Experimentando un ritual indígena Wayuu en Bogotá

Viernes, 27 Mayo 2016 16:14
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Las Soñadoras, un ritual indígena de la comunidad Wayuu, llegó a Bogotá gracias a la exposición de Eusebio Siosi titulada "Los sueños de la Outsü", con el objetivo de dar a conocer las tradiciones indígenas en la capital y su importancia para la construcción de una identidad nacional.

Ritual Wayuu|||| Ritual Wayuu|||| Foto: Espacio Odeón||||
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Un hombre vestido de blanco y acompañado de una mochila verde wayuu rodea con una túnica roja una cabaña. Entra en ella, se acuesta en una hamaca, se mueve de lado a lado. Mientras tanto, una mujer, sosteniendo otra túnica roja, mueve sus manos alrededor del cuerpo del hombre y le transmite su energía y su tranquilidad a través de aquellas manos que no dejan de temblar. El hombre, poco a poco, parece ganar serenidad, su cuerpo se vuelve inmóvil y su rostro se llena de paz.

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Esta es la tradicional ceremonia de Las Soñadoras, un ritual propio de la comunidad indígena Wayuu que se lleva a cabo cuando un hombre sufre perturbaciones espirituales a causa de un mal sueño. Quienes padecen este problema se encierran en una casa aislada de la comunidad, siguen una dieta estricta de harinas, y comparten sus sueños con la Outsü, o soñadora, una guía espiritual que los interpreta y que, además, predice acontecimientos.

Este ritual llega a Bogotá gracias a la exposición de Eusobio Siosi, “Los sueños de la Outsü”, una muestra que consiste en la reproducción de dos videos simultáneos que muestran los rituales wayuu. La exhibición busca, según el artista, dar a conocer las tradiciones indígenas en Bogotá para configurar una identidad nacional que logre integrar las diferentes culturas que convergen dentro del país. “Lo hice para mostrar la importancia de la Outsü en nuestra cultura. Este es un papel tradicional de las mujeres que se transmite de generación a generación, pero las niñas ahora en los colegios se están desarraigando de sus tradiciones y no demuestran mucho interés en ser soñadoras”, sostiene Siosi.

Eusebio Siosi es un artista de la Guajira que pertenece a la comunidad indígena Wayuu. Estudió arquitectura en la Universidad Autónoma del Caribe de Barranquilla, desarrolla su obra a partir de elementos socioculturales y políticos de la comunidad indígena Wayuu, y ha realizado exposiciones en Colombia, Argentina y Alemania.

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Los indígenas Wayuu provienen de la península de la Guajira, sobre el mar Caribe, que habitan territorios tanto de Colombia como de Venezuela. Es el pueblo indígena más numeroso de estos dos países, representando casi el 20% de esta población. Su idioma es el Wayúunaiki y es hablado por el 97% de sus miembros. Se caracteriza por ser una sociedad matriarcal, en la que los hijos heredan el apellido de las madres.

Las Soñadoras es una de las tradiciones más importantes de la comunidad debido a que los Wayuu consideran que los sueños condicionan la realidad social y el comportamiento de los individuos, por lo que deben interpretar los sueños adecuadamente. Esta ceremonia le otorga un alto grado de importancia a las mujeres, gracias a que son las encargadas de dirigirla y de ser el puente entre el mundo natural y sobrenatural.

María Isabel Rueda, artista colombiana, valora que se lleven a cabo muestras como esta, ya que logran rescatar el tema indígena, ancestral y místico desde una mirada contemporánea. “La exposición es una mezcla entre documental y performance. Muestra una parte interna de la comunidad a la cual es difícil de acceder, el ritual, y muestra la parte externa, la relación entre estos ritos y la comunidad”, señala.

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El ritual de Las Soñadoras termina con un baile conocido como la Yonna. Así, el hombre vestido de blanco sale acompañado de la Outsü para dirigirse a un espacio al aire libre, en el que llevarán a cabo este baile. Al iniciar, la Outsü persigue al hombre al son de la kasha, un instrumento que imita los diferentes sonidos del mundo wayuu. El objetivo de la soñadora en el baile es hacer caer al hombre mientras mueve su túnica roja.

La Yonna tiene tres atributos esenciales: la búsqueda del equilibrio social, la solidaridad colectiva, y la relación entre el hombre y el cosmos. Generalmente, se realiza como medio de agradecimiento a los dioses por una buena cosecha, o para introducir a las mujeres a la sociedad. Sin embargo, en estas situaciones se lleva a cabo como símbolo de protección contra los enemigos.

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Para que finalice el baile, la Outsü debe hacer que el hombre caiga al piso. Una vez lo logra, este agarra una totuma, saca de ella varios hilos rojos, y los ata a sus pies y manos. La tranquilidad del hombre, que había sido perturbada por varios sueños, regresa a su cuerpo gracias a la sabiduría de la Outsü. Se marcha descalzo, acompañado de la túnica roja, y luciendo un rostro sereno y sosegado.