“Yo traté de ser inteligente y la televisión me alcanzó”: Omar Rincón, crítico de televisión

Lunes, 02 Mayo 2016 12:55
Escrito por

 Plaza Capital habló con Omar Rincón acerca de su trayectoria y su labor como crítico de televisión. También se refirió a las complicaciones de su oficio, y expresó su opinión sobre la televisión, los noticieros colombianos y las nuevas plataformas televisivas “a la carta”.

Omar Rincón, crítico de televisión|||| Omar Rincón, crítico de televisión|||| ||||
3802

Información adicional

  • Coautor 1: Diana Catalina Rivera Rodriguez

Omar Rincón es un experto en comunicación, ensayista, profesor universitario y el crítico de televisión más reconocido a nivel nacional. Ha escrito más de diez libros sobre fenómenos comunicativos y televisión y tiene dos maestrías: una en educación y otra en filosofía de la comunicación, realizadas en Colombia y Nueva York, respectivamente. Actualmente es el director del Centro de Estudios de Periodismo y de la maestría en Periodismo de la Universidad de los Andes. También escribe para el periódico El Tiempo como crítico de televisión y analista en la columna de cine y TV, ‘El otro lado’.

Plaza Capital habló con Rincón en el CEPER -Centro de Estudios de Periodismo-, desde donde se maneja la maestría de periodismo. Vistiendo jeans,  tennis converse y un suéter oscuro se refirió a su trabajo como crítico de televisión. Con una actitud espontánea y extrovertida respondió con tranquilidad a las preguntas.

¿Cómo llegó a ser crítico de televisión?

Todo lo que pasa en la vida es melodrama, cuestión de destino. Ahí sí, como dijo una película argentina “es el destino que me tocó en suerte”. Todo el mundo cree que yo me he visto toda la televisión del mundo, que yo no he hecho más desde niño que ver televisión, y creo que soy la persona que menos he visto televisión en Colombia. La televisión me ha venido persiguiendo, yo traté de ser inteligente y la televisión me alcanzó, eso fue lo que pasó, tal cual. No pude ser inteligente entonces me tocó volverme de la televisión.

Yo estaba terminando la carrera de comunicación en la Universidad Javeriana, y me llamaron para hacer un programa de televisión que se llamó “Educadores de hombres nuevos”, y fue el peor programa del mundo. Me liberé de ese programa e hice una maestría en educación, con lo cual yo me volvía inteligente otra vez, y estando en esa maestría me llamaron para que dictara una clase especial de televisión en la Javeriana, y yo: agh bueno, listo. Volví y me revelé y me fui a hacer una maestría en filosofía de la comunicación, para ser inteligente. Volví y me dieron puesto en lo inteligente: comunicación educativa y esas bobadas. La profesora de televisión se enfermó y se fue del país, y me tocó asumir la cátedra a mí. Dicté la cátedra de televisión sin televisor en la casa. Después de eso, un día en un cóctel yo estaba hablando y un tipo me dice “usted habla como cosas chéveres de la televisión, ¿usted por qué no escribe una columna para El Espectador?”. Se la mandé, le gustó, arranqué, y ya llevo 20 años haciendo eso. Me di cuenta que la televisión era un lugar esencial para estudiar la sociedad, y me puse a estudiarla en serio.

Desde su posición como crítico de televisión ¿Cómo estudia la sociedad?

Técnicamente yo no veo televisión ni critico televisión. Yo pienso la sociedad y la cultura desde la televisión y desde el mundo del entretenimiento, desde el mundo light. Por eso, a la gente le parece que lo que yo digo es una maravilla, porque yo no estoy hablando solamente de televisión, yo estoy hablando de la sociedad y la cultura que produce la televisión. Me puse a estudiar la televisión y, por eso, creo que me va bien. Soy un estudioso, un analista, soy una persona que toma distancia y lo puede hacer adecuadamente.

¿Qué necesita una persona que quiera ser crítico de televisión?

