Eran las ocho de la mañana de un domingo soleado y me disponía a arreglarme para encontrarme con el entrenador de Tchoukball en su conjunto residencial. Debía estar ahí a las 11:30, ya que lo habíamos acordado.
El conjunto de David fue uno de los primeros en ser construidos en Bogotá, por tanto, tiene un colegio, tiendas, una cancha de fútbol y una de baloncesto, un salón comunal y una iglesia. La cancha de basket es la que el entrenador utiliza como espacio para el entrenamiento, ya que el tamaño de un campo de Tchoukball es muy similar. Cuando me acerqué encontré a David con un balón en las manos, que era muy parecido al de volleyball, pero más pequeño.
David se acercó a mí, me saludó de forma amable. Mientras vestía unos tenis y una pantaloneta azul, que combinaban con el peto azul claro de su equipo, unas rodilleras y unas coderas. Luego de eso me entregó unas rodilleras, unas coderas y un peto también de su equipo con el número cinco. Los nervios en mí aparecieron. No sabía si las rodilleras y las coderas me las había puesto bien, así que le pregunté y me dijo que sí.
"Listo, comencemos con el entrenamiento. Debes dar una vuelta a la cancha saltando y alzando los brazos", afirmó, mientras él me mostraba cómo hacerlo. Cuando lo hacía, la respiración en mí se aceleró, así como mi corazón. Al terminar me indicó con firmeza que debía avanzar con saltos y tirar uno de los balones hacía arriba. Esto nuevamente dando una vuelta que rodeara la cancha.
El equipo de David se consolidó hace tres años, tiempo después de que él usará como excusa ir a los entrenamientos que dictaba el tío de Lina, su actual novia, solo para verla y poder conocerla más. Luego de que se convirtieran en novios, el interés de este entrenador por Tchoukball pasó de ser un pasatiempo y un pretexto a ser un deporte tomado en serio. Él comenzó a trabajar para formar su propio conjunto de jugadores y conseguir aquello que era necesario. Fue entonces cuando su grupo recibió el nombre de Ángeles de Tchoukball.
"Emma, ahora vas a halar 15 veces esta cinta con el brazo izquierdo hacia arriba y luego con el otro", me indicó el entrenador mientras me miraba de forma contundente. Al principio de este ejercicio fue sencillo, pero posteriormente un dolor comenzó a brotar en mi tríceps y debí hacerlo más despacio. Para este deporte, es necesario tener brazos fuertes debido a que mientras se juega hay que realizar pases entre un jugador y otro. En ocasiones los lanzamientos son realizados desde la mitad de la cancha y para que el balón pueda llegar al otro extremo debe ser enviado con potencia para que no toque el suelo, de ser así la pelota deberá ser tomada por el otro equipo.
En cuanto terminamos el calentamiento, comenzamos con el entrenamiento. Primero fue ensayo de remates. "Está bien, Emma, ahora lo que vas a hacer será lanzar el balón desde este lugar, usando tu otra mano para guiarte hasta el trampolín", afirmó David mientras me mostraba con su brazo derecho cómo lanzarlo. Apenas lo solté este rebotó en el trampolín. Creía que todo iba bien. Sentí emoción, alegría. Hasta que la pelota tocó el área prohibida, un medio círculo que rodea la plataforma de resorte, en el cual por ningún motivo la bola debe tocar el piso, de ser así el equipo contrario será el que lleve la bola. Allí, David notó que estaba algo sedienta y sacó de su maleta deportiva de color negro una botella de agua "¿tienes sed?, me preguntó. La agarré apresuradamente, el sol y el entrenamiento habían aumentado mi temperatura corporal.
Cuando por fin logré dominar la técnica de remates, habían pasado 15 minutos. David, quien luego de haberme indicado varias veces que fuera por el balón, debido a mi poca destreza con el lanzamiento, sonrió y me indicó que ahora me enseñaría a hacer defensa. De forma certera y sosteniendo la pequeña esfera, decía "agáchate rápido y coge la pelota". Esto lo hicimos alrededor de 20 veces, hasta que pude arrodillarme apresuradamente y atraparla en el aire. Todo con la intención "de defender para que el otro equipo no tenga punto. Atrapar la bola es lo que se debe hacer y no permitir que caiga fuera del área prohibida. Si pasa eso el otro equipo nos puede superar o ganar". Mientras hacíamos el entrenamiento de defensa, él hacía remates y yo debía estar fuera del área prohibida atrapándola. En caso de que la atrapara y estuviera en esta zona sería igualmente punto para el otro equipo. Esta es una de las tantas reglas del deporte de la paz.
