Hace una tarde con más nubes desfiguradas que sol radiante, algo común en “la nevera”, con ráfagas de viento gélido y constantes amenazas de lluvia. Sin embargo, esto no es suficiente para impedir la reunión de artistas urbanos en un punto específico de Chapinero, en Bogotá. Dicha locación es conocida como el ‘Parque de los Hippies’, donde la enorme diversidad cultural que posee la capital pareciera concentrarse allí todos los jueves a las 7:00 pm. Aquí no importa el sexo, la edad, la clase social ni el nivel educativo; en esta puesta en escena underground cualquiera con ganas y disciplina puede participar.
En este lugar, que expide hiphop hasta por la corteza de los árboles, se lleva a cabo una competencia de freestyle o, mejor dicho, de improvisación lírica. La competencia magna es ‘Horda Free’, que surgió en el año 2017. Bajo el nombre inicial de ‘Jueves de rap en la 60’. Para ese entonces un grupo de estudiantes de psicología de la Universidad Iberoamericana, liderados por Julián Velandia, se reunían cada jueves para compartir o ‘parchar’ como dicen ellos.
Así nació un espacio que, desde un principio, fue concebido como un ambiente de unión, para compartir gustos musicales, escapar de contextos violentos, hablar sobre intereses y, sobre todo, improvisar al sonido del beat.
Cuando esto comenzó venían pelados de todas partes, principalmente de aquí de Chapinero, de las universidades de los alrededores. No fue pensado como un espacio de competencia, solo queríamos parchar y divertirnos de un modo seguro.
Recuerda Julián Velandia, miembro fundador de los ‘Jueves de rap en la 60’, los primeros pasos de lo que hoy se conoce como Horda Free.
Este tipo de competencias no son nuevas, ya que desde hace varios años Colombia es un referente en la escena internacional del freestyle. De Bogotá, han salido artistas como Cerrajero, respaldado por el reconocido rapero cubano Randy Acosta, y Daniel Martin, Also Known As: Carpediem, el actual campeón de la Final Nacional Red Bull Batalla Colombia 2023.
La cultura hiphop ha estado muy presente en la capital desde mediados de los años 80, cuando los jóvenes insatisfechos, abanderados principales del movimiento, se reunían en diferentes parques de la ciudad para intercambiar material audiovisual. Así es como el hiphop se arraigó en la cultura bogotana, abordando problemas socioculturales que los artistas también experimentaban y convirtiéndose en una forma de expresión, superación y lucha contra la desigualdad, el racismo, la violencia y otros obstáculos que afectaban la vida de los jóvenes colombianos.
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Un cuadrado gigante en medio de Chapinero, por donde se mire, repleto de personas que acuden a disfrutar de la noche, ya sea escuchando las batallas o en su propia soledad. Vendedores ambulantes recorren sus cuatro esquinas ofreciendo comidas o bebidas; en algunos casos, para aquellos despistados o bendecidos, si se quiere decir, venden cueros para pegar porros. En esta plaza, no hay lugar para la estigmatización. Allí no importa si se es alto o bajo, feo o guapo; lo único que importa es que ande en la suya sin molestar a nadie, que goce y se “soye” la fecha.
Los aromas a marihuana, cigarrillo, tinto y cerveza predominan en la zona y se entremezclan con la ventisca de la noche. Los policías del CAI que está en el Parque de los Hippies, observan una a una las personas que invaden el lugar un nuevo jueves. Tienen que estar truchas con aquellos que venden porros de manera clandestina o cualquier otro tipo de sustancia psicoactiva, les gusta permitir la diversión, hasta cierto punto. Motorizados en pareja, los tombos dan vueltas lentamente por la plaza, como pasando revista minuciosa a todos los movimientos de manos, están buscando el comparendo de la noche. A veces lo consiguen; otras veces vuelven insatisfechos al puesto de seguridad.
Las batallas suelen comenzar a las 7:00 pm. Entre la congregación de público y competidores resalta una voz particular, como todas las que acuden allí. Esta es la voz de Jhon Trujillo, AKA: Cosa Fea, el host principal de la plaza.
'Jueves de rap en la 60'. Foto: Nicolás Huertas.
–¡Llegue llegue que yogo yogo!– Es una de las arengas con las que invita a quienquiera que lo oiga, a disfrutar de las jornadas que se realizan.
Nacido en 1996 en la localidad de Kennedy, Bogotá. Jhon se ha instruido en la cultura hiphop desde que era un niño. Creció escuchando rap, ya que en su familia la caja y el bombo han estado muy presentes. Junto a algunos primos, incursionó de lleno en el rap; sin embargo, no es el único género musical que le gusta escuchar. Se considera a sí mismo un melómano y cree que –“Un buen rapero debe nutrirse de todos los géneros musicales; hasta una gota de agua se 'samplea' perro”, dice.
