Keith* es una adolescente de 17 años que a los 13 creó su primera cuenta de Instagram, como cualquier joven que desea seguir a sus amigos y familiares. En el año 2016, recibió un mensaje de Andrés, un usuario desconocido, preguntándole cuánto le cobraba por tener un encuentro sexual, desde ese momento y durante más de cuatro años, Keith ha recibido mensajes casi a diario de perfiles falsos, desconocidos, e incluso amigos y personas cercanas, acosándola y pidiéndole contenido sexual.
Así como ella, miles de mujeres en Colombia, y millones de mujeres en el mundo, han sufrido de violencia y agresión a través de las redes sociales. Según un estudio publicado en el año 2018 de la Universidad de Valencia en España, Colombia tiene una de las tasas de prevalencia de ciberacoso más altas de la región, oscilando entre un 30% y un 40%, junto con Argentina y Perú, esto quiere decir que dos de cada cinco personas han sufrido ciberacoso. Estas cifras de violencia se mantienen, e incluso aumentan con el pasar de los años; la ONU afirmó que para el año 2020, más de la mitad de los jóvenes han sido víctimas de ciberacoso en Latinoamérica. Keith calcula que la han acosado más de cien personas desde que entró a las redes sociales; pese a que ha reportado los usuarios que en su mayoría corresponden a perfiles falsos, sabe que estas personas, de bloqueárseles las cuentas “no les cuesta nada abrir otro y volverme a escribir”.
El ciberacoso se agrava en la pandemia
Esta problemática se agrava a causa de la pandemia y el aislamiento; el acoso a mujeres a través de redes sociales no ha hecho más que aumentar. Según el 'Ranking PAR de Equidad de Género LATAM 2020' realizado por la firma Aequales, el 60% de las mujeres entre los 18 y 40 años en Colombia ha reportado haber sido acosada a través de las redes sociales durante la cuarentena. El ciberacoso es definido por la UNICEF como la agresión a través de redes sociales mediante ataques personales, divulgación de información confidencial, falsa o hacerse pasar por otra persona y enviar mensajes agresivos bajo esa identidad. Lina María Saldarriaga, directora de contenidos e investigación de RedPaPaz, afirmó en una entrevista con el diario El Tiempo, que el ciberacoso tiene tres características principales: desbalance de poderes porque los victimarios suelen tener más visibilidad dentro de la red social, una intención clara de agredir, y no se necesita que la situación se repita para lograr un impacto, pues con una sola publicación basta para causar el perjuicio.
El ciberacoso también puede escalar en otros delitos como las amenazas, el hackeo, la sextorsión, la captación virtual para el tráfico de personas, la obtención de información confidencial a través de la suplantación de identidad, o incluso violencia física. Luisa* es una de estas víctimas que lamentablemente, sufrió de amenazas virtuales que escalaron a la realidad; lamentablemente no ha podido dejar en el pasado los sucesos, ni la denuncia interpuesta ha dado con la captura del responsable.
Luisa relata que, a mediados de marzo del 2020, una cuenta falsa de Instagram comenzó a escribirle a su ex pareja alegando falsamente que ella le había sido infiel. Día tras día, y con constantes insultos, la joven y su pareja tuvieron que soportar las mentiras, que terminaron dañando su relación. En un intento por identificar al agresor, intentaron concretar un punto de encuentro para hablar de la supuesta infidelidad aunque no pudieron identificar al acosador, pero sostienen se trataría de una mujer. Con cada cuenta bloqueada aparecía otra inmediatamente; la acosadora hackeó el celular de Luisa y todas sus cuentas, obteniendo información privada de su vida. “En la cuarentena, desde las 2:00 am me decía que estaba afuera de mi conjunto viendo lo que yo hacía, sabía mi número de apartamento y de piso”, cuenta Luisa, quien además reseña que la acosadora la amenazó con tener fotos íntimas de ella y de su pareja. “Dijo que tenía fotos de él y que ella se tocaba mientras las veía”.
Con el pasar del tiempo los crímenes y acosos fueron más lejos aún. Luisa cuenta que la acosadora contrató un grupo de atracadores para golpear y robar a su expareja “y me dijo que quería hacer lo mismo conmigo”. Cuando su relación con su pareja terminó, y luego de varios meses, comenzó a salir con otro chico y las amenazas e insultos volvieron a aparecer. “Ahora estoy con alguien que no es de este país, y que no usa redes sociales, así que no puede llegar a él”. Igualmente afirma que los daños psicológicos que este constante acoso virtual y físico, le generaron graves problemas de estrés y desconfianza en su vida y sus relaciones.
Amenazas de muerte forman parte del acoso en línea
Por casi un año de acoso, amenazas de muerte, y ataques contra personas cercanas, la denuncia interpuesta ante la Fiscalía en octubre hasta el momento no ha emitido respuesta. Luisa afirma que “al interponer la denuncia el fiscal me preguntó si me ha hecho algún daño físico a mí; cuando le dije que no, su respuesta fue ¿entonces por qué tiene miedo?”. Actualmente, Luisa dejó de recibir insultos de las más de 30 cuentas falsas que creó la acosadora, perturbando su vida y relaciones personales. El último mensaje recibido la joven fue en el pasado mes de enero: “El día en que mi abuelo falleció recibí un mensaje diciéndome ojalá pudieras estar con tu abuelito”.
La virtualidad, el uso masivo de redes sociales y la amplia impunidad y poca judicialización de estos casos, ha convertido al ciberacoso en una forma de violencia igual de grave como el acoso en entornos públicos, e incluso con un alcance mayor. La fundación Karisma, enfocada en la promoción de los derechos humanos en el mundo digital, afirmó en un informe publicado en el año 2017 que hay un vacío estadístico respecto a las víctimas de ciberacoso, lo que quiere decir que no se conoce con exactitud cuántas víctimas de este delito hay en el país. Además, sostiene que estos casos de violencia no han podido ser resueltos con las herramientas jurídicas y legales con las que cuenta Colombia y que “cualquier política, norma, estrategia y/o acción por parte del Estado será más bien una acción para dar palos en el aire”.
Igualmente, según un estudio de la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios y el Instituto Internacional por la Seguridad en los Medios, las mujeres tienen más riesgo de sufrir violencia y agresiones a través de redes sociales que en espacios físicos. A pesar de ocurrir incluso en mayor medida que en espacios físicos, el ciberacoso es muy pocas veces denunciado, y judicializado; según un informe de abuso sexual infantil con corte del 21 de agosto de 2020, el Centro Cibernético Policial reportó 1.013 denuncias de las cuales se efectuaron 18 capturas, lo cual representa una judicialización de menos del 2%.
Para combatir, y denunciar los casos de ciberacoso y violencia sexual, los especialistas recomiendan guardar las pruebas de la agresión y siempre denunciar; ya sea guardar las capturas de pantalla de los mensajes, videos, audios, y demás pruebas que sirvan de apoyo ante la Fiscalía o el Centro Cibernético de la Policía. Denunciar los casos de agresión, violencia sexual, o ciberacoso es crucial para dar con la captura de los agresores, y que no queden impunes estos delitos, e igual de importante: para dar luz a este oscuro flagelo que afecta a miles de mujeres en el país, y a millones de personas en el mundo.
*Nombre cambiado para proteger la identidad de la entrevistada.