Empoderarse es, según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), “conceder poder a un grupo social desfavorecido para que, mediante su autogestión, mejore sus condiciones de vida”. Si hacemos un recuento al pasado, podríamos encontrarnos con que, en los últimos años, hemos escuchado este término en boca de mujeres y movimientos feministas que abogan por romper espacios que resultan históricamente prohibidos o limitantes. Uno de ellos, sin lugar a duda, es la industria de la moda. Estereotipos, publicidad y las posibilidades de talla son varios de los aspectos que resultan excluyentes y que, Vanessa Quiñones, modelo ‘plus size’ y Lis Umaña, creadora de la marca Estileras, han buscado romper.
Todas las semanas la mente de Vanessa está ocupada ingeniando un nuevo ‘Lunes de Look’, actividad que consiste en construir ‘outfits’ o atuendos que rompan con cada uno de los mitos que sigue escuchando sin importar el paso de los años. Entre ellos, que a las gordas no les quedan bien: las camisas con estampados, las minifaldas, el animal print, el blanco, las transparencias, los bikinis, los crop tops entre muchísimos otros, la lista es extensa y no parece tener un final visible. Fue así como se convenció de pasar el mensaje y “mostrarle a las chicas de tallas grandes un abanico de posibilidades mediante las que comprendan que pueden vestirse como quieran” y que, finalmente “se ve chévere en alguien como yo”.
Conozca más en @lunesdelook: https://www.instagram.com/lunesdelook/
@Lunesdelook se consolidó como un perfil de Instagram independiente cuando Vanessa descubrió que la comunidad que la seguía era demasiado grande y “merecía su propio espacio”. En febrero próximo cumplirán ya dos años de buenas ideas y creatividad y, en definitiva, la proyección es que “sea un lugar donde la gente encuentre que todo está diseñado para todas”. Vanessa le habla, mediante Lunes de Look y de corazón, a la adolescente de 15 años que era y que no encontraba un referente que le diera el impulso para ser como quería ser sin miedo a los prejuicios.
Del recelo al amor
Pero los prejuicios no son solo para las mujeres gordas, como Vanessa se define a sí misma cuando dice, sin que eso le parezca el más mínimo insulto, que es “una gorda creativa y alegre”. Lis Umaña peleó desde su adolescencia “con el tamaño de mis tetas”, y mucho de eso tenía que ver, confiesa “con la cultura de la narcoestética típica de la sociedad colombiana”. Esperaba el día que pasara lo que le habían dicho que era natural y necesario para ser mujer: “Llenar un brasier”. El tiempo pasó y en definitiva no llegó el día, pensó en operarse y su cabeza no dejaba de dar vueltas en la idea de que no era una verdadera mujer.
Un día las adornó con un bralette (prenda de uso superior que a diferencia del típico brasier no tiene rellenos ni varillas) y toda la percepción que tenía de ellas cambió. Notó que no era necesario transformar ni deformar los senos de los que tanto había dudado y decidió que esa sería una experiencia que haría que más mujeres vivieran. Los bralettes en el mercado eran escasos y fue así como nació Estileras, “una comunidad orgánica” que es mucho más que una marca, pero que, en esos términos “es una que genera confianza y representa un espacio seguro” y Lis está convencida de que este hecho es enteramente revolucionario.
Revolucionario porque, como ella misma lo menciona, todos aquellos espacios históricamente represivos son el escenario perfecto para la resistencia y la revolución. Ahora bien, la liberación de los senos y los pezones no es nueva y a Lis le brillan los ojos cuando habla de los años 60, las quemas de corsets y la revolución sexual. Parece que eso la motiva y es su ejemplo a seguir. Puede que no sea fuego lo que Lis enciende, pero sus acciones también tienen poder, y una de ellas se trata del cambio en el consumo.
Vanessa y Lis concuerdan al afirmar que la moda es una herramienta para empoderarse y que, si bien hay cosas que deben hacerse diferente, el momento de usarla es ya. Vanessa resalta que la moda es uno de los medios por los que construye identidad, uno de los medios en los que lo que vale son las decisiones y son (deberían ser) propias. A fin de cuentas, la ropa es de las primeras impresiones y debe convertirse, sin duda “en una aliada para encontrar confianza”.