Cada noche que hay jornada de batallas, por lo general, es él quien las presenta, y es el púbico quien, generalmente, corea su nombre. Hace dos años que se “destapó” como presentador de batallas y desde entonces no ha parado. Tiene el deseo cosechar más éxitos, de poder llegar algún día a competencias de improvisación profesional como la Fresstyle Master Series (FMS) aunque, de momento, tiene su mirada puesta en el evento de Hip Hop al Parque de 2024 en Bogotá.
Quiere hacer entender al público que su labor es la más difícil, pues es el que está firme desde el inicio hasta el final. Es un joven de aproximadamente 1.72cm de estatura, de contextura media, y una sonrisa que refleja la pasión desenfrenada que siente por el movimiento, por lo que realiza y por lo que le ha dado.
Bendecidos por el rap, por la música undeground, por el arte de las caaalleees, say yeh, y bendecidos por el rap, por la música underground, por el arte de las caaalleees.
Este coro lo compuso Cosa Fea a una linda corriente que, como él menciona, le ha cambiado la vida.
Como Jhon, hay millones de jóvenes que ven en el hiphop, rap, freestyle o breakdance una oportunidad de escapar de contextos donde la violencia y el dinero fácil enamoran. De esta manera se apropian de un movimiento que los acoge desde la diversidad y la unión, rechazando la discriminación a la que a menudo se enfrentan los artistas urbanos en su día a día.
–Yo estuve a punto de meterme en la barra brava de Millonarios, pero tuve una pelea y casi me matan. Eso fue cuando tenía como 12 años– recuerda con tono serio Cosa Fea, pero con gratitud, ya que esa experiencia le ayudó a entender cuál era su propósito en la vida.
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Esta diversidad presente en la cultura se refleja en casos como el de Andrés Barrios, AKA: AndySPK, un freestyler proveniente de Barranquilla, Atlántico. Es un joven de 22 años, quien, en busca de mejores oportunidades, se trasladó a la capital hace aproximadamente un año y medio. Se mudó junto a un primo a Ciudad Bolívar y encontró un empleo relacionado con las finanzas el cual le permite trabajar de forma remota y ganar lo suficiente para cubrir todas sus necesidades. De esta manera, alterna entre sus responsabilidades y sus pasiones.
Desde que llegó a la nevera no ha hecho más que recorrer todas las plazas posibles, como Tintal, Suba, Campín o Soacha, pero su casa, como él la llama, es Horda Free, en Chapinero. Cada competencia es única. La adrenalina que recorre su cuerpo cada vez que compite es sin igual. Con 10 años de edad se sumergió en la cultura y, desde entonces, ha sido una constante en su vida, con 16 años inició su carrera artística y competitiva bajo el nombre AndySPK.
–El “SPK” viene de psicodélico, y es que mi mamá cuando era pequeño me decía que yo parecía como loco porque era muy inquieto, de ahí es que surge ese AKA–.
Andrés reconoce que esta actividad lo ha ayudado a eludir prácticas con las que asocian a los competidores como el robo, los asesinatos, las pandillas o “meter vicio”. En cambio, le ha permitido forjar grandes amistades como la que tiene con el reconocido rapero costeño ‘Filósofo’, y le ha infundado las ganas de impulsar su carrera artística usando estos espacios como plataforma para alcanzar los sueños que tienen en común algunos improvisadores, llegar a grabar un álbum de rap.
Lo que más me gusta de las batallas es la emoción y cariño que desprende el público, y el ambiente que se genera alrededor. Eso es energía corriendo por tus venas, por eso decimos que los aplausos son el combustible del freestyler, menciona AndySPK.
Pero competir no es tarea fácil, ya que no se debe caer en la ingenuidad de lo monótono, de las rimas vacías, ni de las rimas “basura”, sino que, ahora más que nunca, se procura que estas competencias sean cada vez más profesionales. Como dice el grupo Retórica de Kennedy: “No es escribir por escribir, ni rapear por rapear”. La lectura de múltiples géneros literarios y la recursividad lingüística son parte fundamental de este proceso en el que cabeza, corazón y boca trabajan al unísono para deleitar a los expectantes con rimas estructuradas, coherentes y directas.
Kodiak MC: –No hay un Doctor Strange que me interprete, y este tipo no arremete, esto no es eco, esto es Dragon Ball y está arriba el universo siete–
¡Oooohhhh!
Dante MC: –Por qué por qué, si estoy ganando al chirrete, no es el universo siete, pobre soquete porque acabo de matar a 18 y 17– . Soltó esta barra el freestyler Dante en una batalla contra Kodiak y la plaza entera estalló en ruido.