Del escenario a la pantalla: Así es el ‘stand up comedy’ en plena pandemia

Jueves, 12 Noviembre 2020 13:16
Escrito por

José Castellón, mejor conocido como el humorista Joselo de Colombia, habló para Plaza Capital acerca de su vida en pandemia y de sus pensamientos en torno al futuro de la comedia.

Joselo habla de su trayectoria como humorista, su espiritualidad y su vida en pandemia|Joselo habla de su trayectoria como humorista, su espiritualidad y su vida en pandemia||| Joselo habla de su trayectoria como humorista, su espiritualidad y su vida en pandemia|Joselo habla de su trayectoria como humorista, su espiritualidad y su vida en pandemia||| Collage de Santiago Venera|Plaza Capital|||
5757

El comediante Joselo, hijo de Barranquilla, la ciudad de alegría y carnaval, criado en una numerosa familia, en lo que era la calle 64c con 2d, la última del barrio El Bosque que dividía al sector urbano del monte espeso de la ciudad, o como lo llaman en Barranquilla “la cola del patio”. Sin embargo, desde ese momento, en ese pequeño barrio inseguro y de escasos recursos, José decidió, desde muy temprana edad, que su sueño era estar encima de un escenario, por lo que hizo su camino desde joven. Así, Joselo se convirtió en el gracioso entre sus seres queridos, el payaso del salón en el colegio Simón Bolívar, el que hacía reír a sus compañeros de trabajo en la empresa de compraventas Ejimenez y Asociados en el centro de Barranquilla, hasta llegar a ser el que hace reír hoy en día a miles de colombianos.

Sin embargo, llegar a ser el gran humorista que es no fue un proceso sencillo ni mucho menos rápido, su gusto por el arte dramático y la comedia no contó con el apoyo de su padre, quien desde el primer momento que le confesó que quería estudiar arte dramático se lo negó. Lo cierto, es que él nunca lo culpó por no apoyarlo y decidió hacer su camino por cuenta propia; de hecho, Joselo hoy en día agradece la oposición que hizo su padre porque lo ayudó a esforzarse a construir su sueño. “Él, siendo una piedra en mi zapato, hizo quitarme esa piedra y echar para adelante y no prestarle atención, aun cuando fuera mi padre. Eso me inspiró a realizar mi sueño, a hacerlo verdad. Y hoy le doy las gracias a Dios”, cuenta.

Y es que quién no reconoce a la famosa Chikiteka, Juicho, Cocolio y El Borracho, o sus reconocidas imitaciones como las de Comesaña o las del Padre Linero que han hecho reír a los hogares colombianos y que tienen un mismo rostro detrás: Joselo.

Su estilo en la comedia ha unido a toda una región desde que apareció por primera vez en los años noventa con el programa Gozadera con Ley Martin y Lencho. Su constancia en subir en el mundo de la comedia y adaptarse a las nuevas plataformas y maneras de hacer reír, lo llevó por Tropicana, Sabroshow, Madrigal, Radio Mar Caribe, RCN radio, hasta pasar a Olímpica Estéreo donde lleva 14 años. Sin perder su sello personal, Joselo ha representado la cultura de la costa caribe en programas como Sábados Felices y al país entero en shows como el Festival Internacional del Humor y eventos internacionales.

Más reconocido por sus personajes que por su nombre real, Joselo ha vivido también los estragos que ha causado la pandemia en el mundo; él y su esposa tuvieron que enfrentarse a la difícil experiencia de contagiarse de covid-19 y requerir de atención médica. No obstante, a pesar de los pronósticos, Joselo cuenta que nunca desmayaron en la fe, y hoy agradece a sus seguidores por el apoyo, a su familia por la fuerza, y a Dios por la vida y el talento de traer la risa en un momento en que se hace más necesaria que nunca.

- ¿Cuál fue ese momento que consideras decisivo para optar por dedicarte a la comedia?

Yo desde los diez años sabía que quería ser comediante, estando adolescente le dije a mi papá que quiero estudiar arte dramático, y él me dijo “eso es pa’ maricas”, lógicamente mi papá no sabía lo que era arte dramático, pero a él si le gustaba la comedia mexicana y le gustaba mucho el cine. Él no sabía lo que era, pero yo no le iba a explicar, porque mi papá conmigo todo era no, como muchos padres sobreprotectores y temerosos de lo que les pueda suceder a su hijo si se lanzan al mundo. Y yo empecé a trabajar en compraventa desde los 18 años. Yo decía ya no quiero administrar compraventas porque eso me va a limitar, voy a tener más responsabilidad, lo mío son las cámaras, la radio, el escenario.

- ¿Y qué hizo que te decidieras por dejar tu trabajo?

