Relatos de violencia intrafamiliar que reflejan que somos más violentos en periodos de confinamiento

Lunes, 18 Mayo 2020 14:27
Escrito por Jess Angulo

En Colombia siempre se habla de la violencia ocasionada por la guerra, pero la violencia intrafamiliar y las pequeñas riñas son las que en realidad generan más víctimas, según la psicóloga Mónica Ceballos. En estos dos últimos meses, las cifras de llamadas por violencia intrafamiliar a las líneas de emergencia son realmente alarmantes y esta contingencia de salud pública nos muestran los vacíos en las prácticas de convivencia familiar que tienen los colombianos. En el siguiente artículo, analizaremos con ayuda de expertos el trasfondo psicológico detrás de los relatos de víctimas de la violencia intrafamiliar.

||||||| ||||||| Infografías de Jessica Anguo|||||||
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Para entender la magnitud de lo que está sucediendo, el séptimo boletín del Observatorio Colombiano de las Mujeres, nos muestra como en un lapso de 44 días del 2020, bajo el aislamiento preventivo por Coronavirus, el número de llamadas a la línea 155 reportados por casos de violencia intrafamiliar creció en 2.790 llamadas, lo que representa un incremento del 175% a comparación con el año 2019. 

No hay olvidar que, la violencia intrafamiliar no es meramente el maltrato físico y no va dirigida a un género en específico. Esto es lo que el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses nos dice: 'Existen diversos tipos de violencia: La violencia física, entendida como el acto de infringir daño o dolor; la violencia psicológica produciendo desvalorizaciones y humillaciones a través de amenazas, insultos, coacciones, control, ridiculización y menosprecio; la violencia sexual, entendida como cualquier contacto sexual sin consentimiento; la violencia económica a través de acciones de explotación económica o control de recursos; y negligencia por omisión de acciones de cuidado sea voluntaria o involuntariamente. Este tipo de violencia se puede manifestar entre diferentes integrantes de la familia, de padres a hijos/as, entre hermanos/as, de hijos/as hacia padres o hacia población adulta mayor integrante de la familia".

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La experta en seguridad y salud en el trabajo y psicóloga del Instituto Colombiano del Bienestar Familiar, Carolina Ortegón nos amplía un poco los factores psicológicos que existen en el estallido de las prácticas violentas durante el encierro que están viviendo las familias, y nos habla de los retos que tenemos ahora que estamos en una convivencia permanente con padres, hermanos, hijos, abuelos y hasta mascotas. Ahora, no solo debemos concentrar todas nuestras energías en nuestro trabajo y estudio en casa, sino que también debemos estar preparados para convivir y aceptar el temperamento del otro. Sobrellevar al tiempo una carga emocional que cada quien lleva de forma diferente, ya que todos afrontamos esta crisis de distintas maneras.

La naturalización de la violencia es el factor más determinante en el aumento de estos casos, además de que todos están conviviendo las 24 horas con sus seres queridos. Ortegón explica que, en Colombia hay familias en donde la violencia es algo que vienen desde antes de la cuarentena, por lo que hay bastantes mujeres y niños que conviven con sus agresores, pero se resignaron a denunciar debido a la dependencia física, económica y emocional. Sumando al hecho que, en la mayoría de los casos este tipo de víctimas no pueden avisar a las autoridades competentes, no pueden hacer llamadas de auxilio, no pueden movilizarse a un lugar más seguro y dependen económicamente de esta persona que les hace daño.  

Así que, en efecto, esta situación de encierro hace que aumenten los casos de violencia intrafamiliar y muchas veces ya es muy tarde para las víctimas cuando las autoridades toman acción.

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En Colombia las líneas de atención de emergencia nos hablan de cuatro pilares que se repiten en la mayoría de los casos registrados de violencia domestica: la cultura machista, la estigmatización de los roles, la violencia económica y sobre todo la baja autoestima que hace que nos volvamos dependientes de nuestros agresores. Nos volvemos dependientes de padres abusivos y maltratadores que nos echan todo el tiempo las cosas en cara, nos volvemos dependiente de parejas manipuladoras, nos volvemos dependiente económicamente y aceptamos todo tipos de violencia de cualquier persona con la cual generemos algún tipo de vínculo afectivo, dice Ortegón. 

Mi pareja me amenazó por no tener empleo

Ahora más que nunca estamos conectados con nuestros miedos más profundos, más básicos, los miedos más primitivos y esto se debe a la predominancia del centro neuronal instintivo en nuestras acciones, dice la psicóloga experta en educación infantil y trabajadora de la Línea purpura, Mónica Ceballos, quien nos explicará el componente psicológico de la violencia en estos tiempos de cuarentena.

El primer relato de violencia intrafamiliar del que hablaremos denuncia violencia económica y emocional. Andrés, víctima de abusos por parte de su pareja nos cuenta que durante el aislamiento preventivo no ha logrado ponerse de acuerdo con ella, con quien lleva viviendo más de 4 años juntos. Ahora, están pasando por una crisis económica y afirma que ella es una persona totalmente diferente. 

