5:00 AM, seis personas trotan. 7:30 AM, la nueva hora pico. 14 personas se ejercitan, 6 lo hacen de manera individual. No hay niños. ¡Vamos Caro! ¡Vamos Paula! Es todo lo que se escucha, una voz masculina y animadora. 10 °C en Bogotá, es martes y en parque, tal como en los últimos 8 días, ha aumentado su flujo de personas, ahora ve caras nunca antes vistas y más diversas aprovechando su espacio; personas de la tercera edad, adultos y un considerable porcentaje de jóvenes. Se siente motivado porque ha vuelto el dinamismo a sus andanzas.
Bogotá tiene 5.134 parques públicos, que, según el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD), están diseñados para que “los residentes en la ciudad dispongan de adecuados espacios donde aprovechar su tiempo libre”. Sin embargo, esta concepción cambió cuando el 20 de marzo inició el aislamiento obligatorio: el tiempo libre, y el que no, se relegó a las cuatro paredes que componen lo que los seres humanos denominamos hogar.
Si bien es cierto, que los parques de escala zonal, vecinal y de bolsillo, como clasifica la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte a los espacios de menos de 10 hectáreas, lo que miden, aproximadamente diez canchas de fútbol profesional, nunca estuvieron realmente cerrados al público, solo hasta abril la Alcaldía de Bogotá dio vía libre para que los ciudadanos se ejercitaran a máximo un kilómetro de sus hogares, incluyendo estos espacios, pero prohibiendo el uso de estructuras infantiles y deportivas. Las personas, entonces, regresaron a las zonas verdes de la ciudad, pero no para llevar a sus hijos ni para pasear a sus mascotas, si no para hacer actividad física.
Gimnasios al aire libre
Con el aumento de usuarios también crecieron las ideas de negocio, y los antiguos dueños y entrenadores de gimnasios se volcaron al espacio abierto. Pesas, barras y cuerdas para saltar ahora se ven posando en las banquetas de los parques. No obstante, esto ha creado lo que parecen ser fronteras invisibles; espacios dominados por estas personas que los cuidan de manera celosa y en los que, quienes van al parque de manera individual, no tienen cabida ni posibilidad de uso.
Respecto a los parques metropolitanos, es decir, aquellos de “superficie superior a 10 hectáreas, destinadas al desarrollo de usos recreativos activos y/o pasivos y a la generación de valores paisajísticos y ambientales, cuya área de influencia abarca todo el territorio de la ciudad”, como el parque Simón Bolívar o el recién remodelado Tercer Milenio, mantuvieron sus puertas cerradas hasta el pasado 30 de agosto. Fecha en la que se les dio apertura junto con otros 48 parques que se encuentran bajo la jurisdicción del IDRD y se reactivó el programa de ciclovía en la ciudad.
Bogotá tiene 17 parques metropolitanos
Bogotá tiene 17 parques metropolitanos, es decir, aproximadamente uno por cada 500.000 habitantes. En comparación con otras capitales de América Latina, como Lima, Perú (un parque por cada millón de habitantes) o Quito, Ecuador (un parque por cada 200.000 habitantes), Bogotá es una ciudad promedio en esta materia.
Domingo soleado, 9:00 AM, se juega un partido de fútbol en cada una de las dos canchas del parque (aunque los deportes grupales están prohibidos), hay euforia entre los asistentes, que se sientan sin el respectivo distanciamiento. 3:00 PM, más de una docena de niños corren, saltan y se columpian, suena un “tilín” “tilín”. Llegó el carrito de los helados. Un par de pequeños lograron el objetivo y regresan con una paleta en su boca (aun cuando comer en el espacio público también está prohibido).
Ya no hay gimnasio ni centro comercial que valga, o al que queden ganas de ir. Ahora todos los días son días de parque y cualquier excusa es válida para reivindicar su valor y aprovechar la libertad que brinda. El espacio que habitaba en la mente de los más viejos como un recuerdo de infancia y que había dejado de ser protagonista en la de los más jóvenes está de vuelta, no discrimina por número de cédula, edad, día o condición económica y ese es, hoy, su gran valor.