Fue el 30 de noviembre de 1996 que me encuentro un mediodía con Ley Martin que dice: “Ponte las pilas que vengo con un programa”, y en 1997 comenzamos en radio y televisión, con Sabroshow y después pasé a Cheverísimo, ya ahí estaba muy distraído con mi trabajo. Entonces en 1998 mis jefes me dijeron “O estás en televisión o estás con nosotros, sabemos que tu corazón está allá y que esa es la decisión que vas a tomar, pero si algún día decides volver tu puesto está ahí”. Entonces desde ese entonces le apunté a mi sueño de ser comediante, decidí seguir mi instinto y empezaron a darse las cosas. Y hoy le doy las gracias a Dios a todos los que me apoyaron, inclusive a mi papá.

- En tu trayectoria por RCN, Tropicana, y en Olímpica Estéreo ¿Cómo fue ese cambio de la fama y el recibimiento de toda una ciudad y de una región que te empezó a admirar?

¡Era la realidad de un sueño! Imagínate yo llego a Cheverísimo y era un sueño, yo en compraventa trataba de no perderme ningún capítulo, que era todos los sábados a las dos de la tarde; y luego estar en el programa fue un sueño. Cuando en el 2006 me llama Jorge Cura y me dice quiero tenerte, ahí llegó un momento que trabajé en Olímpica Estéreo en las mañanas, la Reina en las noches, y los viernes me iba para donde Jorge cura. Trabaja en las tres emisoras, o sea ¡Gloria a Dios!, Jorge Cura me catapultó a mí. Y desde el 2006 de manera ininterrumpida estoy trabajando con Jorge Cura, hoy en día trabajo con Olímpica Estéreo y gracias a Dios ahí estamos, con un reconocimiento y un cariño de la gente de Barranquilla, de la costa y de Colombia, eso fue maravilloso pasar a la organización radial Olímpica.

- Tanto en tus comienzos como ahora ¿Quién consideras que ha sido y es tu motor a seguir?

Mi motor hoy día, quien me da la fortaleza es mi familia, mi esposa y mis hijos; Dios me fortalece de manera natural, porque él me da la vida, me dio el talento, y yo lucho por mi familia y quiero seguir. Tengo unos retos que es predicar con humor, no es que me vaya a desligar de lo mío; sino ser más intencional en la parte espiritual. Quiero hacer cosas con mi esposa por los procesos de covid que pasamos, por los milagros que hizo Jesús en nuestra casa a través de esta pandemia.

- Tu relación con la espiritualidad y con Dios es siempre característica en tus shows. Incluso siempre el primer aplauso lo dedicas a él y buscas predicar la palabra cualquier escenario. ¿Cómo comenzó esa relación con Dios?

A ver, un 30 de diciembre de 1996 en la noche tras un descalabro emocional, yo venía de una ruptura con una novia de muchos años donde salí bastante afectado emocionalmente, me llevé la cachera de la vida. Entonces una amiga que sabía cómo amaba yo a esa mujer, me recomendó ir con el pastor Carlos Reyes de la iglesia Boston, ahí recibí a Cristo como mi salvador, algo hizo el espíritu santo en mi vida. Entonces ese mismo día que recibo a Cristo me habló Ley Martin e inmediatamente comienzo a grabar Sabroshow. Sentí que Dios me dijo: “Te quito esto que no te conviene que te está haciendo daño, y yo con amor te doy lo que tanto te gusta y te abro las puertas de la actuación”. Entonces como no agradecerle a él.

  "Colombia ríe, Colombia goza porque es que los buenos somos más"

- ¿Dirías que tu vínculo con la espiritualidad ha ayudado a que manejaras mejor la fama?

¡Mucho! Es más, yo le digo a Dios que cuando se me esté zafando la cadena, jálame la oreja, porque yo no soy nada sin él. Incluso quedó demostrado ahora con el covid que no somos nada. Un virus, algo que no vemos, que se acaba con jabón y agua, arrinconó al mundo entero.

- Lo que dices del covid-19, que incluso tú y tu esposa sufrieron de la enfermedad, ¿Qué significó tanto personalmente como para tu carrera vivir esta experiencia?

Una conexión con Dios, yo lo denomino un doloroso milagro. Dice la palabra que ninguna plaga tocará tu casa; el virus entró, pero no nos quitó la vida, y dejó muchas enseñanzas. Cuantos muertos, cuantos hogares ha destruido; hay mucha gente que se ha quedado sin empleo. Yo tuve que cerrar mi restaurante, no doy más con eso, yo no vuelvo a montar un restaurante. Me enseñó muchas cosas, pero sobre todo mantener la fe viva, siempre estuve luchando y batallando con unos pronósticos de muerte, porque yo veía a mi esposa prácticamente sin vida, y fue una lucha en oración que cuando se recuperó me decía el médico William Sánchez: “Esto humanamente es imposible, es un milagro de Dios”. Siempre creí en su milagro, en su amor hacia nosotros, y el mensaje que dejó en mi hogar fue impresionante.

- En estos momentos tan difíciles de pandemia ¿Qué papel crees que juega la comedia?