Tener respeto por el producto cultural. Porque si entras con una arrogancia de que yo soy sociólogo, psicólogo, comunicador, arrogantemente el producto ya no tiene ningún sentido. Tienes que darle la oportunidad al producto. Segundo, tomar distancia. No somos groupies, no somos fans, somos analistas, uno se retira y desde la distancia hace un juicio sobre eso. Tercero, hay que crear unos criterios de interpretación de acuerdo a la audiencia a la que quiera llegar. Entonces ¿Qué tengo que hacer? No hablar como si el modelo perfecto de vida fuera la academia, esa es una cosa como cualquier otra. Pero eso sí, todos quieren ser súper inteligentes y decir “como dice Benjamin, porque Humberto Eco”, y no! ¿Qué putas le pasa al mundo? Cuando uno está en medios es otra cosa.

¿Qué criterios usa para decir que un programa es bueno o malo?

Eso depende del grado de compromiso que quiera ese día, del grado de profundidad. Yo hice un esquema que tiene como 15 puntos de cómo se puede reseñar televisión. Y dependiendo de lo que quiera hacer, se hace. Si yo quiero llegar al televidente común y corriente, me toca preguntarme qué es lo que hace en él un programa que lo hace feliz. Si yo quiero parecer inteligente para la academia, entonces hablo sobre el racismo, el clasismo, el machismo, la representación, la mala representación de la mujer, del indígena, de la forma troglodita como construyen la democracia, es decir, critico el mensaje. Pero si yo quiero joder a la industria, que es lo que también me interesa, hablo de cómo está hecho el programa.

¿Usted por qué cree que es el único crítico de televisión en este momento?

Soy el único porque en Colombia la crítica no gusta, la crítica la toman personal. Una de las grandes cosas que me pasan es que yo no vivo de eso. Yo soy profesor de la Universidad de los Andes, chao, y ahí puedo ser re arrogante, soy profesor de la Universidad de los Andes, no me jodan, o sea chao. Pero a mí los actores, los libretistas, todo el mundo me saluda casi como “Hola Omar” [se tapa la nariz con la mano y hace gesto de disgusto], porque creen que yo los odio, y yo les he dicho: yo no he hablado mal de usted como persona, ni he dicho que tiene el ojo caído, o que se acuesta con cuarenta, yo lo único que he dicho es: esa actuación me parece buena o me parece mala desde lo que yo considero.

El segundo problema es que la farándula en Colombia es muy chiquita. Los dueños de los medios, los que trabajan en los medios y los que son de la farándula van a los mismos restaurantes, a los mismos cócteles, entonces imagínese lo que piensan  ¿Por qué nos vamos a molestar entre nosotros si todo es maravilloso? Además, la gente en Colombia no sabe criticar. La gente entra a hablar con adjetivaciones como “es que esto es una bazofia, es una porquería, una chanda”, en vez de decir por qué está mal construido un guión.

Otra cosa es que las críticas no están hechas para el público sino para mostrar cómo yo sé, escriben críticas como “Bertolucci, y entrando en el surrealismo”, ahí ya usted ¿qué crítica va a leer? Pero la mayoría de críticos quieren que el público se comporte como profesores universitarios.

En Colombia la crítica es entendida como mala leche, como adjetivar, y es descontextualizada y eso ha hecho que no tengamos lugar, ni crítica de teatro. Lo que más hay es crítica de cine porque a nadie le importa, así que el mejor criterio es ir a ver películas sin haber leído al crítico, lo mejor es no leer al crítico porque ahí está el spoiler.

¿Han censurado sus críticas o comentarios?

A mí en El Tiempo nunca me han censurado nada ni me han dicho nada, pero a esos tipos les toca aguantarse que de pronto venga una actriz y diga “ay Pombo mire ese hombre me acabó, vea qué porquería, no sé qué”, entonces Pombo le dice “yo no tengo nada que ver ahí, él escribe autónomamente”.  Eso me lo he ganado a pulso, porque claro, no a todo el mundo le dejan hacer esa cosa.

¿Qué opina de la televisión colombiana en este momento?

Yo creo que la televisión colombiana, y voy a decir algo que a todo el mundo le molesta, está entre las dos mejores de América Latina. Lo que pasa es que como la gente no ve televisión de otras partes, no tiene contexto, y además ven es el cable, que es muy malo, pero dicen que eso es muy bueno. Yo le puedo demostrar que Nat Geo es un canal de mierda el 90%. Y que Discovery es la porquería. Son los mismos formatos, repiten lo mismo, son sensacionalistas, y a la gente le parece que es cool porque es gringo, ¡no jodás! Es igual que el Lavadero pero hecho con estilo gringo que también es mal gusto.

