Hoy en día es común conocer casos de menores de edad que por diferentes circunstancias no viven con sus familias. Existe una complejidad en cada uno de los niños, niñas y jóvenes que les impide vivir en su hogar. No obstante, estos casos no se presentan de la misma manera entre ellos. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) es la entidad del Estado que trabaja por la prevención y protección integral de los menores de edad. Además, brinda una “atención transitoria y una ubicación inmediata” en la modalidad de red de hogares de paso, mientras se soluciona la situación de cada menor, afirma Marcia Yazmin Castro, subdirectora de Restablecimiento de Derechos.
Los hogares de paso son un mecanismo de apoyo a los niños, niñas y jóvenes “con derechos inobservados, amenazados o vulnerados cuando no aparecen sus padres, representantes legales o cuidadores”, según la Resolución No. 1520 del 23 de febrero de 2016. También, en los casos en que la familia del menor no garantice la protección y el cumplimiento de sus derechos. Estos entes de ayuda, se organizan de acuerdo a diferentes aspectos: por territorialidad se dividen de acuerdo a los municipios o departamentos; por capacidad de atención; y finalmente, por el tipo de ayuda y acompañamiento que le pueden prestar a los menores.
Según el Sistema de Información Misional (SIM) del Icbf hasta el 30 de septiembre de 2017 había 1.744 menores en Proceso Administrativo de Restablecimiento de Derechos (Pard). Así mismo, Colombia cuenta con 156 hogares de paso en las modalidades de familia y casa hogar. De acuerdo al flujo de niños, niñas y jóvenes en los últimos tres años el total general es de 1.973 menores ingresados en el Pard. No obstante, estas cifras no concuerdan, porque al haber 1.744 niños, niñas y jóvenes en 156 hogares de paso no debería existir sobre cupo en estos centros de ayuda. Las cifras no están bien o hay hogares de paso que no están funcionando como deberían.
De acuerdo con la información provista por la Subdirección de Restablecimiento de Derechos hay dos tipos de hogares de paso: los paso-familia, en donde un grupo de hermanos (máximo cuatro) son acogidos transitoriamente por una familia que les proporciona los derechos y las condiciones necesarias.; y los paso- casa hogar, en los cuales se atiende a niños de acuerdo a sus edades en grupos de 0 a 5 años, 7 a 12 años y adolescentes. La Subdirección afirma que este último tipo de hogar solo puede albergar un máximo de 12 menores si son mayores de 6 años.
El caso de Juan
Dentro de los menores que han estado bajo la protección del Icbf en hogares de paso-casa hogar se encontraba un niño de 12 años quien escapó de su casa en Bogotá hacia Medellín. El 11 de septiembre de 2017 Juan* huyó junto con un compañero del colegio para la Terminal del Sur. Después de más de 12 horas de no saber nada, sus padres recibieron una llamada de su hijo, quien se hallaba en la capital antioqueña recluido en un hogar de paso.
Juan se había escapado de su casa porque quería tener una vida fácil, alejada de las obligaciones y los compromisos. En consecuencia, irse a otra ciudad, arrendar una habitación y conseguir dinero por medio de la delincuencia, le permitiría lograr su cometido. Esta decisión fue tomada junto con un compañero que ya había vivido en Medellín y creía que este era el mejor camino para ambos.
Al consultar las causas por las que Juan abandonó su hogar, Olga Lucia Niño, psicóloga con experiencia en menores, explica que los niños en esta edad son más propensos a dejarse llevar por las situaciones y las personas que los rodean. Por lo que el caso de Juan era un ejemplo, de un niño que fue motivado por alguien más a irse. En Colombia este caso se cataloga como evasión de hogar.
Inicialmente, la Policía Nacional los encontró en la Terminal de Medellín. De ahí los trasladaron al Centro de Diagnóstico y Derivación, donde son acogidos los niños, niñas y jóvenes, que están bajo la custodia del Icbf en medida de protección, mientras que retornan a sus casas o a otros centros, dependiendo de la problemática que los afecte. En este centro de ayuda Juan permaneció un mes y cuatro días.
Sus días transcurrían entre el juego, la terapia con psicólogos y los quehaceres del aseo de algunas zonas en las que estaba. El niño recuerda que en este lugar compartía habitación con 24 niños de entre los 7 y 12 años. También recuerda que había dos habitaciones más con 32 niñas cada una. Lo cual refleja una inconsistencia con la norma y deja ver un sobre cupo en estos hogares de paso. ¿Detrás de esto hay una falta de recursos? O ¿Se necesitan más hogares de paso?
El proceso de Juan dependía de su comportamiento y del trabajo que se hiciera con la familia. Sus padres estaban muy preocupados, querían sacarlo rápido o, por lo menos, trasladarlo a la capital de la República. La respuesta de la comisaría de familia ante la insistencia era que el trámite se demoraba debido a que se necesitaba una medida de protección porque él había llegado desamparado a Medellín. Por lo tanto, no regresaría hasta que no enviaran el historial a Bogotá y la trabajadora social hiciera un seguimiento a la familia.
