Arroz con leche, una apuesta por los niños del barrio Santa Fe

Viernes, 28 Marzo 2014 05:19
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En pleno centro de Bogotá se encuentra el barrio Santa Fe, el único lugar de Latinoamérica en el que es legalmente permitido ejercer la prostitución, por las calles de un barrio donde la moral no parece ser un principio fundamental, los niños de esta comunidad se acercan todos los sábados a la casa parroquial, donde cada fin de semana se da lugar la fundación Arroz con leche D.C, en la que encuentran desde tutorías de matemáticas hasta un buen refrigerio.

La fundación Arroz con Leche D.C está ubicada en el barrio Santa Fe.||| La fundación Arroz con Leche D.C está ubicada en el barrio Santa Fe.||| Foto: Archivo particular|||
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En pleno centro de Bogotá se encuentra el barrio Santa Fe, el único lugar de Latinoamérica en el que es legalmente permitido ejercer la prostitución, por las calles de un barrio donde la moral no parece ser un principio fundamental, los niños de esta comunidad se acercan todos los sábados a la casa parroquial, donde cada fin de semana se da lugar la fundación Arroz con leche D.C., en la que encuentran desde tutorías de matemáticas hasta un buen refrigerio.

La puerta azul de la casa cural del barrio Santa Fe se abre desde las 8:30 de la mañana hasta las 12:30 del mediodía, para recibir a cada niño que desee aprender y jugar con los voluntarios. 

Las lúdicas permiten que cada niño exprese sus sentimientos y deseos. Los dibujos de colores brillantes, animales sin conocer aún, personajes de cuentos y juegos como 'Póngale la cola al burro', hacen que el salón de arte y creatividad sea uno de los más apetecidos por los niños, contrario a los de matemáticas y español. “Las matemáticas no son tan divertidas, yo vengo es por el refrigerio eso es lo que me gusta”, dice Helen, de 9 años, hija de una trabajadora sexual de la zona.

La mayoría de los niños que asisten son hijos de trabajadoras sexuales, recicladores, residentes del barrio Santa Fe, así como un hogar infantil cercano a la casa parroquial. Los salones se dividen por materias o por la cantidad de voluntarios que haya cada sábado, estos son los encargados de llevar hojas, colores y diferentes materias necesarios para sus clases.

En los salones no hay edades ni temas específicos, ya que muchos niños no saben leer ni escribir, a pesar de sus edades. Arroz con leche D.C., recibe niños de 4 a 15 años, muchos de ellos no han asistido a colegios.

A las diez de la mañana, el reggaetón empieza a sonar en uno de los salones de la planta baja de un edificio de tres pisos, el refrigerio está listo para ser entregado;  los niños hacen una fila, del más pequeño al más grande, aunque los empujones  no se hacen esperar. Un jugo en cajita y un chocorramo despiertan sonrisas, risas y abrazos en los niños de este barrio, los más grandes están bailando y comiendo, los pequeños hacen caso a sus tutoras y se sientan junto a la mesa del comedor para terminar su refrigerio y esperar a que sobre algo de comida para llevar a casa.

Desde hace tres años Mabel Conto, directora de la fundación, junto a un grupo de voluntarios destina su tiempo, dinero y corazón para ayudar a cada niño que lo necesite, aportando materiales escolares, comida, ropa y regalos en las épocas navideñas. Cada sábado es diferente, la cantidad de niños varía, así como los voluntarios, pero lo importante es que se entregue todo de sí para aportar grandes cosas a niños que con un solo abrazo lo dan todo.