Hermano, mucho. La risa cura, la risa sana, la risa oxigena; gózate, disfruta. Ojalá la gente que está enferma vea videos de humor, videos de risa, vean comediantes. Ríanse, igual van a seguir debiendo plata; los problemas no se van a solucionar riendo, pero te van a oxigenar. La risa es sanadora, yo lo creo. Les recomiendo un humorista, se llama Joselo [risas], véanlo, vean humor. Y yo creo que nosotros los comediantes somos médicos del alma, así me dijeron una vez en la Universidad Metropolitana, el mismo médico que nos estuvo acompañando William Sánchez; él me invitó varias veces y me dijo: “Te vamos a gestionar un diploma como médico del alma, porque eso eres tú”. Y fíjate que tiempo después él se convierte en el instrumento de Dios para salvar la vida de esposa y la mía. Entonces que les recomiendo, busquen espacios donde puedan reírse y desintoxicar el alma a través de ella.

- Particularmente en Colombia, un país que ha estado envuelto en el conflicto y la violencia ¿Cómo es hacer reír?

No es fácil, pero se logra. Porque más son los buenos que los malos. Una vez llegamos a un municipio del Magdalena. Hicimos un show y la gente no se reía y preguntamos por qué, y nos contaron que nos trajeron para por lo menos traerles un show de humor. Allí la gente estaba muy dolida, había mucha violencia. Eso era a cada rato que gritaban ¡Allá va tu hermano, tu papá, tu hijo por el río! y no iba precisamente en una chalupa, iba muerto. Entonces era un municipio que venía de un sufrimiento tremendo y que a nosotros nos llevaron como para darle oxígeno, pero la gente no se reía, muy poco. Entonces no es fácil, pero Colombia ríe, Colombia goza porque es que los buenos somos más.

- Otro de los retos que trajo la pandemia es hacer reír a través de una pantalla. ¿Qué te ha parecido?

Los primeros días no fue fácil, yo me retroalimento con el público, con su risa, a veces hacen comentarios y de ahí yo me agarro para hacer reír. Por lo que hacer un show a una pantalla se complica, a veces están las personas ahí, pero no es lo mismo porque a mí me gusta acercarme al público. Me ha tocado salirme de mi zona de confort y trabajar como si este fuera un escenario normal y ya, echar pa’ adelante; uno a veces no sabe si se ríen o no, es tremendo, pero le toca. Ya le estoy cogiendo el tiro y sé que esto va a quedar para siempre.

- Tus hijos y tu esposa te han ayudado a hacer tus shows. ¿Cómo fue vincularlos?

Mi esposa termina convirtiéndose en mi manager, también ha sido una bendición que a mis dos hijos les guste la actuación, pero al mayor le gusta más la dirección. Mi hijo me dice que en cualquier momento él es el que me va a ayudar a dirigir la producción. Y yo poco a poco le voy comprando herramientas, yo lo voy a apoyar; a mí no me apoyaron y yo lo logré solo, pues yo a él si lo voy a apoyar con lo que sea.

- ¿Qué crees que haría falta para volver a hacer un show presencial de Joselo?

Papi yo estoy es listo, solo es que den permiso. Yo digo que puede faltar para que se normalice algo más de un año, para que ya volvamos a la realidad. Pero lo último que se va a normalizar son los shows de humor, claro que nosotros tenemos la ventaja de que podemos hacer show virtual. El diablo puede cerrar muchas puertas, pero Dios abre, y por medio de la virtualidad podemos trabajar.

- ¿Cómo ves a estos nuevos comediantes que han surgido de las nuevas tecnologías?

Yo he sido algo celoso con eso, porque no es lo mismo hacer humor por Instagram, humor de un minuto de dos minutos, grabarlo repetirlo y pegar, pero a la hora de subirlos a una tarima nada; ahí es donde tú vas a demostrar que eres humorista, no con unos videos de quince segundos. Es un reto subirte a una tarima y hacer por lo menos quince minutos buenos de humor y que tengas tu estilo propio. Si, hay mucha gente graciosa, ¿pero ya colocarte el título de humorista? yo tengo mis reservas con eso.

- ¿Crees que la virtualidad en los shows sea algo que se mantenga permanente?

La virtualidad va a quedar, pero va a volver presencial también. Lo bueno de lo virtual es que es una herramienta fácil, cómoda para mucha gente; para el que contrata, sobre todo. Eso va a quedar. De pronto un show para quince o veinte personas, para qué me voy a trasladar si podemos tener a Joselo desde su oficina de manera virtual. Pero a mí me preocupan muchos compañeros, que no aceptaron que los tiempos cambian. Ellos se relajaron, siguieron en su zona de confort y ahora están pasando trabajo. No se adaptaron a los tiempos.

Si no estuvieses haciendo reír a miles de hogares colombianos ¿Qué crees que estaría haciendo José Manuel Castellón?

José Manuel Castellón fuera psicólogo; yo tenía claro que si no era comediante iba a ser psicólogo, y mira que de alguna u otra manera lo soy hoy, ayudo a las personas y a familias. Así me han dicho muchas personas: “Oye, pero es que tú eres psicólogo”. Y si, de alguna manera lo soy.