“Esa gente rara con la que ella anda”, “ahora está rodeada de maric…”, son frases que escucha continuamente una integrante del grupo LGBTI Uniandino, estudiante de Biología de 22 años y que se define como bisexual. Pidió que no se pusiera su nombre porque aún no le ha revelado a sus padres su condición sexual y señala que si lo hace, la situación sería complicada y empezarían a culpar a sus amigos, puesto que la gran mayoría son gays. Ella afirma que muy seguramente sus papás creerían que se “voltió” por su amistad con ellos y no le gustaría que los acusaran.
Ella señala que no ha sido víctima de una agresión física directa, pero afirma que es incómodo que se generen estos "chismes de pasillo", porque ninguna persona se atreve a preguntar ni a hablar directamente con ella sobre el tema de su sexualidad.
Muchos miembros LGBTI (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales) deben afrontar este tipo de experiencias, como lo muestra un estudio de la Universidad Nacional realizado en el 2010, que demuestra que el 83% de los integrantes de este sector de la sociedad han recibido agresiones verbales y físicas. Otro aspecto que muestra la investigación, es el aumento de la discriminación y los ataques en los colegios, tanto privados como públicos, y en las universidades.
Carolina Herrera, psicóloga de Liberarte, una empresa de asesoría psicológica para la comunidad LGBTI, manifiesta que “la homofobia es un temor, muchas veces irracional, hacia las personas sexualmente diversas y este miedo puede llevar a actos de agresión, discriminación y rechazo hacia éstas”.
En el 2009, Erik Cantor, profesor de Antropología, realizó la investigación titulada "Homofobia y convivencia en la escuela", con el apoyo de la Universidad Pedagógica Nacional y la corporación Promover Ciudadanía. Según este estudio, uno de los mayores problemas de la discriminación es que genera el fenómeno psicológico conocido como “homofobia internalizada”.
Cantor afirma que esto consiste en que “para evitar el rechazo, los muchachos homosexuales y las lesbianas intentan disciplinar sus cuerpos y sexualidades, y se mantienen ocultos por mucho tiempo. Y esto puede llevar al consumo de sustancias psicoactivas, a la deserción escolar e incluso a conductas suicidas".
La psicóloga Herrera señala que en el consultorio atienden a muchas personas jóvenes que tienen dificultades en tres escenarios en los que se presenta más fuertemente la homofobia: el colegio, la universidad y la familia.
También, dice que “no cuentan con la autonomía económica y otros recursos. Además, están en posiciones de poder inferiores frente a profesores, sus padres y a otros directivos.” Otro problema que ella señala es que dentro de las consecuencias de la homofobia, no sólo está el recibir agresiones físicas o verbales, sino que también son expulsados de los colegios o de su familia, acto que afecta sus vidas porque dependen de estas instituciones.
En las universidades privadas, se han creado colectivos que se interesan en los temas de la diversidad sexual como el Grupo Rosarista de Interés en la Identidad Sexual (GRIIS), el LGBTI Uniandino, Stonewall Javeriano, Alterzona Diversalle, entre otros. Sin embargo, ninguno ha realizado un estudio sobre la homofobia dentro de las instituciones educativas. Herrera también señala que no hay estadísticas sobre el tema y que los casos que tiene en su consultorio son anecdóticos y, por esto, no se podría sacar una conclusión.
El documento “Diversidad sexual en la escuela. Dinámicas Pedagógicas para enfrentar la homofobia” fue realizado por Carlos García en el 2007 y contó con el apoyo de la Alcaldía Mayor de Bogotá y la ONG Colombia Diversa. Dentro de sus propuestas para enfrentar la homofobia plantea realizar foros, cineforos y seminarios-talleres sobre las propias decisiones en materia de la sexualidad y, por tanto, de los derechos sexuales y reproductivos, con énfasis en el tema LGBTI.