Lis está segura de hacer su parte al convertir Estileras en una marca humana, llena de sí misma, en la que “todas crecemos juntas” y “nos retroalimentamos”. Sabe que la responsabilidad social de su marca es “empoderarme y empoderar”. Sí, no teme aceptar que su proceso de empoderamiento se da a través de su emprendimiento y que eso no le quita profesionalismo, sino que lo potencia. “El mundo es grande y las metas son muchas”, dice, e imagina el lanzamiento de la colección que incluya lencería para hombres y personas trans.
Mientras llega ese momento, Lis se dedica a trabajar en pequeñas metas como hacer que su mamá dejara el brasier y usara un bralette. Este objetivo se cumplió de manera orgánica y gracias a la cuarentena, que hizo que su madre comenzara a presenciar las sesiones de fotos para Estileras y un día decidiera preguntar, “¿me puedo poner uno?” Ese momento se convirtió en uno que Lis recuerda con profundo cariño, “lloré y sentí mucha esperanza en el hecho de que puedo cambiar vidas”. Hoy, su mamá, Esperanza, desea que “ojalá me sigan viendo en Estileras” y siente “que mi cuerpo me dice que sí” cuando se pone un Bralette. Se despegó por completo de la varilla y ahora, confiesa, “se siente uno libre, se siente bien”.
Esperanza como modelo en @somosestileras: https://www.instagram.com/p/CEkHyDjF_vl/
Comunidad, apoyo y amor propio
Vanessa y Lis no son mujeres diferentes a ninguna de nosotras y luchan cada día contra los pensamientos nocivos que han calado mentes con ayuda de esa industria de la que ahora hacen parte para cambiarla desde dentro. “¿Qué tal una Lipo, o un Bypass? (…)busqué dietas sencillas y rápidas, no quería ser el centro de atención, sentí que era fea, que no me iba a enamorar y que no era atractiva sexualmente” confiesa Vanessa luego de pensarlo por algunos segundos, pero con la voz y la mirada firme, como quien dice “lo pensé pero lo puedo manejar”.
Las cosas han cambiado y el tiempo ha sorprendido a esta modelo, que de hecho llegó a este mundo porque alguna vez una de sus clientas (mientras era publicista) le dijo que tenía mucha ‘madera’ para el asunto, con anécdotas como aquella que tiene todo que ver con Patprimo (marca de ropa colombiana). Recuerda que cuando tenía 15 años su armario estaba lleno de aquellas marcas, esta última incluida, que usaba también su mamá (mujer de talla grande) y eso la desconcertaba. Diez años después, su trabajo más representativo fue trabajar para Patprimo. Fue difícil, pero ahora se siente orgullosa de que sus conocidos le digan “te ví en una valla, te ví en Falabella, te ví en publicidad mientras leía noticias, te ví en la página web de la marca”
Si de Lis se trata, recuerda el día que publicó un pequeño video en el Instagram de Estileras en el que se veían sus pezones invertidos, el fantasma de las inseguridades la visitó un rato pero comenzaron a leerse mensajes de amor y apoyo de las seguidoras y no hubo nada que los opacara. No hubo inseguridad que valiera.
Reel @somosestileras: https://www.instagram.com/reel/CFuk5e2F5Gl/
“Empoderarse es sentir que tu vida y tu cuerpo te pertenecen” y los pezones invertidos de Lis ya son parte orgullosa del cuerpo que lleva paso a paso en el camino del amor propio al empoderamiento y que lucen bellos bralettes. “Empoderarse es llenarse de confianza, autoestima y amor propio, es salir de la zona de confort” y Vanessa sale todos los días de ella, desde el momento en que compró su vestido de grado (de publicista) que era hasta el suelo y con escote pronunciado. “Rompí con todo”, dice con alegría y nostalgia del recuerdo. Su talla 18 de pantalón, 38D de busto, 39-40 de zapatos y XL de blusa no la limitan, el único límite que le queda por romper es el dinero, porque no invierte mucho en moda, y sus compras ahora, y como siempre debió ser, las guían el gusto y el estilo FATshion, como ella lo llama.