Después de muchos meses Ángela López y su esposo tomaron la decisión de tener un bebé. En febrero de 2020 por fin recibieron el resultado positivo que anunciaba la “buena nueva” sobre la llegada de un nuevo integrante a la familia. Pese al inicio de la pandemia, todo marchaba en orden. Sin embargo, Ángela recibió una noticia preocupante en uno de los chequeos del primer semestre: su embarazo se había convertido en uno de alto riesgo. Los médicos encontraron un mioma, es decir, un tumor que se desarrollaba en la pared del útero. Por eso, a Ángela le realizarían una cesárea e, incluso, tendría que ser internada muchas semanas antes de su parte en la clínica.
Además, como un factor agravante a la situación, la emergencia sanitaria fue declarada en este momento por el tema de la pandemia. Los hospitales comenzaron a llenarse de pacientes Covid y el miedo al contagio se hizo cada vez más fuerte, especialmente por el riesgo que su embarazo representaba. Para ella, el mayor miedo era “pensar en estar en una clínica y que llegara alguien que pudiera contagiarme”. Lorena Obando, por otro lado, quedó embarazada en julio de 2020. En su caso, el primer sentimiento que pasó por su mente fue temor: “tanto ver noticias asusta y pensar que tenía que ir a una clínica y visitar médicos que se encuentran siempre en la primera línea de contaminación me daba mucho miedo”. Incluso tener visitas a los laboratorios para asistir a los chequeos mensuales era una constante preocupación.
Se refuerzan los protocolos de bioseguridad en hospitales y en clínicas
En consecuencia, los hospitales y las clínicas reforzaron los protocolos de bioseguridad para asegurar que las mujeres que llegaran en estado de embarazo pudieran dar a luz, reduciendo al máximo el riesgo de resultar contagiadas. En el caso de López, uno de los cuidados tuvo que ver con el tiempo que permaneció hospitalizada. Debido a que estuvo en una habitación compartida durante 22 días previos al parto, explica que el personal siempre tuvo la precaución de “meter en el cuarto a una mamita que ya hubiera dado a luz, o personas muy sanas, que no tuvieran ninguna gripe o que ya les hubieran hecho la prueba, para mantenerme a salvo”. Añade que sus controles siempre fueron muy puntuales. Debido al mioma que le hallaron, “primero fueron quincenales y después me los colocaron semanales, me hacían ecografías y revisiones generales”, describe.
Yarima Bayona, ginecóloga obstetra con magíster en Salud Sexual y Reproductiva, que actualmente trabaja en el Magisterio ToliHuila Federico Lleras, señala que, para evitar el contagio de las embarazadas, en esta clínica se extremaron las medidas de asepsia. Especialmente cuando se tiene en cuenta que, durante el parto, “la expulsión de gases y secreciones orales por la paciente aumenta”, añade que “la madre debe permanecer con tapabocas, el personal de asistencia; médicos, enfermeras; debe tener vestido quirúrgico, tapabocas N95 y la careta, además de guantes quirúrgicos, polainas y demás”.
No obstante, pese a todas las medidas y protocolos, la preocupación por el virus sigue siendo uno de los factores que más ha marcado el embarazo de Lorena Obando. Tener que permanecer alejada de su familia y amigos durante este periodo ha sido uno de los retos más difíciles que ha tenido que afrontar para mantenerse a sí misma y a su bebé sana. El tercer pico de la pandemia y el porcentaje de ocupación de las Unidades de Cuidados Intensivos amenaza la tranquilidad de las mujeres en estado de gestación. Obando lo describe diciendo que “ahora que se acerca la fecha del parto, veo que Santa Marta tiene una ocupación UCI del 90%, me preocupa necesitar una cama y no tener disponibilidad”. Su parto fue programado para el 25 de abril, y aunque el miedo fue grande, la felicidad de recibir a su hija es mayor.
Llevar a término un embarazo cuando se está infectada con el virus
Los partos de las mujeres con resultados de Covid positivo también requieren cuidados especiales. De esta forma, las pacientes son aisladas en un lugar especial para la permanencia postparto. Aunque son separadas de las demás internas, “el bebé puede ser entregado a la madre inmediatamente después del parto para la lactancia común y corriente, con los cuidados del uso de tapabocas y lavado de manos para manipularlos”, detalla la doctora Yarima Bayona. La profesional de la salud destaca que por ahora no hay estadísticas que demuestren si en efecto los partos durante la pandemia han aumentado o disminuido, pero se cree que se ha presentado un comportamiento en el número de partos, normal. Así, según el Departamento Nacional de Estadística, DANE, durante el 2019 se registraron 638.516 nacimientos en Colombia.
En 2020, el DANE documentó en el Informe de Nacimientos publicado el 26 de marzo de 2021 619.504 nacimientos entre el 1 de enero al 31 de diciembre. La Organización Mundial de la Salud (OMS) también advirtió la importancia de mantener a los bebés junto a sus madres inmediatamente después del parto. Esto es especialmente importante para los nacimientos prematuros o que tengan bajo peso. Según esta organización, mantener a madres e hijos juntos después del parto “podría salvar hasta 125.000 vidas”. Así, aunque las dinámicas para dar a luz hayan cambiado y pese a que han surgido nuevos cuidados y preocupaciones, para las mujeres que planearon llevar a término un embarazo, dar a luz, incluso durante la pandemia, significa un momento especial. La expectativa de conocer a sus bebés, después de nueve meses de espera, termina por sobrepasar cualquier miedo que antes pudieron tener.