Indígenas Cuna prefieren la medicina tradicional que vacunarse contra el Covid-19

Viernes, 19 Noviembre 2021 20:16
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En Colombia hay más de 100 pueblos indígenas, cada uno con cosmovisiones y costumbres diferentes. Esto significa un reto para el Plan Nacional de Vacunación para concretar una jornada de inmunización que respalde a cada una de estas comunidades. Por ejemplo, en el caso del pueblo Cuna, ubicado en el resguardo Caimán Nuevo (Antioquia); ellos prefieren acudir a la medicina propia ancestral que vacunarse contra el COVID-19.

Mural indígena Cuna de la Candelaria Bogotá|Medicina tradicional y ancestral del cabildo Ambika Pijao|El ministro Ruiz resaltó la importancia de la comunicación asertiva para la motivación de la vacunación de manera respetuosa.||| Mural indígena Cuna de la Candelaria Bogotá|Medicina tradicional y ancestral del cabildo Ambika Pijao|El ministro Ruiz resaltó la importancia de la comunicación asertiva para la motivación de la vacunación de manera respetuosa.||| Maira Yulieth Segura Tapiero|Maira Segura Tapiero|Ministerio de Salud y Protección Social|||
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Iván Meléndez Santacruz, mayor del pueblo Cuna, del Golfo de Urabá, menciona que en este momento casi el cien por ciento de los habitantes de su resguardo indígena tuvo COVID-19: “todas las sintomatologías se presentaron allá: dolor de cabeza, fiebre, perdida de olfato. […] Nosotros les decíamos: ‘bueno, por qué no van y se hacen la prueba, vayan al hospital de Necoclí’ los mayores decían: ‘no, porque allá nos hacen la prueba, nos dejan allá y luego nos matan’. Este es solo alguno de los mitos que hay alrededor de las vacunas, que en su mayoría de casos son replicados por los mayores y las autoridades indígenas.

Mitos como: “la vacuna está matando a la gente […] y que es para esterilizar a las mujeres”, menciona el mayor Iván Meléndez del pueblo Cuna. Mitos que se han reforzado con la falta de información que llega a los resguardos indígenas que están apartados y son de difícil acceso, y, por otro lado, a causa de no conocer la lengua propia de las etnias.

Pese a esto, los Cuna también han reconocido las afectaciones que ha traído consigo el virus del COVID-19 dentro de las comunidades, donde se han registrado al menos 2.023 indígenas fallecidos y 69.881 contagiados, según las cifras del Instituto Nacional de Salud, con corte del 27 de agosto.  

El mayor cuna dice que por esto tuvieron que acudir a “las plantas medicinales para fortalecer la sangre, para fortalecer los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas”.

Según Clementina Jamioy, docente investigadora del pueblo Kametsa, estos métodos de salud propia han funcionado para la prevención del COVID-19 dentro de los resguardos, en su mayoría, utilizando sahumerios de diferentes plantas medicinales.

 La medicina ancestral y tradicional es indispensable en los pueblos étnicos para tener armonía y un buen vivir “en especial en la población indígena, hemos venido fortaleciendo la salud propia, utilizando las plantas que están a nuestro alrededor, aplicando con más frecuencia en los niños, en los jóvenes, inclusive en las personas mayores; porque todos necesitamos vivir”, menciona la abuela Clementina Jamioy.

De acuerdo con el Boletín de Prensa con corte del 1 de noviembre expedido por el Ministerio de Salud “se ha logrado la inmunización de 623.743 personas pertenecientes a los grupos étnicos”, sin embargo, aún faltan 755.141 indígenas por la vacuna, ya que la población total indígena es de 1.378.884 según la ONIC.

El problema surge de que son los propios pueblos, como en el caso de la comunidad Cuna, quienes se niegan a la aplicación de la vacuna, esto tiene que ver con diferentes razones, entre ellas: mitos acerca de la inmunización que se han ido propagando dentro de las comunidades indígenas, como los anteriormente mencionados; también porque las autoridades étnicas consideran que la medicina tradicional y ancestral es más efectiva contra el virus del COVID-19 que la vacuna; y, por último, porque el gobierno no ha hecho una consulta previa con los pueblos, donde se informe acerca de la inmunización de forma detallada.

La mayor parte de los resguardos indígenas anti vacunas contra el COVID-19 están ubicados en el Cauca, Cesar, la Sierra Nevada de Santa Marta y Antioquia. Con comunidades como los Chimilas, los Arhuacos, y los Cuna. Incluso, Jhoe Sauca, coordinador de Derechos Humanos del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) conto que "muchas personas han manifestado no quererse vacunar, inclusive mayores de edad que han estado libres del contagio".

Se consultó al experto Lenin Alonso Lozano Salcedo, magister en salud pública de la Universidad de los Llanos, quien reconoce la diversidad de conocimientos en la medicina: “el conocimiento científico que ellos tienen nos puede servir a la medicina oriental para generar nuevos medicamentes o nuevos tratamientos con respecto al COVID-19 u otras patologías […] no hay que desconocer el conocimiento ancestral que tienen las comunidades indígenas”.  Y entiende la desconfianza de las comunidades indígenas, pero expone que hasta ahora, la vacuna si sirve y se ha comprobado que tiene más del 95% de la efectividad con la prevención del COVID 19.

Por ello es necesario concretar un encuentro de los pueblos indígenas con el Plan Nacional de Vacunación donde se les ofrezca la información necesaria, teniendo en cuenta la diversidad medicinal de estos pueblos y su diferencia de lengua.