'Estamos en un momento en el país en que o construimos la paz o profundizamos la guerra', Iván Murcia, líder social

Viernes, 14 Mayo 2021 21:15
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Iván Felipe Murcia es líder comunitario, habitante del territorio Altofucha desde hace 9 años. Sin embargo, ha vivido alrededor de la cuenca del río Fucha toda su vida, por lo que se siente sumamente identificado con dicho territorio, ubicado al suroriente de la ciudad de Bogotá e incluye una parte urbana y una extensión rural amplia, en protección, hacia los Cerros Orientales. La problemática de los barrios que comprenden el Altofucha (San Cristóbal Alto, Los Laureles, Montecarlo, Manila, La Gran Colombia, La Cecilia y Aguas Claras) radica en la informalidad, por muchos años fueron considerados de invasión y no recibían el apoyo del Estado. En el año 2016, todos los barrios se constituyeron legalmente. 

Ivan Murcia, líder comunitario del Altofucha|Zona que comprende el Altofucha. 2019.|Aviso de predio en alto riesgo mitigable en el Altofucha|Intervención colectiva en el Altofucha.|Proceso comunitario de huerta en el proyecto Huertopía||| Ivan Murcia, líder comunitario del Altofucha|Zona que comprende el Altofucha. 2019.|Aviso de predio en alto riesgo mitigable en el Altofucha|Intervención colectiva en el Altofucha.|Proceso comunitario de huerta en el proyecto Huertopía||| |#Enriesgo #Alfofucha.|#Enriesgo #Alfofucha.|#Enriesgo #Alfofucha.|@colectivahuertopiafucha.|||
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Iván Murcia, hace parte de la Junta de Acción Comunal, del barrio de Los Laureles sur oriental, en la Comisión de Conciliación. Igualmente participa en una agrupación llamada Huertopía y tiene como ideal la construcción de coterritorios, especializada en la agricultura urbana y todo aquello que tenga que ver con lo agro en el contexto urbano, periurbano (situado en la periferia de una ciudad) y rururbano (proceso de urbanización de espacios rurales). De esta forma, también pretende promover los espacios para el encuentro comunitario, de discusión y educación para el barrio.  

“La comunidad también educa. En tiempos de crisis y de guerra como los que vive este país, hay muchas dificultades en la crianza y la comunidad se termina convirtiendo en un lugar primero, seguro y segundo, en un lugar que potencia sus capacidades múltiples”, Ivan Murcia.

¿Cuáles son las problemáticas que aquejan al Altofucha? 

Problemática, hay muchas, todas las que puede tener un territorio de borde y como cualquier territorio colombiano, con las dificultades propias de un país absolutamente desigual, inequitativo, corrupto y con una fuerte tendencia a que los territorios sean manejados violentamente por grupos armados. Por esto uno se pregunta cuál es el papel del territorio en la construcción de país.

Pero las problemáticas no son solo nacionales sino también distritales. Esta desigualdad hace que existan presupuestos muy limitados para estos barrios. Con esas características surgen muchos problemas que aquejan al Altofucha como: la presión inmobiliaria, porque hay otros sectores económicos que quieren apropiarse del territorio por su valor ecosistémico y paisajístico. Otro ejemplo son las políticas y estudios de riego no mitigable que están muy marcados por la idea de desocupar territorios y que las personas entren a ser catalogadas como vulnerables. Pero se cuestiona mucho esta gestión del riesgo, se calcula por ejemplo que la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres cataloga al 53% del territorio colombiano en alto riesgo no mitigable.

Retomando lo que planteo de la vulnerabilidad y, así mismo, trayendo a colación el libro del que es coautor #Enriesgo #Altofucha usted plantea que es peligroso llamar a una comunidad vulnerable ¿si no llamarla vulnerable, entonces cómo?

Creo que la categoría más clara es empobrecida, nosotros no somos vulnerables ni pobres, sino empobrecidos. Así como existen lógicas en la idea de país desarrollado y subdesarrollado, también hay lógicas en las dinámicas de la sociedad, de personas empobrecidas y personas empobrecedoras. Con estas lógicas, entendemos que la vulnerabilidad no se da por raza, cuerpo o condición económica; sino que la condición de riesgo (no solo por factores ambientales sino también en factores sociales como la delincuencia) se da por la disputa por poderes. Generando una distribución desigual de riqueza y que hace a personas enriquecidas empobrecedoras y a personas empobrecidas.

Muchos creen que el trabajo social no es rentable, ¿puede contarnos su experiencia?

Nos forjan una idea del éxito individual, tener un buen empleo, ganar como profesionales 8 – 9 millones de pesos, trabajar con entidades que te generen más rentabilidad; Pero eso siempre me lo he cuestionado.

¿Cuándo comienza su trabajo con la comunidad?

Inicié estudiando ingeniería electromecánica, pero a mí no me cuadraba algo, yo siempre tuve una inquietud muy grande por lo social. Durante mucho tiempo me he cuestionado el tema de las desigualdades sociales. Empecé a estudiar en el SENA, con una materia que se llamaba Gestión del Talento Humano, me metí por ahí y conocí muchos amigos con las mismas inquietudes y ganas de trabajar en lo social. Entonces, nos dimos a los espacios de formación propios e inclusive renuncié a la universidad y me dediqué a lo social desde ese momento; logré entrar a la Universidad Nacional y allí se me abrió enormemente el mundo.

Todo se materializó en el territorio que uno habita, transita y convive. Todo el tiempo, las discusiones académicas y teóricas se estaban llevando al territorio y mi participación empezó cuando se dio la legalización del barrio, en el 2015; cuando empiezan a marcar y señalar las casas que se iban y se quedaban. Me metí de lleno en la discusión del barrio y también con el tema de las huertas comunitarias.  

En su experiencia, cómo ha sido vincularse a diversos proyectos comunitarios como lo son La Casa De Las Ideas y Huertopía

A mí, eso me ha fortalecido muchísimo, yo creo que a uno le enseñan cuando pequeño que el proyecto de vida es lo que usted elige. Le botan una carga muy grande desde pequeño ¿Qué voy a hacer con mi vida? pero no nos dicen que esas decisiones también dependen de los espacios donde uno transita. Que el proyecto de vida de uno está relacionado con el de otras personas, que uno acompaña proyectos, comunidades y procesos. Por eso, me gusta pensar que los procesos comunitarios y los sociales no son una carga o un hobby; sino que se terminan instalando en los proyectos de vida de las personas y le permite a uno encontrar caminos para no perderse tan fácil en la búsqueda del qué hacer.

Con el contexto colombiano actual, muchos dicen que el ser líder de una comunidad o sociedad es muy difícil. Hemos visto los múltiples asesinatos a líderes sociales. Por lo cual me gustaría preguntarle ¿cuáles han sido sus mayores luchas en su recorrido social?

Creo que no son solo luchas individuales sino también colectivas. En primer lugar, por consolidar ecoterritorios, en términos académicos, políticos y comunitarios. La defensa y el cuidado de los cerros orientales y el río Fucha, cuestionando el turismo extractivista. Esas son las grandes luchas que yo podría enmarcar en el territorio. Frente al tema de la violencia, creo que ser líder efectivamente es un riesgo en este país. Siempre que uno ejerce procesos de liderazgo hay por lo menos una o dos personas que te van a estar recordando eso todo el tiempo “no se meta de líder que lo matan”. También viendo compañeros y compañeras líderes que han sido perseguidos, amenazados, encarcelados, eso lo preocupa a uno; pero es una responsabilidad muy grande. Las personas que apuestan a la transformación social entienden que estamos en un momento histórico de inflexión.