En el mes de noviembre del año 2022, luego de una ruptura de un tubo en el barrio San Nicolás de la localidad de Suba, la JAC del mismo descubrió que las tuberías estaban hechas de ladrillo de asbesto, material tóxico y prohibido en el país desde 2019. 

Ante esta situación, en cabeza de la presidenta de la junta, Alicia Bogoya, la JAC dirigió un derecho de petición a la Empresa de Acueducto de Bogotá (EAAB) solicitando que “se retire y se sustituya toda la tubería de la red de agua… por ser nociva para la salud y estar en pésimo estado”. Sin embargo, la respuesta por parte de la empresa fue negativa.

En ese momento, la alcaldía, en cabeza de Claudia López (2020-2023), publicó una guía para “prevenir riesgos asociados al asbesto”, en la cual no había claridad sobre la sustitución del material, según una fuente cercana al caso. 

Derecho de petición enviado por la JAC del barrio San Nicolás al acueducto de Bogotá en enero de 2023. 

En Colombia, la ley 1968 de 2019, decretada por el Congreso de la República, “prohíbe el uso de asbesto en el territorio nacional y se establecen garantías de protección a la salud de los colombianos”.

Guillermo Villamizar, director de la Fundación Colombia Libre de Asbesto (FUNDCLAS) menciona que esta ley busca preservar la vida de los trabajadores y habitantes del país por los grandes riesgos a la salud asociados por el contacto con el asbesto y que, según Villamizar, puede provocar “placas pleurales, asbestosis, mesotelioma e incluso cáncer de laringe, faringe, ovarios, estómago y colorrectal”.

Sin embargo, a pesar de que la legislatura obliga al gobierno a generar una política pública de sustitución del asbesto en máximo cinco años, el caso del barrio San Nicolás es muestra de que hay un serio vacío que está afectando la salud de miles de personas.

No deje de leer: El agua del grifo de Bogotá podría ser tóxica para el uso en acuarios

¿Qué ha pasado desde entonces en el barrio San Nicolás de Bogotá?

El 20 de febrero de 2023 la EAAB dio respuesta al derecho de petición emitido por la JAC del barrio en un documento firmado por Lina María Ojeda, profesional especializada de la División Servicio Acueducto Zona 1, que señaló: “NO proceder los recursos de ley, por tratarse de un acto informativo y de mero trámite”.

La empresa, además, menciona dos argumentos para rechazar la solicitud. La primera justificación es que, al buscar en el banco de proyectos actuales de la zona 1 de la ciudad, a la cual pertenece el barrio San Nicolás, no existe ninguno en curso y tampoco se tiene alguno planeado a futuro. La segunda razón es que, a la fecha, se está realizando la obra por parte del IDU de la “EJECUCIÓN DE ANDENES Y CICLORUTAS DE LA CALLE 116 ENTRE LA KR9 Y LA KR 72”, lo que impide atender la respuesta.

“Se fueron por otro lado evadiendo el tema”, comenta Natalia Serna, habitante del barrio San Nicolás y actual secretaria de la JAC del sector, quien insiste en que el Acueducto no da razones de peso para rechazar la petición y tampoco brinda disposiciones para lograr una pronta solución del problema. “Luego de año y medio, no se han recibido nuevas comunicaciones por parte de la empresa”, aclara Serna.

Respuesta al derecho de petición por parte del Acueducto de Bogotá el 20 de febrero de 2023. 

Ante la falta de soluciones, el barrio ha estado trabajando de la mano de la FUNDCLAS desde el año 2022, recibiendo asesoría para lograr que la red de tuberías sea reemplazada lo antes posible y así evitar los riesgos de seguir exponiéndose a los nocivos efectos del asbesto. De momento, los habitantes del sector se esfuerzan porque la Alcaldía priorice la zona en el presupuesto anual y así se genere el proyecto de cambio de tuberías.

Según FUNDCLAS, el asbesto ha sido un material que ha sido usado por más de 65 años en Colombia y que, si bien no se tienen unos estudios claros sobre las afectaciones que puede generar al encontrarse en tubos de agua por su difícil rastreo, se sabe que el consumo prolongado de estas fibras puede ocasionar problemas y enfermedades, principalmente, respiratorias.

 Vea el especial: El dilema del agua amarilla en Bogotá: ¿Es potable o no?