"¡Listo, Emma! Ahora atrapa el balón, da dos pasos siguiendo la línea de los aritos, salta y has un remate", decía David mientras me mostraba por dónde debía caminar, que era explícitamente en sentido diagonal a la ubicación del trampolín. Luego de esta breve explicación, el entrenador se ubicó justo enfrente de mí, pero detrás de la zona prohibida. Me pasó la pelota. La atrapé. Comencé a pensar detenidamente en su explicación. Di un paso. Le pregunté "¿ahora doy otro y luego saltó?" Afirmó con su cabeza. Continué caminando, salté de forma insegura y la solté. Creí que el remate estaría bien, pero la bola cayó dentro del área prohibida y de ser un partido no habría obtenido punto. Varios intentos fallidos me hicieron darme cuenta que el lanzamiento desde esa ubicación era compleja, mis brazos no estaban preparados para ese tipo de pases. Es por eso, que este deporte debe tomarse con seriedad y se debe asistir a entrenamientos o de lo contrario no será suficiente para ganar un partido.
Luego de muchos intentos el entrenador del deporte de la paz me indicó nuevamente con una sonrisa en su cara, que esta vez ensayaríamos pases, pero con la diferencia de que simularíamos un partido. La emoción apareció en mí. Y al mismo tiempo la preocupación surgió. Pues aún me sentía torpe, un poco lenta, pensativa y no comprendía muy bien cómo jugar. Pero eso no fue limitante para hacerlo.
"Ubícate en la mitad de la cancha y apenas lo atrapes me lo debes pasar", me decía David, con la finalidad de que entendiera que en este deporte los jugadores no pueden tener el balón más de tres segundos en sus manos. Cuando atrapaba la pelota debía salir corriendo del centro del campo a la parte contraria del área prohibida a la que él sacó. Al llegar, me tiró nuevamente la bola y me indicó, "recuerda que hay jugadores, que es un partido y que debes pensar y actuar rápido". Así que intenté hacer las cosas más apresuradamente y "meterme en la jugada".
Entonces hicimos una pequeña simulación de que el otro equipo tenía el balón. Era momento de rodear el área prohibida de este deporte a medida que los jugadores contrarios se hacían menos de cuatro pases y arrodillarnos en cuanto hicieran el remate. Todo esto haciendo caso a la regla del tres, que aclara que los jugadores deben hacer tres pases, tres pasos, hacer tres remates en un arco, luego cambiar al otro y solo tres segundos son los que un jugador debe mantener el balón en sus manos.
David continuó tratando de que me imaginara a los otros jugadores, y entonces le pregunté sobre en qué momentos se hacía falta. Él mientras recordaba y miraba hacia arriba me explicó, "Emma, siempre que el otro equipo tenga el balón hay que dejarlos hacer los tiros, porque si no sería falta. También cuando omites lo que recoge la regla del tres, si pisas el área prohibida en medio del remate y le pegas con el balón al marco".
El entrenamiento de Tchoukball se dio por terminado en cuando David me pidió el favor en modo de orden de recoger las cosas que habíamos usado para él entrenamiento. Pero antes me encargué de tomar nuevamente agua. Estaba cansada, me dolían los hombros y un poco mis brazos. Además el sol intenso, hacía que el agua fuera lo único relajante. Guardadas las cosas en la mochila y puestas sobre un carrito emprendimos camino hacía una bodega en donde el entrenador guarda las cosas luego de que consolidó el equipo de Ángeles.
En medio de eso, él me contó que "Tchoukball es la unión de cuatro deportes baloncesto, volleyball, squash y balonmano. Consta de 5, 7 o 9 jugadores por equipo y el objetivo es anotar punto en cualquiera de los dos marcos. El equipo ganador es el que acumule más puntos en 3 tiempos de 15 minutos." Cuestión que desde un inicio no había entendido muy bien y agregó "ya hay selección Colombia de Tchoukball e incluso hemos ido a los Panamericanos".
Al terminar el entrenamiento y despedirme de David comprendí, que a pesar de que posea la denominación del deporte de la paz porque no hay interacción física entre un jugador y otro, es una práctica que debe entrenarse con constancia. El Tchoukball necesita atención por parte de los jugadores, no solo para saber las reglas y poder ganar, sino también para practicar fuera del juego los músculos, ya que requiere fuerza, habilidad y cierta destreza que se debe obtener antes de poder entrar a una cancha a defender un equipo.