a sacar la basura a las 4 de la mañana, para eso los tengo a ustedes y si no le gusta la dejo sin trabajo”. Además, aseguró que los hacen llevarse materiales no reciclables como cubetas de huevo y cajas de leche. Frente a esto, Neira declaró que, para poder acceder a las canecas los recicladores tienen que sacarlas ellos mismos y después volverlas a dejar en su sitio.
“Ellos tienen que entrar, sacar las canecas, llevarse la basura que sobra y después dejar todo limpio”. Neira también explicó que antes les tocaba a los mismos guardias de seguridad hacer eso antes de que pasara el camión de la basura, por lo que la aparición de los recicladores le quitó responsabilidad.
“De acuerdo con el Artículo 2.3.2.5.2.1.2., Metodología Tarifaría para la actividad de Aprovechamiento en el Parágrafo 2 los usuarios, o sea las administraciones de los conjuntos, residentes, etc. no podrán exigir a las personas prestadoras de la actividad de aprovechamiento contraprestación alguna por los residuos aprovechables” explicó David Recio, director de prensa de la UAESP. Por lo tanto, obligar a los recicladores a llevarse otros materiales, o impedirles la recolección si no sacan y entran las canecas está prohibido de acuerdo con la ley.
¿Cómo debe ser el protocolo de recolección?
García pidió a los residentes de la zona que recuerden que ellos también son humanos, que también se enferman y sufren. “Les diría directamente que por favor clasifiquen el reciclaje y no lo revuelvan con la comida. Pero sobre todo que pongan los tapabocas o desechos hospitalarios en bolsas aparte, porque a nosotros nos da pavor tocar eso y que este contaminado”. Por eso, recomienda hacer un proceso adecuado de reciclaje en casa. Así se evitaría que los desperdicios caigan al suelo y sobre todo facilitaría la labor de los recicladores.
El Boletín Procedimiento manejo integral de residuos de la Contraloría explica que, es en casa en donde se debe hacer la primera clasificación de residuos de acuerdo con el código de color de reciclaje. Gris para el papel seco y limpio. Azul para vidrio, cartón y metales. Verde para sobras de comida, cáscaras, cigarrillos, servilletas, desechables, y demás. Blanco, para los residuos sanitarios como el papel y las toallas higiénicas. Rojo para materiales hospitalarios.
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Además, “las administraciones de donde se realiza la recolección deberán realizar campañas de sensibilización y cultura en temas relacionados con: separación en la fuente, reconocimiento del reciclador y su labor por parte de la comunidad” explicó Recio, y los contenedores deberán permitir la clasificación de los residuos sólidos entre ‘Aprovechables’ y ‘No Aprovechables’ pues “tienen que contar con condiciones que los hagan accesibles a los recicladores y que no afectar la recolección de estos”.
Posteriormente, se debe llevar la basura al cuarto de almacenamiento temporal de cada vecindario. Así los recicladores y las empresas de recolección asignadas a cada zona solo deben llegar y recoger los desechos, pues su función no es clasificarlos. después de su recolección estos se llevan a una planta de tratamiento, y en el caso del reciclado, son pesados, monetizados y llevados a la planta de aprovechamiento correspondiente.
Es importante recordar que el Ministerio de Ambiente exige que los materiales reciclables sean puestos en bolsas blancas y aquellos que no lo son en negras. En adición, a partir del 2021 gracias a la Resolución No. 2184 de 2019 se incluyó una tercera de color verde para los elementos orgánicos aprovechables. De esta forma, se agiliza y optimiza el proceso de recolección y reciclaje, evitando que los desperdicios caigan a las calles.