Según María José Mejía, oriunda de San Andrés, el domingo 15 de noviembre empezó siendo tormenta y para la madrugada del lunes 16 se convirtió en huracán. Un huracán es el conjunto de tormentas tropicales giratorias, que se forman sobre el Océano Atlántico y Pacífico, caracterizadas por sus lluvias torrenciales y fuertes vientos. De acuerdo con el portal web Space Place de la Nasa, estos son las tormentas más poderosas y violentas de la tierra.
Conforme con los primeros reportes del gobierno nacional, a varios medios de comunicación, Providencia fue la isla más afectada. A la fecha, dos personas murieron, seis resultaron heridas, 112 fueron evacuadas y el 80% de las viviendas quedaron completamente destruidas. Entre las infraestructuras más afectadas, se encuentra el único hospital de la isla ubicado en Santa Isabel, por lo que los isleños de la zona no tienen cómo brindar la atención necesaria a los damnificados y heridos.
“El apartamento en el que estaba con mi mamá resultó muy afectado. Las tejas volaron por toda la cuadra, como es el último piso del edificio, el agua cayó encima del cielo raso. Parte del techo del pasillo terminó en el piso y una parte del techo de la sala también se cayó”, cuenta Felipe Carrera, natural de Bogotá pero residente en Cartagena de Indias, que vivió las consecuencias del huracán en San Andrés, explica cómo encontró su apartamento después del impacto del huracán Iota. Al igual que Felipe, muchos isleños tuvieron que abandonar sus hogares, para refugiarse en otros espacios que les permitiera protegerse de los potentes vientos.
Científicamente llamado ciclón tropical, los huracanes generan todo un sistema de nubes y aires que se alimentan por el calor del océano y el agua que se evapora de la superficie. Según Space Place de la Nasa, la clasificación de los huracanes puede dividirse en cinco categorías, siendo uno la más baja con una marea de velocidad del viento entre 74 y 95 millas por hora (mph) y si no un daño catastrófico con velocidades mayores a 157 mph. La altura de estos ciclones puede alcanzar hasta cinco veces la altura de Monserrate. Según el ideam el huracán que pasó por el Archipiélago llegó a ser categoría cinco.
Tabla tomada del Portal Web Space Place de la Nasa.
María José Mejía, habitante de la isla, logró comunicarse en la madrugada del lunes con sus padres quienes viven en San Andrés y se vieron afectados por el fenómeno natural, al igual que en el caso de Felipe. La familia Mejía tuvo que abandonar su casa porque los vientos se llevaron algunas tejas y se resguardaron en el primer piso de la casa en donde viven. Aunque la comunicación se fue tornando más difícil a medida que el huracán pasaba y después de este, María José se ha comunicado cuatro veces con sus seres queridos.
Pero esta situación no fue la misma para todas las familias. Por más de 12 horas no hubo noticias sobre lo que había sucedido en la isla de Providencia, la más afectada del archipiélago por ciclón tropical de categoría cinco. En declaraciones al portal web El Tiempo, el meteorólogo Christian Euscátegui, afirmó que Iota fue del mismo nivel que el huracán Matthew que afectó al país en 2016.
Arelis Archbold, líder social de Providencia, en declaraciones a la emisora BLU Radio, cuenta que a medida que pasaban las horas el huracán se hacía más fuerte y las comunicaciones se perdían por completo. Para la isleña, la alerta por el ciclón tropical estaba desde el día jueves, los pescadores de la zona conocían muy bien la dinámica climática y eran conscientes de que si el huracán no se desviaba iba a golpear a todo a la isla. “Aunque se abrieron 15 albergues y los pescadores estaban monitoreando desde que era tormenta tropical, los drásticos cambios en el huracán hicieron que los pescadores tuvieran miedo”, dijo Archbold a la emisora Blu Radio.
