Medellín siempre se ha visto como la ciudad de la moda en Colombia. Eventos de la talla de Colombiamoda, que cuenta con una trayectoria de más de 20 años y diferentes personalidades internacionales como Oscar de La Renta y la supermodelo Alessandra Ambrosio, le han dado el liderazgo en este círculo a nivel nacional. Por otra parte, hace dos años se viene fortaleciendo el círculo de la moda en Bogotá.
Se han retomado eventos como Bogotá Fashion Week y han surgido iniciativas como el Bcapital, La Rana Amarilla y La Madamé. Estas buscan brindarle un apoyo a nuevos diseñadores y dar a conocer este mundo que siempre se ha relacionado con las altas esferas de la sociedad. Además, siendo esta una industria que a nivel mundial genera ingresos por más de 3 trillones de dólares, la Cámara de Comercio de Bogotá ha decidido abanderar uno de los proyectos más importantes de la ciudad, Bogotá Fashion Week, y además brindar estímulos e incentivos a nuevas marcas a nivel local.
Aparte, al ser una ciudad en donde confluyen diferentes culturas se permite el pluralismo en la moda. Esto la ha vuelto más atractiva, según Melissa Llamas, directora de Marketing de Bogoda, ya que permite nuevas expresiones de arte en la misma producción. También, la experiencia de la moda se ve envuelta en un mercado nuevo y variable que la hace deseable como nueva inversión.
(Ver especial multimedia: BCapital el evento smart, fashion y cool de Bogotá)
Esferas tradicionales
Las ferias y eventos que se roban la atención del espectáculo y de la farándula en Bogotá llevan pocos años tratando de establecerse como emblemas de la ciudad que no tiene miedo a brillar en el mundo de la moda. Bogotá Fashion Week y el BCapital, han logrando agendarse en los planeadores de las bloggers de moda y de las personas que se encuentran en la industria. Si bien estas ferias logran resaltar los componentes tradicionales del país y de la capital, también promueven una imagen internacional de que Bogotá quiere abrirse campo entre las ciudades como París, Nueva York y Milán que gozan con semanas de la moda tan grandes como lo es la misma industria.
Para Carolina Estefan, diseñadora de modas que participó en la última edición del BFW, el apoyo brindado por la Cámara de Comercio ha sido sumamente positivo para la industria y su marca “la ruta del fortalecimiento empresarial nos ha dado muchas herramientas para mejorar los procesos productivos, operativos, y estratégicos de la empresa”. Para ella, el direccionamiento que ellos le dieron ha sido importante en términos de gestión empresarial.
Además, gracias a iniciativas que se han presentado en estas plataformas se ha logrado promover proyectos en donde diferentes textileras nacionales se ven afectadas de la mejor manera gracias a las colaboraciones con diseñadores que ya poseen un prestigio. Para Carolina Londoño, esto resulta de suma importancia puesto que uno de los valores más importantes que tiene la moda en Bogotá es el hecho de que se intenta rescatar lo tradicional, lo artesanal o lo andino. Cuando esto se realiza no sólo se afirma que un producto haya sido hecho en Colombia, sino que este expresa la tradición que este país contiene.
Para esto, la Feria del Cuero y Calzado también se vuelve protagonista en mostrar cómo se están trabajando las diferentes técnicas que se han modernizado con el paso del tiempo en cuestiones de confección y marroquinería. Carolina Londoño afirma que ese crecimiento y variación han logrado que la moda “aporte al sector económico del país, los eventos de moda generan importantes ingresos a la nación”.
También, estas plataformas han abierto escenarios para que nuevos diseñadores o estudiantes de universidades en alianza con la CCB, logren tener espacios en donde mostrar lo que están haciendo dentro de sus talleres. Incentivar nuevas visiones y demostrar que la moda es algo que va más allá de atuendos caros y que la gente no entiende también es una de las ideas que se quiere rescatar. Un evento como el BCapital, que se realiza en octubre, para Carolina Londoño “es una presentación de la moda conectada a los estilos de vida”, en este se combinan diferentes artes como lo son la gastronomía y la música.
Sin embargo sucesos como el que tuvo que enfrentar el colectivo Gris en la edición 2016 del BFW demuestra que la ciudad aún está empezando a fortalecer su logística para este tipo de eventos. Allí la escenografía fue cambiada, la pasarela comenzó dos veces y la música se cortó a mitad del show dejando a los modelos caminando en silencio. “Tristemente hay que reconocer que la falta de organización sigue siendo un lunar en estos, a pesar de que siento que cada año tiende a mejorar, aún falta una mejor logística y más civismo de parte de los asistentes”, corrobora Carolina Londoño.
Así mismo, Carolina Estefan resalta que “la falta de divulgación, el target que es invitado muchas veces no es el adecuado, o sigue siendo el mismo en todos los eventos, la falta de medios y cómo se le llega a la gente” siguen siendo los problemas que no permiten que Bogotá despegue.
El círculo independiente
Dentro de esta industria los nuevos talentos comienzan a emerger, pero algunos de ellos se quedan estancados por la ausencia de plazas en dónde mostrar su talento. De ahí surge la idea de apoyar a los diseñadores pequeños a partir de ferias. “Antes de tener este proyecto, nosotros hicimos una feria que se llamaba El Chirritazo, por ahí se inicia”, dice Santiago Turcy, refiriéndose a Bogoda, proyecto en el cual es director creativo.
Aunque estas ferias surgen para darle visibilidad a los diseñadores, después se convierten en unos círculos cerrados que se mantienen igual. “Lo que pasa es que después uno ve que las ferias grandes comienzan a repetir diseñadores y todo; no dejan a nadie nuevo moverse”, cuenta el diseñador. Así justifica que los proyectos como Bogoda, totalmente independientes, subsistan.