Nosotros en ficción  somos muy buenos, y también en un formato que es una especie de reportaje/crónica/documental que se hace por Señal Colombia y estos canales, que uno no sabe qué es a la final pero está como bien hecho. Somos buenos haciendo realities o concursos más familiares que no son tan amorales. Somos excelentes haciendo noticieros de televisión técnicamente, no hay país que haga noticieros como el nuestro, son alucinantes, o sea la presentadora presenta bien, el set es bueno, la cámara funciona bien, el directo funciona bien, el gráfico funciona bien, es maravilloso. Si ustedes ven, CNN es más feo que nuestros canales colombianos.

¿Qué piensa del periodismo que se hace en los noticieros de Colombia?

Esa pregunta es para que yo conteste que se está haciendo mal periodismo, pero la pregunta  yo la haría al revés, es si ves buen periodismo en algún canal del mundo hoy en día. Si ves CNN o la BBC y ves buen periodismo entonces te creo. Lo que está en crisis es el modelo de la información de la televisión, y entonces yo creo que el noticiero no puede hacer más. Hay que cumplir con noticias de 50 segundos, no se puede hacer nada mejor. Estamos pidiendo que el noticiero cumpla con un papel que no debe cumplir. Lo que se requiere son más programas, donde haya periodismo de investigación, donde haya periodismo de reportaje, periodismo de crónica.

Hay algunos: El Informante, Séptimo día, ese tipo de cosas que están mejor. A mí se me hace que es un programa bien hecho pero a mí no me gusta, no soporto a Teodoro, no soporto su manera de hacerlo pero en un modelo de televisión sensacionalista está bien hecho. Los informantes lo llaman un programa de investigación. Eso no es un programa de investigación, es un programa de entrevistas. Lo que tengo que concluir tristemente es que tal vez no se le puede llamar periodismo a lo que se hace en TV, es otra cosa.

¿Hacia dónde va la televisión en Colombia con las nuevas plataformas “a la carta” como Netflix?

De todas las pantallas, ninguna muere. Va a haber una reconversión de las especies audiovisuales. YouTube ya llegó a su máximo furor, Netflix va a subir un poquitico con HBOGO, ESPN, y todo esto de televisión de plataforma. La televisión de plataforma va a aumentar, va a explosionar pero va a llegar un puntico en que tú tienes Netflix, tienes HBO y tienes ESPN, ya ¿pa’ qué compras más? Igual, Nat Geo, DirectTV,  Señal Colombia, Turner etc van a ser plataformas. Entonces, al tiempo que esa sobrevive, sobrevive YouTube como un espacio de anti televisión, como la televisión sucia, la televisión fragmento, la televisión humor, la televisión musical.

Por otro lado, la televisión abierta va a  triunfar con el melodrama. Caracol y RCN se van a dedicar a hacer deportes en directo, espectáculos en directo, concursos en directo, y telenovela melodrama, con eso les va a ir re bien. Los medios comunitarios van a empezar a salir y van a aparecer porque se requiere presencia local. Lo que cambia es el programador: ¿por qué tengo que esperarme a las 8 de la noche del día tal para ver el documental que quiero ver? ¡lo puedo ver cuando se me dé la gana, señores!

Lo otro que va a pasar, que es lo que yo esperaría, es que comenzamos a hacer la ‘yo televisión’, que es que cada uno de ustedes hagan esa vaina: usted tiene esa cámara, haga algo con esa cámara, grabe alguna cosa, deje de criticar, hágale. Lo que yo esperaría es que le quitemos el tiempo de ver televisión, para hacer televisión.

¿Qué necesita un tercer canal para ser competitivo?

Simplemente tiene que ser. Puede hacer lo mismo que Caracol y RCN, pero es distinto cuando tienes un campeonato en que quedas subcampeón, así pierdas, a cuando tú pierdes, te duele en el bolsillo, te duele todo. Tiene que competir con calidad, que los tres hagan telenovela, ¡qué carajo! Pero imagínate que en ese momento habría 33% más de trabajo para los actores, para los técnicos, para los realizadores, ¡que hagan las mismas noticias de porquería!, necesitan tener 33% más de periodistas, buenísimo. Necesitamos que esta vaina se abra, sino esto no tiene ningún sentido.