Según los datos del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, el ojo del huracán se ubicó a unos 30 kilómetros de Providencia, de ahí el fuerte impacto que tuvo en esta isla. Yolanda Gonzalez, directora del Ideam, quien se encontraba en Providencia en el momento de los hechos, en declaraciones a la prensa, afirmó que, “el comportamiento del huracán era impredecible y el aumento a categoría 4 solo tardó unos 40 minutos”. De acuerdo con las declaraciones de Arelis Archbold, el problema con esta temporada de ciclones tropicales está en la poca planificación que se tiene para este tipo de fenómenos naturales. “La falencia es que esperamos alertas para activar los planes, cuando esos grupos de ayuda deberían funcionar siempre porque el Archipiélago constantemente recibe condiciones climáticas adversas”, añade la líder social.
El 2020 se ha convertido en el año de los huracanes en el Atlántico, "estamos enfrentándonos a la peor temporada de huracanes de las últimas décadas, porque está muy cálido el océano Atlántico", dijo Yolanda González, en declaraciones al programa radial Mañanas BLU. Aproximadamente, en el océano Atlántico se forman diez tormentas cada temporada y de estas seis se convierten en huracanes, de las cuales dos o tres se transforman a ciclones de categorías fuertes.
Foto tomada del NOAA.
De acuerdo con la información brindada por Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, la actual temporada de fenómenos ha traído 30 ciclones tropicales en lo que va del año. Y es que sólo hace dos semanas, el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina había sentido los fuertes impactos del huracán Eta. Particularmente, para el caso de Providencia, tres veces por semana llegan barcos de San Andrés, Panamá y Colombia para abastecer a los isleños. No obstante, desde que pasó Eta, en las últimas semanas, ningún barco pudo regresar a la zona, por tanto, la comunidad en Providencia se encontraba desabastecida después del paso del primer ciclón.
Según Archbold, en declaraciones a BLU Radio, los habitantes del archipiélago conocen las islas, pero desde algún tiempo, dejaron de prepararse para este tipo de fenómenos naturales. “Hace muchos años el gobierno colombiano dejó de construir, como la gente de la isla construía, y escuchar a los locales en materia climática”, comenta la líder. Las primeras declaraciones de isleños del archipiélago concuerdan con que son territorios han sido olvidados por el Estado, y cómo este tipo ciclones a menudo no tienen planificación.
Si bien, en los últimos 79 años islas como la de Providencia han presentado cinco huracanes fuertes, se necesita de políticas estatales que permitan articular una serie de estrategias que preparen a las comunidades para recibir estos fenómenos. “Los pescadores tratan de generar un sentido de conciencia”, afirma María José Mejía al hablar del abandono estatal antes de que sucedan estos hechos catastróficos. En el 2005 el paso del huracán Beta provocó una reconstrucción parcial de la isla que tardó alrededor de 180 días, según información del gobierno. Pero como lo manifiesta Arelis Archbold, las reconstrucciones no sirven sino se edifican para las condiciones climáticas del Archipiélago. Es necesario que las casas que se construyan sean fabricadas para resistir a los fuertes vientos que son un precedente de las zonas. Los isleños piden que se deje de planear tanto desde las grandes ciudades y, más bien, se trabaje desde las islas con sus habitantes.
Contacto con la Cruz Roja Colombiana
Las primeras imágenes del paso de Iota sobre el Archipiélago dan cuenta de la destrucción y pérdidas de muchas familias isleñas. Hay muchos colombianos preocupados por el paradero de sus familiares desaparecidos por lo que, la Cruz Roja Colombiana ha activado una línea para las personas que quieran saber sobre sus familiares en San Andrés y Providencia. Sólo necesitas enviar un mensaje con los nombres completos de sus familiares al correo Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..
Según la coordinadora de Meteorología del Ideam, Martha Cadena, en declaraciones a la prensa, el impacto del ciclón Iota podría aumentar las lluvias en otras regiones del país en los siguientes días. Aún las zonas costeras del país mantienen la alerta máxima por el alto oleaje y la posibilidad de que llegue un nuevo huracán al Atlántico para el fin de la temporada de fenómenos naturales, que se estima termine a final del mes de noviembre.