Los colombianos que deciden dar el paso a pie, canoa, bajo la lluvia o el sol, en cualquiera punto de los 3.152 kilómetros de frontera que comparte Estados Unidos y México, lo hacen en busca de un futuro mejor para sí mismos y para sus familias. Este deseo, el añorado sueño americano, se convierte en el negocio lucrativo de contrabandistas o traficantes de personas, los conocidos “coyotes” quienes cobran desde los 1500 a 7000 dólares por el traslado irregular de personas, según la agencia de noticias Sputnik.
La falta de regulación en migración México, para la entrada de colombianos a ese país, como una visa, ha facilitado el paso ilegal de los nuestros hacia Estados Unidos. De acuerdo con Idam Isacson, director de la Oficina en Washington para Asuntos Internacionales (WOLA), el fenómeno de las altas olas de entrada ilegal al país ya se dio con haitianos, venezolanos y brasileños en el 2021, pero disminuyó con la exigencia de visado a estas poblaciones en México.