¿Cómo entrenan los bicampeones mundiales de debate?

Lunes, 12 Marzo 2018 18:30
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En las competencias de debate, la argumentación y la refutación son como el balón de fútbol para los participantes. 

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En un salón de la Universidad del Rosario, un grupo de jóvenes entrenan tres veces en la semana para fortalecer sus aptitudes en argumentación y refutación. El tema de la sesión es si el movimiento #MeToo ha traído beneficios o perjuicios. El entrenador y director académico, Diego Duarte, los pone en parejas y escoge si deben estar a favor o en contra.

Los debatientes tienen 15 minutos para preparar su discurso. Allí, cada pareja formula los argumentos que van a presentar en el debate. De paso, también prevén algunas refutaciones. No tienen acceso a internet, ni tampoco pueden hablar con nadie más que no sea su pareja. ¿Y si ninguno de los dos sabe sobre el tema? Entonces, se improvisa, cuentan algunos de los participantes.

Puede que Colombia no haya ganado ningún mundial de fútbol, pero sí de debate. Ellos lo han logrado ya dos veces en español, la primera vez en México 2014 y la segunda en Colombia 2015. El subcampeonato del 'The World Universities Debating Championship' (WUDC), celebrado en México, lo ganaron a inicios de año, vencieron a equipos europeos y asiáticos; un logro inédito para Colombia.

Este grupo participará en julio próximo en el Mundial de Debate en español (CMUDE), que este año será en Chile. Para ello aprenden sobre economía, política, medioambiente, derecho, y otros temas, para no quedar en blanco cuando estén en un torneo internacional.  

Su objetivo siempre está en lo competitivo. Practican debates en las tardes de los martes, jueves y sábados, cuando la mayoría de jóvenes de seguro preferirían descansar. Incluso, estas personas se quedan a debatir en época de vacaciones. Además de ganar debates, deben sacar las mejores notas en los quices de actualidad y en las ponencias temáticas que se realizan cada semana. Este año, solo seis de los 20 que entrenan podrán ganarse un cupo para ir a este campeonato. "La verdad esto se vuelve como una adicción, simplemente no lo puedes dejar y quieres más", cuenta Diego Duarte.

Diego es un joven de 25 años, internacionalista y politólogo rosarista. Desde mediados del 2017 la Universidad le paga, para que esté al frente del equipo de debate. Viste de pantalón y chaqueta de jean; sus camisetas favoritas son las que tienen un estampado del grupo Metallica. A simple vista parece un estudiante más, pero es quien llevó al equipo a ganar varios títulos desde semestre pasado, entre ellos el campeonato Nacional, Líderes 3.0, un campeonato de debate virtual, y el subcampeonato Mundial en inglés (WUDC). 

Se acaban los 15 minutos de preparación. Cuatro parejas entran a la sala para dar su respectivos discursos. Las intervenciones de cada debatiente deben durar siete minutos. Estos jóvenes cuentan que cuando se es novato, hablar todo ese tiempo puede ser algo difícil de lograr, pero luego aprenden a ser mejores en su oratoria y argumentación.

Durante los discursos parecen adversarios. Cada pareja entra al debate con la mentalidad de tener mejores argumentos que los demás, de ganarle al resto de equipos. No basta con tener buena oratoria. Durante sus intervenciones deben demostrar que pueden responder a cualquier pregunta. Es por ello que, mientras cada debatiente da su discurso,  recibe uno o dos interrogantes por parte del equipo contrario.

Cuando se acaba el debate, las personas salen y esperan la decisión del juez. Afuera de ese salón, quienes debatían y parecían rivales directos durante el entrenamiento, son todo risas y se saludan con camaradería. Se han convertido en amigos, unos que tienen que competir entre sí todo el tiempo, pero al fin de cuentas amigos.

Mientras tanto, Diego, el juez de la ronda de práctica, debe escoger quién gana. “Hoy no fue un buen debate, sus argumentos no eran comparativos, ni sus refutaciones respondían directamente al punto del otro”, dice Diego al grupo de debatientes durante el feedback. Las retroalimentaciones del entrenador son calificadas muchas veces de demasiado duras, aunque él responde que solo quiere explotar al máximo las capacidades de su equipo.

La competencia real

El primer fin de semana de marzo, ocho de estos jóvenes viajaron a Lima para representar a la Universidad del Rosario en uno de los torneos más importantes de la región, el ToDi. En Perú estuvo Laura Martínez, la capitana del equipo. Es estudiante de Relaciones Internacionales y lleva desde 2015 en esta Sociedad de Debate. Actualmente es campeona de Líderes 3.0.

Laura recuerda el que fue para ella uno de los momentos más importantes de la competencia. “¡RA RA RA, RO RO RO, UROSARIO CAMPEÓN!”, gritó el grupo de debatientes, quienes estaban formados en un círculo y tenían sus manos unidas en el centro. Era su grito de batalla, lo que les daba fuerza antes de empezar un día de rondas en un torneo. Con este canto esperaban tener un buen augurio para ganar en cada ronda.

Antes de que toda esa emoción explotara, estos jóvenes se habían reunido, entrelazando sus brazos con los de sus compañeros, para hacer una oración. Laura cuenta que en ese instante, algunos cerraban los ojos y miraban hacia el suelo. Otros alzaban su mirada al cielo y le apretaban la mano fuertemente a su compañero de al lado. “Dame agudeza para entender, capacidad para retener (...) sutileza para interpretar, gracia y eficacia para hablar”, decía la plegaria que se ha vuelto en un ritual de preparación para estos debatientes.

En cuartos de final, solo quedaba una de las cuatro parejas de la Universidad del Rosarioque llegaron a Perú. Ese día dijeron quiénes pasaban a semifinal. El equipo estaba reunido en un auditorio con el resto de los competidores esperando el anuncio. Los debatientes movían con nerviosismo sus pies y apretaban los nudillos de su mano. Los resultados sonaban por el  altavoz. Han pasado equipos peruanos, chilenos y un colombiano, pero no son los rosaristas. Luego de eso, abrazos van y vienen para la pareja que no consiguió seguir en el torneo, palabras de aliento para reconfortar.

Los grandes rivales

Esta Sociedad de Debate tiene muchos sueños que cumplir este 2018. Su entrenador espera que en el próximo WUDC se obtengan mejores resultados y cada vez se esté más a la altura de los equipos angloparlantes, que como la Universidad de Oxford, debaten desde hace más de 50 años. Además, creen que también puede ser el año en que ganen, por tercera vez, el Mundial en español. Allí se enfrentarán a uno de sus mayores rivales, España, que les ha ganado ya tres veces en una final internacional.