Natala Torres, la directora ejecutiva de este proyecto, cuenta que Bogoda permite una creación de redes de trabajo entre gente de la industria que no sabe qué se necesita. “Fotógrafos de moda, modelos, tiendas son algunos de los personajes que están desconectados y caminando por aparte y por eso no se consolidan”, dice.
También hay gente que no solo tiene que ver con el mundo de la moda que puede incursionar allí. “Diseñadores de interiores, directores de arte, publicistas, comunicadores son algunos de los que no saben que allí también hay negocio y que tienen cabida”, comenta. De ahí es donde surge la idea de no solo ser una plaza, sino una empresa que asesore a los nuevos diseñadores.
Las asesorías que brinda Bogoda permiten a los recién egresados, estudiantes y emprendedores entender cómo crear la empresa legalmente, cómo conectarse con otras personas en la industria, visibilidad, entre otros. “Para algunos no es muy significativo, pero hay cosas que necesitan de esto”, dice Santiago refiriéndose a los apoyos que pueden recibir de la Cámara de Comercio, pero que no lo logran por desconocimiento.
“Mira, es que hay diseñadores que están en la universidad aún y ya hay casas que los fichan por ser muy buenos y ahí se queman”, dice Natalia. Por ello la salida del emprendimiento se ha convertido en un muy buen camino para nuevos personajes. “Ellos saben que esa es la salida, pero no saben cómo lograrlo”, añade Santiago.
Por otra parte, Carolina Londoño, blogger de moda, dice que ese emprendimiento no camina solo; sino que se acompaña de la innovación. “Creo que al haber sido Medellín la capital de la moda en nuestro país por varios años, se ha convertido en un reto para Bogotá posicionarse en este sector”, comenta. Así, las nuevas ferias comienzan a aparecer con detalles diferenciales para que la capital se siga posicionando en el mapa Latinoamericano de la moda.
Para estos dos directores los estímulos son escasos, aunque los hay, y muchas veces tienen ciertas trabas que dejan atrás el emprendimiento. “Le piden a uno que tenga una empresa de al menos tres años y no saben que mantenerla un año nada más es muy difícil”, comenta Santiago. Por lo cual se vuelve difícil posicionarse y crecer sin un apoyo bien sea económico o de alianzas entre empresas, lo cual dificulta el ingreso a los eventos ‘oficiales’ en la ciudad.
¿Por qué la moda?
Esta industria lleva más de 20 años funcionando en Colombia, pero ¿por qué es importante hablar de ella? Para los integrantes de este círculo, la moda representa mucho más que sólo ropa. “La moda no es algo ajeno a la vida cotidiana, la moda no incomoda”, comenta Melissa Llamas.
Es cultura, es arte, son los diferentes movimientos sociales mezclados entre sí para hacer un llamado a todo el mundo según los tres directivos de Bogoda. Este permite hacer una crítica social, resaltar nuevos rasgos, dar a conocer culturas e invitar a que las personas se interesen por nuevas temáticas.
Cuando se habla de moda, no sólo se hace alusión a los atuendos que se exhiben en vitrinas o en pasarelas, es todo un proceso curatorial que parte de un concepto el cual un equipo de diseñadores, confeccionistas, patronistas, fotógrafos, diseñadores de interiores, arquitectos, entre otros, se dedican a hacer realidad. Lo que se demuestra al final es producto de un proceso que se puede comparar con el de la creación una obra de arte. Y es que si se admiran piezas como las de Comme des Garçons o Rodarte se entiende que estas creaciones, en realidad son arte.
Las colombianas Johanna Ortiz y Mercedes Salazar también son ejemplo de esta necesidad de convertir ideas en piezas de vestir y de tratar telas o piezas de metal como si fueran lienzos para pintura. Sus piezas, que son conocidas a nivel internacional, evidencian lo que se está produciendo en Colombia y le dan cada vez más relevancia al país en términos de moda internacional.
Por otra parte la industria de la moda, a partir del sector textil, logra un 42% de ingresos operacionales en el sector de la manufactura según la CCB. “No olvidemos que de Colombia han salido diseñadores de talla mundial que ya están siendo reconocidos y cotizados mundialmente”, afirma Carolina Londoño. Por lo cual la industria de la moda representa un gran sector económico que puede seguir siendo explotado y de inversión amplía.
Sin embargo, las industrias textiles actualmente se han visto enfrentadas a una nueva crisis que surge con el fast fashion. Marcas como Forever21 o H&M representan una amenaza para los nuevos diseñadores que pretenden dar sus visiones del mundo por medio de piezas de vestir y no tienen cómo competir contra estos grandes. Para una muestra la marcha que hicieron los textileros en Medellín muestran lo difícil que está el sector en términos de empleabilidad. “La informalidad del sector confección es más del 52 %, por lo cual la pérdida total de puestos de trabajo es más de 103.000 empleos a nivel nacional”, corrobora el vicepresidente de la Cámara Colombiana de la Confección (CCC), Enrique Gómez para El Colombiano.
Para Carolina Estefan es esencial crear productos originales y con identidad que siempre estén innovando. “Apoyo que Bogotá se vuelva la capital, ya que hay más espacio para lo diferente, lo andrógino, el diseño exclusivo, y lo nuevo”, comenta. El futuro de la moda en Colombia y en Bogotá está en la creatividad, en lo diverso y en lo único.
Por ahora no se les ha dado una solución clara a los textileros en Medellín y aún tienen varias de sus talleres cerrados. Así queda preguntarse si Bogotá dará el paso y alcanzará a esa industria que se la ha impuesto por encima desde hace varios años. ¿Seguirá Bogotá consolidando ese círculo de moda o dejará pasar su momento de brillar?