La nueva edición de la Colección Opera Prima que acaba de lanzar la Editorial de la Universidad del Rosario está compuesta por diez libros entre los cuales se destacan “Geografía de la Lamentación” de Adriana Alzate, “¡Ush, estas nenas hablan como manes!” de Andrea de la Torre, “Los superhéroes, el deber moral y la obligación” de Laura Bolaño, “La delincuencia juvenil no es un juego de niños” de Lina Rodríguez, “Los cafés de Bogotá” de Camilo Monje y “Poder y distinción colonial” de Diana Aristizabal.
“El Madrugón en San Victorino”, del sociólogo Bernardo Alfredo Prieto es uno de los títulos que forman parte de la Colección Opera Prima de la Escuela de Ciencias Humanas (ECH) de la Universidad del Rosario presentada en la 25 Feria Internacional del Libro de Bogotá. El libro es un estudio que se centra en las dinámicas y los órdenes sociales que se integran en este sector de la ciudad, a partir del enorme mercado textil popular que representa ‘El Madrugón’.
Hablamos con el autor del libro quien nos contó en profundidad los detalles y la importancia de la existencia de este lugar para la economía y el ordenamiento social de la ciudad.
Plaza Capital: ¿Cómo nace la idea de abordar el tema de la comercialización informal de prendas de vestir en San Victorino?
Bernardo Prieto: La idea nace de entender la importancia de este sitio precisamente como el lugar de comercialización informal de ropa más grande de toda la ciudad, lo cual lo hace atractivo para estudiarlo y entender las dinámicas sociales que se desprenden de este.
P.C.: ¿Cómo surge este mercado?
B.P.: El origen del Madrugón comienza a partir de las políticas de recuperación del espacio publico implantadas por Enrique Peñalosa en el año 1998. La plazoleta que hoy conocemos como ‘La Mariposa’ en San Victorino estaba ocupada por una bodega vieja y sin servicios públicos dividida en casetas que se conocían como las Galerías Antonio Nariño. Tras el desalojo de este lugar los comerciantes respondieron desplazándose hacia los edificios cercanos creando un nuevo espacio para comercializar los productos.
P.C.: ¿Qué otros factores incidieron en la consolidación de este espacio?
B.P.: La recuperación de la Calle del Cartucho, la posibilidad de acceder a nuevos escenarios para vender los productos y la prohibición de vender los artículos en la calle generaron un dinamismo diferente que unido al desalojo reconfiguraron el espacio y la forma de vender pero conservando las mismas características de las Galerías Antonio Nariño.
P.C.: ¿A qué características se refiere?
B.P.: Curiosamente allí lo que se vendía eran textiles que fabricaban los propios comerciantes, artículos tales como ponchos, ruanas, bufandas, guantes y sombreros que fabricaban en otros lugares y vendían en las Galerías. Actualmente en El Madrugón lo que se vende es únicamente ropa, conservando la esencia de las Galerías, empleando los mismos días y horarios de venta y producción que tenían en su época.
P.C.: ¿Quién es el propietario de los espacios actuales que ocupa el Madrugón y que características tiene este lugar?
B.P.: Son particulares que aprovecharon el desalojo de las Galerías para ofrecer su espacio a los comerciantes, arriendan espacios de 1,20 por 1,50 metros que no poseen servicios públicos ni comodidades. Además de la renta, los comerciantes deben pagar una prima por el espacio que usan debido a la ubicación central de los edificios, en total pagan unos 10 millones de pesos mensuales.
P.C.: ¿Que viene a futuro para el Madrugón?
B.P.: En 5 años se creara un nuevo centro mayorista internacional en el lugar donde hoy está El Madrugón, es un proyecto de renovación que pretende convertirse en punto de referencia de la moda en América Latina. Es parte del Plan Centro para renovar esta zona de la ciudad, que incluye centros de salud, habitacionales y comerciales en este caso.
P.C.: ¿Cuál es el objetivo de este plan y cómo manejará el gobierno este desalojo que supone la construcción del Centro Mayorista Internacional en el mismo lugar que hoy ocupa el Madrugón?
B.P.: El objetivo es convertir el centro en una zona habitable para las poblaciones académicas por ejemplo, convertir la zona a estratos 4 o 5 con habitantes con un poder adquisitivo superior. Alrededor de 1.7 millones de personas van al centro diariamente a trabajar, de compras o a estudiar, la idea es que permanezcan y vivan allá, lo cual es una tendencia de los centros históricos del mundo que quieren revitalizarse. Las autoridades saben del problema que supone el desalojo y el conflicto que generaría una acción violenta, lo mismo que pasó en su momento en las Galerías Antonio Nariño. Por esta razón, lo que han pensado es que los comerciantes del Madrugón ya poseen el capital necesario para obtener un espacio en el nuevo proyecto y así formalizar por fin su labor.
P.C.: ¿Cómo está la situación de regulación laboral del Madrugón?
B.P.: En el Madrugón laboralmente todo es informalidad, todo está fuera de la regulación del Estado, los comerciantes no pagan servicios, impuestos, ni nóminas. A nivel del ámbito productivo no se les paga primas ni seguridad social a los trabajadores.
P.C.: ¿Cómo impacta el Madrugón al mercado laboral de la ciudad?
B.P.: El Madrugón impacta al mercado laboral bogotano de una forma proporcionalmente enorme, en cada uno de los 6000 negocios de ropa trabajan unas 40 personas, entre producción y ventas, lo cual supone un numero de unos 250 mil trabajadores informales sin la menor seguridad jurídica ni laboral. Esto sin contar las personas que vienen a abastecerse de prendas para vender en otras poblaciones. Estamos ante un enorme problema social y laboral en la ciudad.
P.C.: ¿Es el Madrugón el ejemplo perfecto de una ciudad que disminuye en desempleo pero crece en informalidad laboral?
B.P.: Por supuesto que si, debemos entender al Madrugón como una relocalización de conflictos que vienen desde el desalojo de las Galerías Antonio Nariño hasta la actualidad. Hemos pasado de 600 espacios comerciales en esa época a 6000 en la actualidad. Las ventas por mes de cada negocio alcanzan los 120 millones de pesos, pero solo de 10 a 11 millones son de ganancias, pues los comerciantes no cobran estrictamente a los clientes y la falta de esos pagos genera tensiones entre los trabajadores puesto que la ausencia de liquidez afecta la cadena de producción.
P.C.: ¿Cual es el problema central que observa usted en el Madrugón?
B.P.: El problema es el deterioro del nivel del empleo en la ciudad, para poder sobrevivir en una ciudad con tan poca oferta de empleo formal se ha consolidado más la informalidad. El Madrugón se ha ajustado a esta realidad y cada vez más personas engrosan las filas de estos negocios textiles debido a que el trabajo formal no da las mismas ganancias, y aunque en la informalidad no hay las garantías ni blindaje social que si existen en la formalidad, el dinero es lo que importa socialmente para sobrevivir en el día a día.