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No es extraña la tendencia a usar la fuerza hacia nuestros seres queridos en tiempos de crisis, en este momento muchos podemos ver amenazada nuestras necesidades más básicas. Ceballos explica que, en nuestro centro instintivo (amígdala) se recoge todas estas emociones que nos llevan a la supervivencia. Atacar, huir y defenderse, son estas acciones que controla este centro y las cuales provocan situaciones de conflicto, y es ahí donde aumenta la violencia intrafamiliar. Este centro instintivo también es el responsable de la reproducción y la alimentación, por lo que las relaciones de pareja vienen siendo parte de esta parte instintiva del ser humano. 

Soy una extraña en mi casa y no puedo llegar a acuerdos con mis hijos

Alison es la protagonista del segundo relato de violencia intrafamiliar. Ella es una madre de familia que ha expresado que la violencia en su casa a aumentado en estos últimos días en los que ha estado encerrada con su familia debido al coronavirus. Ella tiene un adolescente que se encuentra cursando décimo grado, con el cual ha sido muy difícil la convivencia. Cuenta que a la hora de dirigirse hacia él, ha ocasionado que el ambiente en la casa se torne muy tenso y conflictivo. Afortunadamente, sus vecinos se han encargado de llamar a las autoridades, cuando escuchan gritos, groserías, que se rompen y tiran cosas en la casa. Ella teme a la violencia pasé algún día a mayores, pero no sabe cómo hacer que la convivencia mejore.  

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Para poder lograr esta unión y cooperación debemos respetar unos acuerdos mínimos y solo podemos llegar a establecer esas normas usando nuestro centro cognitivo el cual está ubicado en la neocorteza cerebral, la cual se desarrolla de los 10 a los 30 años. Lamentablemente, cuando estamos funcionando desde el centro instintivo, tanto nuestro centro relacional y nuestro centro cognitivo se desconectan, básicamente lo que se debe hacer para evitar esos círculos de violencia es volver a reactivar esa parte mamífera y cognitiva, dice Ceballos.

Me estoy quedando sorda y mi familia no me tiene paciencia  

Otro grupo de la población que se ha visto afectado por la violencia intrafamiliar son los adultos mayores, quienes por sus limitadas capacidades físicas son vistos por muchos de sus familiares como una carga. Los adultos mayores además de ser bastantes vulnerables a las enfermedades, muchos tienen que lidiar con ambientes familiares hostiles. Ortegón, en su entrevista, nos habla de la importancia de la sensibilidad y la empatía con nuestros familiares, enfatizando en los niños y en los ancianos a quienes hay que tenerles particular paciencia, entendiendo que con ellos hay que emplear prácticas de comunicación distintas.

El último relato es el de una víctima de abuso emocional y verbal la cual estaba pasando la cuarentena con su nieta, pero tuvieron una fuerte pelea que ocasionó que su nieta se fuera de la casa dejándola totalmente sola en una gran casa. Esta abuela tiene 74 años y sufre de múltiples enfermedades. Ahora debe lidiar sola con las actividades del hogar, sin contar con ningún tipo de apoyo.  Los seres humanos somos vulnerables y si estamos juntos podemos cuidarnos unos a otros, dice Ceballos. 

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Ceballos nos explica donde se ubican las emociones y nuestro centro relacional, lo que hace que podamos respetar los acuerdos del clan por sobrevivencia, este centro relacional se encuentra nuestro hemisferio mamífero. El ejemplo que usa es el de las manadas de lobos, las cuales tienen un tipo de organización específica para protegerse y garantizar la supervivencia de todos sus miembros. En la parte de adelante van siempre los lobos viejos, los lobos enfermos, las lobas que están en gestación y los lobeznos, después van los lobos fuertes y al final van los lobos más rápidos, estos no van adelante porque los dejan a todos botados. Sin embargo, alguno de los lobos trata de romper esa estructura la manada inmediatamente lo reprime, porque esa organización les ha permitido sobrevivir por mucho tiempo.

Líneas de atención por una convivencia en paz

En este momento, mientras pasamos esta cuarentena lo más importante es generar un ambiente de paz y seguridad en nuestros hogares. Claramente, la convivencia en casa durante esta época de crisis será todo un reto. Si hay violencia esto será mucho más difícil. Por ese motivo, hay que saber adaptarnos, tener resiliencia y, sobre todo, respetarnos y evitando cualquier tipo de maltrato. Existen miles de maneras de reducir el estrés. Por tanto, las instituciones de salud y las líneas de atención de emergencias tienen a su disposición cientos de psicólogos expertos en el manejo de conflictos y en la salud emocional.  

Algunas líneas de atención en las que pueden encontrar apoyo y ayuda son la línea 155 o línea púrpura de atención a mujeres, la línea 141 o línea de protección a niños, niñas y adolescentes, la línea 106 y, finalmente, la línea de emergencias 123.