Afganistán, la historia de tres pilotos colombianos

Miércoles, 25 Noviembre 2020 15:04
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Oriente Medio, tan extenso y lleno de cultura e historia, es un lugar que tiene mucho para ofrecer, pero que desafortunadamente muchos de sus países y ciudades se han visto afectados por las guerras que parecen no acabar nunca, convirtiéndose en zonas de conflicto. En 2011 John Jairo Zuluaga, Dagoberto Blanco, y Juan Carlos Orduz dieron un giro a sus vidas cuando aceptaron trabajar en Afganistán como pilotos en el auge de una coalición de fuerzas occidentales como Estados Unidos y sus aliados, nos cuentan su experiencia en Plaza Capital.

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Así es Afganistán, un país conmovido por el conflicto y la violencia, un país el cual según la organización Kindernothilfe.org es uno de los países más pobres del mundo. Su población se enfrenta a una serie de desafíos, por ejemplo el país tiene una de las tasas de mortalidad materna e infantil más altas del mundo, el 70% de la población es analfabeta, y sobretodo, numerosas guerras han frenado el desarrollo del país. 

En 2011 John Jairo Zuluaga, Dagoberto Blanco, y Juan Carlos Orduz deciden irse a trabajar en Afganistán como pilotos de una coalición de fuerzas occidentales como Estados Unidos y sus aliados, con el fin de devolver a la normalidad el país y vencer al grupo terrorista de talibanes que tenían el control sobre el país. Aparte de la difícil situación en la que se encuentran países como Afganistán en el Oriente Medio, debido a las guerras, los extranjeros van a estos países en busca de oportunidades laborales. Así se observa en las historias de tres pilotos retirados de la Fuerza Aérea Colombiana.

Fue el inicio de una experiencia completamente nueva en donde pudieron experimentar la guerra de cerca, conocer una cultura muy antigua y apegada a sus raíces y tener la oportunidad de operar junto a Fuerzas Aéreas con muchas capacidades y tecnologías modernas. Al llegar a este país fueron miles las emociones que los acompañaron, la ansiedad, la adrenalina y el estrés fueron emociones muy marcadas, John Jairo afirma, “sabíamos que íbamos a proceder a trabajar en uno de los sitios más peligrosos del mundo.  Había una situación de combate complejo en ese país y sabíamos que teníamos que ir a operar en esas condiciones, era algo un poco inquietante”. 

“Los primeros días en Afganistán fueron de mucha curiosidad y algo de temor por el desconocimiento del nuevo entorno”, así lo explica Juan Carlos Orduz. Fueron días emocionales y de adaptación, lo más difícil de acostumbrarse fue al choque cultural que sufrieron debido a que es una cultura totalmente diferente a la nuestra. “El mayor impacto inicial fue el sentirse completamente desamparado en un lugar tan extraño”, lo menciona Dagoberto. Pero de las situaciones más difíciles fue el estar viviendo en un área de conflicto, “nuestras bases, o donde nos quedábamos eran atacadas casi a diario” menciona John Jairo. 

La presión de los talibanes sobre las bases norteamericanas

Los talibanes mantenían una presión constante sobre las bases norteamericanas y de los aliados de la coalición. Las atacaban con cohetes, atentados terroristas, y carros bomba, era una condición muy difícil a la cual fue inicialmente igual de difícil de acostumbrarse. Todo era nuevo para ellos y trabajar en esas condiciones fue muy complicado. Los días en Afganistán eran de lento transcurrir, cuando se tenían vuelos el día era pesado, se iniciaba tipo cuatro de la mañana, donde empezaban a alistarse para salir a las seis a realizar los vuelos del día los cuales ocupaban la mayor parte del tiempo, eran jornadas largas, se podía estar terminando a las cinco de la tarde. Durante este tiempo se realizaban las tareas del día, las cuales consistían en llevar cargas y tropas a los diferentes lugares de Afganistán.

Los días que no había vuelos tocaba permanecer en las bases, y era un día rutinario y monótono, en estos días el estar lejos de la familia se hacía más difícil. Todo era más lento y hablar con los seres queridos era una tarea casi imposible por la diferencia horaria. Para Dagoberto, “las horas pasaban con pasmosa lentitud”. Lo más difícil de estar laborando en este país, fue la seguridad y las condiciones extremas en cuanto al clima, donde en verano las temperaturas alcanzaban los 54 grados Celsius y en invierno las temperaturas llegaban a bajo cero. Frente a la seguridad, se mantenían a la expectativa de cualquier ataque, había muchos específicamente con carros bomba en los hoteles donde se alojaban, y con cohetes en las bases desde donde operaban. Para John Jairo eso era lo más difícil de sobrellevar en ese país. Para Juan Carlos y Dagoberto lo principal era estar lejos de sus seres queridos. 

Durante su tiempo en Afganistán, vivieron muchas experiencias difíciles, pero hubo ciertas experiencias que los marcaron debido al riesgo que corrieron en esa situación. 

Para John Jairo la experiencia que más lo marcó fue en una ocasión en la que fue atacada la base en donde se encontraban. Los militares norteamericanos planearon una operación para atacar a los grupos que los tenían asediados en la base, durante la operación, un helicóptero que llevaba 30 militares de las fuerzas especiales norteamericanas fue derribado por cohetes de tierra al aire. Eso fue un gran golpe que le dieron a las tropas estadounidenses y que marcó a todos. “Sabíamos las capacidades que tenía el ejército Americano, y así y todo tuvieron unas bajas bastante importantes”, explica John Jairo. 

Climas extremos por los que volar

Dagoberto explica que la experiencia que más lo marcó fue un inconveniente de la compañía con unos de sus proveedores: “Al aterrizar fuimos recibidos con arma en mano y encañonados hasta bajarnos de la aeronave” afirma, “se nos dijo que estábamos detenidos hasta que la compañía hiciera algunos arreglos económicos”. Fue un momento de gran tensión, toda la tripulación estaba siendo apuntada por soldados con pinta de talibanes, el mayor miedo de todos era quedar atrapados y perder la vida en esa situación. Por fortuna de la tripulación se logró el acuerdo y lograron evadir la vigilancia y volar de regreso a la base. 

Para Juan Carlos esta experiencia se dio por los climas extremos en los que tenían que volar. Un vuelo en una tormenta inesperada les impidió aterrizar, y no fue hasta el último momento después de muchos intentos y de creer que no lo lograrían, que aterrizaron sin mayores riesgos. 

A pesar de las dificultades a las que se tuvieron que enfrentar estos pilotos, trabajar en zonas de conflicto como los es Afganistán fue una experiencia enriquecedora para ellos. Conocer nuevas culturas, vivir nuevos entornos, y trabajar en ambientes extremos les ayudó a ser resilientes y valorar más las pequeñas cosas de la vida. Tuvieron una experiencia tanto humana como profesional que les permitió crecer como personas, convirtiéndose en una experiencia maravillosa y de mucha enseñanza para sus vidas.