Andrea González, madre de Juan, afirma que su hijo estaba en buenas condiciones al momento en que lo recogieron en Medellín. Por su parte, el menor sostiene que lo trataban muy bien, siempre lo tenían ocupado con actividades y le prestaban la atención necesaria. No obstante, el proceso no se cerró, sino que se trasladó al Centro Zonal de Atención a la Infancia en la localidad de Puente Aranda en Bogotá. Los padres de Juan decidieron cambiarlo de colegio para evitar problemas con el niño que se escapó junto a él.
El tratamiento que se dio a la situación de Juan no explica por qué el proceso se demoró tanto en ser trasladado. Existe un problema administrativo dentro de los hogares de paso y su gestión en los procesos de los menores. Si encontraron que todo en su casa estaba bien y el propósito era volver a unirlo con su familia, ¿por qué la negligencia de hacer ir dos veces a sus padres a Medellín y no darles a Juan?
El otro caso
Como otro ejemplo, está el caso de Paola Gutiérrez, una joven de 18 años que estuvo bajo la protección del Icbf por no asumir su rol de madre y ser víctima de maltrato físico por parte del padre de sus hijos. La psicóloga Olga Lucía Niño comenta que las razones por las que un menor no se encuentra viviendo con su familia se derivan de conflictos intrafamiliares como pueden ser el abandono físico, el emocional, las situaciones de maltrato, el abuso sexual, los problemas con el alcohol o las drogas, entre muchos otros.
El 17 de mayo de 2017, la custodia de Paola* y la de su hija de seis meses fue tomada por el Icbf al considerarlas en una condición de vulnerabilidad. Esta joven tuvo su primer hijo a los 15 años y el segundo a los 17. Al momento en que ingresó, Paola seguía siendo menor de edad por lo cual la decisión que tomarán respecto al cuidado de su hija iba a depender de los funcionarios encargados del caso. Con respecto a su hijo mayor, cuando el Icbf abrió el proceso, él se encontraba bajo los cuidados de sus abuelos maternos, a quienes les fue otorgada la custodia.
En un principio, Paola llegó al Centro de Emergencia Nuevo Nacimiento, y allí estuvo alrededor de un mes. Para ella, el choque fue de gran impacto pues se había restringido su libertad y ahora debía seguir las órdenes de un grupo de adultos a quienes no conocía. “Nos gritaban y nos mandaban. Por uno pagabamos todos, a mí no me parecía justo”, sostiene la menor de edad al recordar su experiencia en este primer hogar de paso.
Para el 28 de junio fue trasladada a la Fundación Protección de la Joven “Amparo de Niñas” a cargo de las Hermanas Dominicas Hijas de Nuestra Señora de Nazaret. Los primeros días en este hogar de paso fueron agradables, pero la crisis por el encierro continuaba . Paola se siente muy agradecida con el personal de la Fundación porque gracias a su apoyo logró superar sus conflictos emocionales y dar un nuevo paso en su proceso como madre y como joven. Cuando cumplió la mayoría de edad había estado cinco meses bajo la protección del Instituto. Logró salir de la Fundación Amparo de Niñas y demostró ser capaz de hacerse cargo de sus hijos. Esta experiencia le sirvió, pero no se explica por qué la apartaron de su hija por un mes y medio.
La normatividad
En el artículo 57 de la Ley 1098 de 2006 se prescribe un tiempo de máximo ocho días hábiles para garantizar la atención y el cuidado de los menores. Con Paola y Juan este tiempo se prolongó. Teniendo como vocera a Marcia Yasmin Castro, el Icbf asegura el cumplimiento de este artículo, ¿por qué estos tiempos desaparecen en la práctica y en los dos casos presentados se refleja un tiempo diferente?
Según la subdirectora de Restablecimiento de los Derechos del Icbf, “la persona encargada de establecer el reintegro de los menores con su familia de origen, la asignación de custodia a familia extensa u otra medida de restablecimiento de derechos es un asunto de la autoridad administrativa. En este caso el/la comisario (a) de familia”. A su vez, este funcionario es el encargado de establecer la ubicación en medio familiar sustituto o en un programa de atención especializado. A Paola le dijeron que el fin de su proceso era restablecer el vínculo con su bebé. ¿Por qué Paola fue ubicada en un hogar de paso donde no estaba su hija?
Al preguntarle a Felipe Cano, psicólogo del Centro de Diagnóstico y Derivación, acerca de la importancia de que los menores de edad estén en un hogar de paso, afirma que en este tipo de centros los niños, niñas y jóvenes acceden a una atención de calidad para la situación que presentan. En ese orden de ideas, los hogares de paso son adecuados para prestar estas ayudas y tomar las mejores decisiones. Opinión compartida y ampliada por Niño, quien asegura que la modalidad de hogares de paso es una herramienta eficaz para que los menores de edad reciban acompañamiento oportuno, puedan denunciar cualquier tipo de abuso y reciban la intervención terapéutica apropiada para su caso. El trabajo realizado en los hogares de paso es desinteresado y oportuno para cada niño, niña y joven en Colombia.
Al preguntarle al Icbf sobre asuntos monetarios y administrativos las respuestas son muy básicas. Hay una problemática, que a partir de los casos de Juan y Paola, refleja inconsistencias en el tiempo, un indicador fuerte de que el funcionamiento en estos centros de ayuda no es acorde con la reglamentación.
*Nombres cambiados para proteger la integridad de los menores de edad